Pong¨¢monos de acuerdo
El problema consiste en que muchos espa?oles piensan que fue la Rep¨²blica quien dio un golpe de Estado contra s¨ª misma
Napole¨®n Bonaparte ten¨ªa sus man¨ªas. Odiaba, por ejemplo, las jud¨ªas. Y a los jud¨ªos. Pero, salvo en lo que se refiere a las jud¨ªas verdes, era un pragm¨¢tico. A ¨¦l le interesaba la gloria personal. Lo dem¨¢s era negociable. Los buenos pragm¨¢ticos suelen manejarse con soltura en el ¨¢mbito del cinismo y Bonaparte era en eso un maestro. Dijo una de esas frases imp¨²dicas y a la vez certeras que alguien ten¨ªa que decir un d¨ªa u otro: ¡°La historia es un conjunto de mentiras sobre las cuales se est¨¢ de acuerdo¡±.
Ignacio Camu?as afirm¨® el otro d¨ªa que no hubo un golpe de Estado en 1936 y que la Rep¨²blica fue responsable de la Guerra Civil. Camu?as aprob¨® oposiciones de joven, fue ministro y ha trabajado durante a?os en eso que llamamos ¡°industria cultural¡±. Seguramente no es tonto. Tuve una conversaci¨®n con ¨¦l hace m¨¢s de 40 a?os y me lo pareci¨® (la misma sensaci¨®n experiment¨¦ al conocer a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, antes de las primarias que le llevaron a la secretar¨ªa general del PSOE), pero pudo tratarse de un error de apreciaci¨®n debido al contexto.
En aquel tiempo a Camu?as se le conoc¨ªa como Nacho de Noche y, al margen de sus responsabilidades gubernamentales, que ni entonces ni con la perspectiva del presente merecen especial menci¨®n, ejerc¨ªa de animador cultural en discotecas y asuntos de destape. Mejor no explicar con detalle aquello del destape. Digamos que era un ¡°mix¡± de pol¨ªtica y tetas muy valorado porque Espa?a emerg¨ªa de una dictadura en la que ni la pol¨ªtica ni las tetas pod¨ªan hacerse p¨²blicas.
A lo que ¨ªbamos. Cualquier persona sin da?os cerebrales graves puede comprobar, porque los documentos son p¨²blicos (a diferencia de los que podr¨ªan explicarnos los intr¨ªngulis de la transici¨®n a la democracia), que en 1936 hubo un golpe de Estado militar. Tambi¨¦n se puede comprobar que la II Rep¨²blica fue un periodo tormentoso, que las izquierdas sobrellevaron muy mal la victoria de las derechas en 1933 (v¨¦ase la insurrecci¨®n de 1934) y que en uno y otro lado flameaban discursos totalitarios.
En cualquier caso, el golpe de Estado, militar y cleric¨®n, fr¨ªamente planeado y con ansias de exterminio, fue.
El problema no es que Ignacio Camu?as diga lo que dice. El problema consiste en que muchos espa?oles piensan (utilizo el verbo ¡°pensar¡± porque el calorazo me pone generoso) eso mismo. Que fue la Rep¨²blica la que dio un golpe de Estado contra s¨ª misma, o algo as¨ª. Supongo que esos espa?oles tambi¨¦n piensan (reitero mis excusas) que la II Guerra Mundial fue culpa de los polacos.
A estas alturas, parece que no conseguimos ponernos de acuerdo en torno a unos cuantos hechos palmarios de nuestra historia. Bueno. ?Y si prob¨¢ramos la f¨®rmula napole¨®nica? ?Y si invent¨¢ramos unas cuantas mentiras aceptables para todos? ?Y si convini¨¦ramos en que el golpe de Estado de 1936 lo organizaron los finlandeses? Neguemos la evidencia si hace falta. Inventemos lo que sea, pero pactemos un pasado com¨²n. Convengamos en algo de una pu?etera vez. Lo de las dos Espa?as, la real y la irreal, da ya mucha fatiga. Y no creo que a los finlandeses, a los que ruego disculpas por mi modesta proposici¨®n, les importe demasiado.
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