Vulnerables con empleo
Se puede conseguir trabajo y ser pobre, e incluso trabajar y ser muy pobre
Todav¨ªa se escucha, generalmente en boca de representantes de la oposici¨®n, el t¨®pico de que la mejor pol¨ªtica econ¨®mica es la creaci¨®n de empleo. Ya no es exactamente as¨ª, debido a la cada vez menor calidad de muchos puestos de trabajo que suscitan conceptos como precariedad, devaluaci¨®n salarial, desigualdad, menor protecci¨®n social, etc¨¦tera. Un d¨ªa habr¨¢ que hacer una estimaci¨®n de la responsabilidad que en ello han tenido las sucesivas reformas laborales. Lamentablemente no todos los puestos de trabajo sirven para salir de la pobreza, ni siquiera de la pobreza extrema.
Los salarios deben servir para obtener los recursos necesarios que satisfagan las necesidades b¨¢sicas de los asalariados y sus familias, pero en muchos casos ello no se cumple: en Espa?a, si consideramos la pobreza extrema (un grado m¨¢s intenso de la pobreza media), el 27,5% de los que tienen trabajo pertenecen a estas categor¨ªas.
En el mercado de trabajo nos alejamos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas, que contemplan que el ¡°trabajo decente¡± debe favorecer la integraci¨®n social, aportar un ingreso justo, seguridad y protecci¨®n social para las familias. Un estudio realizado por la Red Europea contra la Pobreza y la Exclusi¨®n Social (El mapa de la pobreza severa en Espa?a. El paisaje del abandono) concluye que ¡°ninguna de estas condiciones se cumple para el caso de las personas que trabajan y se mantienen en la pobreza severa¡±. Pobres severos son aquellos que resisten con menos de 281 euros al mes en caso de que vivan en el seno de una familia y con menos de 535 euros al mes si viven solos. En el a?o 2020, el 9,5% de la poblaci¨®n total (unos 4,5 millones de personas) pertenece al segmento de la pobreza extrema.
Se dice que la pandemia ha fulminado el progreso de d¨¦cadas en la lucha contra la pobreza extrema. Al menos en lo que se refiere a Espa?a ello no es cierto, pues la situaci¨®n ya era insostenible previamente, en 2019 y en 2008, cuando comenz¨® la Gran Recesi¨®n. La gran diferencia est¨¢ en las pol¨ªticas sociales que se est¨¢n aplicando ahora, in¨¦ditas en la etapa de la austeridad expansiva. Las pol¨ªticas p¨²blicas paliativas ¡ªel denominado ¡°escudo social¡±¡ª, cuyo objeto es recoger a los que se quedan por el camino, contemplan medidas como el ingreso m¨ªnimo vital, los Expedientes de Regulaci¨®n Temporal de Empleo, la garant¨ªa en el suministro de energ¨ªa el¨¦ctrica, gas natural y agua para los m¨¢s vulnerables, la suspensi¨®n de los procesos de desahucios, la pr¨®rroga extraordinaria de los contratos de arrendamiento de la vivienda habitual, etc¨¦tera. La red contra la pobreza y la exclusi¨®n pone algunas pegas a tal ¡°escudo¡±: en general, el sistema actual de rentas m¨ªnimas es complejo, con escasa cobertura e insuficiente cuant¨ªa para proporcionar a las personas en pobreza severa un nivel de ingresos que permita cubrir sus necesidades.
En conclusi¨®n, una de las causas m¨¢s importantes de la vulnerabilidad es estar en paro, pero otra es no disponer de un ¡°trabajo decente¡±. Se extiende una tendencia generalizada, que afecta sobre todo a los j¨®venes (¡°la pobreza severa es cosa de j¨®venes¡±) y que reduce el car¨¢cter protector del trabajo contra la pobreza, basado en la ¡°equ¨ªvoca y machaconamente repetida idea de que lo importante es la creaci¨®n de empleo¡±: se puede conseguir un trabajo y ser pobre, e incluso trabajar y ser muy pobre.
El informe en cuesti¨®n es muy oportuno para sustituir los estereotipos y los prejuicios por la realidad. Por ejemplo, la identificaci¨®n de la pobreza extrema con un determinado grupo social asociado a la emigraci¨®n, el sinhogarismo, la falta de estudios, etc¨¦tera, olvidando hechos tangibles como que m¨¢s del 70% de los pobres severos son espa?oles, muchos tienen un nivel educativo medio e incluso alto, y muchos, tambi¨¦n, disponen de vivienda. Los pobres severos son, en general, personas que han realizado aquellas acciones que la sociedad exige para tener una vida digna y adecuada a los est¨¢ndares sociales, y no les ha funcionado.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.