Trabajo en Espa?a: temporal, precario, escaso
El mercado laboral sufre una elevada tasa de paro, una gran temporalidad y continuos vaivenes con las crisis. El reto est¨¢ en reducir la precariedad, apostar por la formaci¨®n e individualizar la atenci¨®n a los parados para que logren trabajo
Espa?a lleva d¨¦cadas con una asignatura pendiente: el empleo. La sociedad est¨¢ marcada por una elevada tasa de paro, un llamativo 17% de media desde 1980. Y, aunque a comienzos de a?o el dato estaba algo por debajo, con el tsunami econ¨®mico causado por la pandemia pocos dudan de que volver¨¢ a crecer. Otros datos del mercado laboral tambi¨¦n preocupan, como el gran protagonismo del trabajo temporal, que raramente ha bajado por debajo del 25% del total ¡ªy cuando lo ha hecho, ha sido porque se ha destruido este tipo de empleo¡ª.
Una de las se?as de identidad del mercado laboral espa?ol en las ¨²ltimas d¨¦cadas es su sobrerreacci¨®n a las fases de crisis y de crecimiento: Espa?a es uno de los pa¨ªses desarrollados que m¨¢s trabajos destruyen cuando hay crisis (m¨¢s de 4,7 millones de empleos durante la crisis financiera) y que m¨¢s crean cuando hay crecimiento (casi cuatro millones en los cinco a?os posteriores, entre 2015 y 2019).
La soluci¨®n para este panorama a la que se ha intentado acudir una vez tras otra es a la reforma laboral o, dicho de otra forma, al cambio en el Estatuto de los Trabajadores. Un estudio para la Fundaci¨®n 1? de Mayo de hace ocho a?os, firmado por el economista Manuel Lago ¡ªahora asesor en el Ministerio de Trabajo¡ª contaba 52 reformas realizadas. De diferente intensidad, claro, aunque pocas como la de 2012, que todav¨ªa polariza la discusi¨®n pol¨ªtica y socioecon¨®mica, y cuyo cambio completo, por fases, est¨¢ en la agenda pr¨®xima del Gobierno.
A medio plazo, entre las tareas que se ha puesto el Ejecutivo est¨¢ la redacci¨®n de un nuevo estatuto del siglo XXI para responder al reto de la revoluci¨®n tecnol¨®gica. Porque, mientras los viejos males del mercado laboral siguen sin resolverse, aparecen nuevos retos: por un lado, los que va a traer la pandemia, que son parecidos a los que se han vivido en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas y, por otro, lo que vienen con la robotizaci¨®n, la inteligencia artificial o el Internet de las cosas.
1. Poco empleo y alto paro
El dato choca: entre 1985 y 2020 el tama?o del mercado laboral espa?ol casi se ha duplicado, pasando de menos de 11 millones de empleos a casi 20 millones, seg¨²n el INE, con la incorporaci¨®n de las mujeres y la llegada masiva de inmigrantes, especialmente en los a?os de la burbuja inmobiliaria. Pero, como explica el catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona Josep Oliver, la crecida ha sido insuficiente. Las tasas de empleo ¡ªel porcentaje de gente que tiene un trabajo entre la poblaci¨®n total de 15 a 64 a?os¡ª, comparadas con las del resto de Europa, casi siempre quedan por detr¨¢s: al acabar el a?o pasado rozaban el 64%, en el conjunto de la UE se tocaba el 69% y en pa¨ªses como Alemania se llegaba al 77%.
2. Trabajo de poca calidad
Los indicadores de precariedad en Espa?a suelen ser muy altos y destacan respecto a otros pa¨ªses. La tasa de empleo a tiempo parcial no deseado llega al 8,3% y duplica la del resto de socios comunitarios, pero la temporalidad es clave a la hora de hablar de empleo precario.
Los contratos eventuales llegaron a Espa?a en la primera gran reforma del Estatuto de los Trabajadores, en 1984, para afrontar la crisis del petr¨®leo. La temporalidad sirvi¨® para crear empleo entonces, pero gener¨® una brecha contra la que todav¨ªa se pelea: la que hay entre los trabajadores fijos y los temporales, la llamada dualidad. La temporalidad ha acabado funcionando como v¨ªa r¨¢pida de ajuste a los vaivenes econ¨®micos. El precio lo suelen pagar los m¨¢s j¨®venes.
El diagn¨®stico est¨¢ claro. No tanto las soluciones. Para Carlos Mart¨ªn, director del Gabinete Econ¨®mico de Comisiones Obreras, la soluci¨®n pasa por dejar atr¨¢s un modelo hiperflexible que ni siquiera ha conducido al ¡°pleno empleo precario¡±. Este economista aboga por ir eliminando tipos de contratos temporales para que las empresas recurran m¨¢s al indefinido. Y propone que, cuando sean necesarios ajustes, estos se hagan a trav¨¦s de la negociaci¨®n colectiva y la flexibilidad interna (contenci¨®n de sueldos y dividendos), algo similar a lo visto con los expedientes temporales de regulaci¨®n de empleo (ERTE) durante la pandemia.
Otros, como Sara de la Rica, directora de la Fundaci¨®n Iseak, abogan por reducir las diferencias entre los contratos temporales y los indefinidos, lo que suele interpretarse como reducir el coste del despido de un fijo (ahora entre 20 d¨ªas y 33 d¨ªas de salario por a?o trabajado) y la compensaci¨®n por el final de uno temporal (12 d¨ªas por a?o trabajado para los contratos firmados a partir de 2015).
3. Revoluci¨®n tecnol¨®gica
Antes de la crisis que ha provocado la pandemia, el tema que m¨¢s atenci¨®n captaba sobre el mercado laboral era el futuro del trabajo y el impacto de la cuarta revoluci¨®n industrial. Y aunque las consecuencias del coronavirus atraen todos los focos, la semana pasada un informe del Foro de Davos advert¨ªa de que en 2025 ¡°las m¨¢quinas desplazar¨¢n 85 millones de empleos en todo el mundo¡±. Bajando al caso espa?ol, un estudio de 2019 de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico (OCDE) situaba en el 21% los empleos en riesgo de automatizaci¨®n, un 14% en el conjunto de pa¨ªses que integran el club.
Para afrontar ese peligro hacen falta formaci¨®n transversal, capacidad de improvisar y dar soluciones y fomentar el aprendizaje durante toda la vida laboral, se?ala Miguel ?ngel Malo, profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Salamanca dedicado desde hace d¨¦cadas a estudiar el empleo. ¡°Es en eso en lo que flaquean nuestros estudiantes¡±, diagnostica. Florentino Felgueroso, investigador de la Fundaci¨®n de Estudios de Econom¨ªa Aplicada (Fedea), apunta por su parte, bas¨¢ndose en tendencias vistas en Estados Unidos, que aumentar¨¢n los contratos laborales cortos y el trabajo aut¨®nomo. Esta tendencia, opina Felgueroso, requerir¨¢ una nueva regulaci¨®n de la protecci¨®n de los trabajadores. Un ejemplo de nuevas regulaciones posibles es la mochila austriaca, una cuenta en la que empleado y empresario cotizan y en la que se acumulan recursos por si el trabajador pierde su empleo.
4. Modelo productivo
La falta de productividad es uno de los problemas a los que se suele aludir para explicar la fragilidad laboral espa?ola: al ser un empleo poco productivo, no hay muchos incentivos para conservar la mano de obra cuando llegan las crisis. Esta es la tesis que defiende el catedr¨¢tico de Econom¨ªa Josep Oliver, quien destaca la falta de apuesta pol¨ªtica para impulsar sectores que generen trabajo m¨¢s productivo y robusto frente a otros que se han revelado m¨¢s fr¨¢giles (construcci¨®n, hosteler¨ªa).
Las causas de esta situaci¨®n est¨¢n para unos en las normas laborales, que acaban por incentivar la baja productividad y la escasa formaci¨®n de los trabajadores y por generar empleo d¨¦bil por la v¨ªa de la temporalidad. Ese es uno de los puntos que se?ala De la Rica, de la Fundaci¨®n Iseak, quien a?ade el peque?o tama?o de las empresas o la escasa inversi¨®n en I+D. ¡°Si tocas la legislaci¨®n, solo tocas las superficies¡±, a?ade Oliver, ¡°hay que entrar en las bases que llevan a un empresario a despedir sin temor a perder capital humano [mano de obra cualificada]¡±. Y eso pasa, en opini¨®n de Nuria Rodr¨ªguez-Planas, catedr¨¢tica de Queens College de la City University of New York, por una apuesta decidida desde las pol¨ªticas p¨²blicas por sectores m¨¢s productivos y con un futuro m¨¢s estable: tecnolog¨ªas, salud/farmacia, medioambiente.
5. Pol¨ªticas de empleo
La poca eficacia de los servicios p¨²blicos de empleo a la hora de ayudar a los parados a volver al mercado laboral ¡ªdetectando sus carencias o ofreciendo simple intermediaci¨®n¡ª es casi un lugar com¨²n. Solo entre el 2% y el 3% de las colocaciones se hacen a trav¨¦s de las oficinas p¨²blicas. As¨ª lo se?al¨® hace un a?o la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), un organismo p¨²blico que vela por la sostenibilidad de las cuentas p¨²blicas. En un informe de hace un a?o, apuntaba que la divisi¨®n de funciones entre la Administraci¨®n central, que paga las prestaciones y los subsidios, y las autonom¨ªas encargadas de las pol¨ªticas activas (formaci¨®n, asesoramiento, intermediaci¨®n), no ayuda. Y reclamaba una reforma profunda de estos servicios. El Ministerio de Trabajo se propone abordar este punto en las pr¨®ximas semanas. Pretende individualizar la atenci¨®n a los desempleados y el primer paso ha sido aumentar un 35% el importe para estas pol¨ªticas en los presupuestos de 2021.
Es el primer paso, apunta Malo, de la Universidad de Salamanca, para despu¨¦s decidir c¨®mo se asigna el dinero p¨²blico. Nuria Rodr¨ªguez-Planas, catedr¨¢tica de la City University of New York, reclama adem¨¢s m¨¢s inversi¨®n en pol¨ªticas activas. Cuando se observa el gasto de Espa?a comparado con otros pa¨ªses en pol¨ªticas de empleo, no es que se gaste poco, pero s¨ª se concluye que la mayor parte del dinero va a la protecci¨®n (prestaciones) y menos de la mitad a la recolocaci¨®n.
Conclusiones
1
Espa?a arrastra desde hace d¨¦cada un mercado laboral que genera mucho empleo precario, lo que afecta especialmente a j¨®venes y mujeres.
2
La precariedad tiene su base en la legislaci¨®n, pero el modelo productivo tambi¨¦n juega un papel decisivo.
3
Los servicios p¨²blicos de empleo son poco eficaces para ayudar a los parados a encontrar empleo y faltan evaluaciones sobre su funcionamiento.
4
El riesgo de automatizaci¨®n de puestos de trabajo en Espa?a es m¨¢s alto que en otros pa¨ªses europeos.
Recomendaciones
1 Reducir la precariedad del mercado laboral
Disminuir la variedad de contratos temporales, fortalecer la relaci¨®n entre cada contrato temporal y la causa por la que se firma ese contrato y equilibrar la protecci¨®n entre fijos y temporales.
2 Flexibilidad interna
En ¨¦pocas de crisis, apostar por la contenci¨®n de sueldos y dividendos y por la negociaci¨®n colectiva. En ¨¦pocas de crisis se debe ir hacia una flexibilidad interna a trav¨¦s de la negociaci¨®n colectiva.
3 M¨¢s y mejor formaci¨®n
Ayudar a los trabajadores a adaptarse a los cambios tecnol¨®gicos en el mercado laboral.
4 Fijar una regulaci¨®n
Aumentar la protecci¨®n frente a las nuevas formas de empleo que traen los cambios tecnol¨®gicos.
5 Impulsar sectores m¨¢s productivos
Generar empleo de mayor calidad, desincentivando el despido como forma de ajuste.
Inma Cebri¨¢n
Juan Jos¨¦ Dolado
Luz Rodr¨ªguez
David Card
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- Coordinaci¨®n y formato: Alberto Quero y Brenda Valverde
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