Nos merecemos explicaciones
Explicar las soluciones que proponen para cada problema ser¨ªa un excelente ejercicio diario para los pol¨ªticos
Dar explicaciones deber¨ªa ser uno de los materiales b¨¢sicos del trabajo de los pol¨ªticos. Cuanto mejores fueran, m¨¢s posibilidades tendr¨ªan de ganar unas elecciones. Explicar a los ciudadanos qu¨¦ soluciones proponen para cada problema, qu¨¦ argumentos hay detr¨¢s de cada una de sus decisiones y qu¨¦ motivos hay para cada ley o enmienda que votan sus grupos parlamentarios, por ejemplo, ser¨ªa un excelente ejercicio diario para quienes aspiran a dirigir la sociedad. Y si no te gusta dar explicaciones, c¨¢llate, f¨²mate un cigarro y, si puedes, mira al mar, aconsejaba Albert Camus. Pero desde luego no te dediques a la pol¨ªtica.
Sin embargo, cada d¨ªa es m¨¢s dif¨ªcil escuchar explicaciones, ni en los Ayuntamientos, ni en las comunidades ni en los organismos centrales. En mitad del debate sobre la Espa?a vaciada, en el Principado de Asturias, por ejemplo, vecinos de concejos de 1.000 habitantes denuncian que se est¨¢n cerrando sus ambulatorios y ninguno de esos ciudadanos ha recibido, por ahora, la menor respuesta a sus e-mails, cartas y preguntas. Quiz¨¢s haya argumentos razonables para esa medida, pero no hay forma de saberlo porque nadie se cree obligado a comparecer p¨²blicamente y asumir la responsabilidad de defender ante los afectados su decisi¨®n, con razones y datos.
Los economistas se preguntan estos d¨ªas c¨®mo es posible que las estad¨ªsticas oficiales reflejen al mismo tiempo un incremento potente del empleo y una bajada de la productividad. ¡°El buen comportamiento del empleo hace muy dif¨ªcil interpretar los datos del PIB. ?Por qu¨¦ se desacopla?¡±, se preguntaba esta semana en Twitter el economista Jos¨¦ Ignacio Conde-Ruiz. ¡°?No ser¨¢ que las particularidades del actual proceso de reactivaci¨®n est¨¢n generando problemas en la metodolog¨ªa del Instituto Nacional de Estad¨ªstica?¡±, le contestaba el tambi¨¦n profesor de econom¨ªa Santiago Lago-Pe?as en un tuit. Pero que se sepa, nadie del INE que elabora esos datos ha salido hasta ahora a aclarar a qu¨¦ se deben unas cifras tan extra?as y si es cierto que su metodolog¨ªa actual tiene fallos. Nadie ha sentido la necesidad, ni la obligaci¨®n, de dar explicaciones sobre algo que es muy inquietante, porque puede tener p¨¦simos efectos secundarios.
Nadie ha explicado tampoco el aut¨¦ntico desaguisado que se produjo la semana pasada cuando socialistas y populares anunciaron la ¡°nominaci¨®n¡± de Bel¨¦n Cardona y Borja Adsuara para ocupar los puestos de directora y adjunto, respectivamente, de la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos (AEPD), cuando desde el 1 de junio de este a?o el estatuto de esa agencia determina que, para hacer esos nombramientos, primero hay que publicar una convocatoria en el BOE, y despu¨¦s, nombrar una comisi¨®n de evaluaci¨®n que califique a los candidatos que se presenten. La Asociaci¨®n Profesional Espa?ola de Privacidad (APEP) fue la primera en dirigirse al Ministerio de Justicia, ¡°inst¨¢ndole a que active el procedimiento legalmente existente, en observancia del principio de legalidad que debe imperar en un Estado social y democr¨¢tico de derecho¡±. Una vez m¨¢s, silencio, tal vez con la esperanza de que el disparate se arregle entre bambalinas, precisamente sin tener que dar explicaciones.
Ins¨®lito es tambi¨¦n lo que ocurri¨® en la comisi¨®n de nombramientos del Congreso de los Diputados cuando el portavoz socialista, Od¨®n Elorza, enumer¨® todas las razones por las que Enrique Arnaldo no deber¨ªa ser magistrado del Tribunal Constitucional para que, seguidamente, su grupo votara a favor de ese nombramiento. El PSOE retir¨® despu¨¦s a Elorza como portavoz en el pleno, pero sin dar explicaciones. Quiz¨¢s por una expresi¨®n que solo existe en alem¨¢n (Vorauseilender gehorsam), que el historiador Timothy Snyder traduce como ¡°obediencia anticipada¡±, aunque la traducci¨®n, estima la experta Silke-Maria Weineck, no capta toda la sumisi¨®n que implica vorauseilen.
Quiz¨¢s los pol¨ªticos crean que los propios ciudadanos buscan ya por su cuenta las explicaciones a todo aquello que les resulte extra?o o que no comprenden, sin necesidad de recurrir a ellos. Al fin y al cabo, internet est¨¢ lleno de datos. Pero los datos por s¨ª mismos, como dec¨ªa Einstein, no equivalen a conocimiento. Hace falta una explicaci¨®n, eso que los simples mortales suelen dar y exigirse, entre ellos, en su vida cotidiana, simplemente porque saben que se la merecen.
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