No llames, manda un audio: los mileniales ya no hablan por tel¨¦fono por estr¨¦s
En la era del postexto y del consumo fren¨¦tico de informaci¨®n, la comunicaci¨®n asincr¨®nica (o sea, la conversaci¨®n fragmentada) gana terreno. Llamar se percibe como algo casi invasivo
Cada vez que un medio de comunicaci¨®n etiqueta a los mileniales como ¡°generaci¨®n muda¡± por el paulatino abandono de las llamadas de tel¨¦fono en las comunicaciones, la periodista especializada en cultura digital Janira Planes pone los ojos en blanco. ¡°Si en algo se caracteriza esta generaci¨®n es en no callar nunca. Nos comunicamos m¨¢s que en cualquier otro periodo de la historia. Una cosa es no querer llamar por tel¨¦fono, y la otra no expresarse oralmente¡±, apunta la tambi¨¦n directora de comunicaci¨®n de la start-up educativa Wuolah. Planes recuerda que aunque todo indique que los mileniales se llaman menos, el audio es una herramienta m¨¢s que integrada en plataformas de comunicaci¨®n y redes sociales. Incluso para ligar. Ah¨ª est¨¢ el caso de Hinge, una aplicaci¨®n de citas que desde finales de octubre ofrece la posibilidad de enviar notas de audio en las conversaciones privadas de aquellos que hayan conectado previamente para, como explican desde la compa?¨ªa, ¡°ofrecer m¨¢s autenticidad y personalidad a sus perfiles¡±.
Si algo hemos notado en la ¨²ltima d¨¦cada es que la alergia global a las llamadas de tel¨¦fono se ha convertido en una realidad donde la mensajer¨ªa instant¨¢nea ha ganado la partida de las comunicaciones de car¨¢cter personal. El estudio La sociedad digital en Espa?a ya desvel¨® que en 2018 el 96,8% de los espa?oles entre 14 y 24 a?os prefer¨ªa Whats?App como canal para comunicarse con familiares y amigos. Otra investigaci¨®n, realizada en 2018 por la empresa de compraventa de m¨®viles BankMyCell (responsable de esa etiqueta de ¡°generaci¨®n muda¡± que tanto alboroto ha causado en la conversaci¨®n digital), detalla que siete de cada diez mileniales en EE?UU evitan las llamadas y que al 81% le da ansiedad hacerlas o recibirlas. ¡°El tema de las llamadas o no querer contestar va m¨¢s relacionado con la ansiedad social que puede generar el interactuar con alguien sin haberle conocido antes y sin tenerlo delante¡±, sentencia Planes. ?Por qu¨¦ cada vez angustia m¨¢s llamar y hablar a tiempo real, de t¨² a t¨², con los dem¨¢s?
Agon¨ªa por la sincron¨ªa en la multitarea
Aunque sigue habiendo ganas de comunicarse, s¨ª que se dispara la voluntad de espaciar las conversaciones. ¡°Todos estamos haciendo mil cosas a la vez. Detenernos, parar todo para atender una llamada resulta cada vez m¨¢s complicado. Podemos enviar un audio mientras esperamos la cola en el supermercado y escuchar su respuesta cuando ya hemos cargado la compra en el coche. Esta flexibilidad es muy valorada¡±, apunta la profesora del Departamento de Lengua en la Facultad de Comunicaci¨®n de la Universidad de Valladolid Cristina Vela.
Sin un protocolo claro frente a c¨®mo usar los audios cuando el receptor no es del c¨ªrculo de confianza personal ¡ªen entornos profesionales existe una regla no escrita que aconseja siempre recurrir primero al correo electr¨®nico como v¨ªa menos intrusiva y respetuosa con el tiempo del receptor¡ª, si ahora nos contestamos unos a otros a destiempo, con audios en los que controlamos qu¨¦ decimos, cu¨¢ndo lo enviamos y en qu¨¦ momento escuchamos la respuesta, es porque el estr¨¦s anula la voluntad de interactuar con los dem¨¢s. As¨ª lo defiende el reciente estudio que public¨® a finales de octubre el equipo de la doctora en Psicolog¨ªa y catedr¨¢tica de Dartmouth Meghan L. Meyer, que se infiltr¨®, durante dos meses, en los micr¨®fonos de los m¨®viles de los sujetos analizados para relacionar la cantidad de conversaci¨®n diaria telef¨®nica con sus niveles de estr¨¦s. Los resultados encajaron con los hallazgos de ¡°evitaci¨®n social inducida por estr¨¦s¡± que ya hab¨ªan probado previamente en ratones. Si inducir estr¨¦s en un roedor disminuye su interacci¨®n social al d¨ªa siguiente, en los humanos y participantes de la investigaci¨®n pasaba igual: ¡°Un mayor estr¨¦s en un d¨ªa predijo una menor interacci¨®n social al d¨ªa siguiente¡±, sentencia la investigaci¨®n. Se les quitaban, directamente, las ganas de hablar por tel¨¦fono con los dem¨¢s.
Vela, que tambi¨¦n es analista e investigadora del discurso digital, lamenta que ese estr¨¦s que ahora nos hace priorizar la comunicaci¨®n asincr¨®nica pueda restar horizontalidad a la charla a tiempo real (¡°los audios ofrecen m¨¢s ventajas al emisor que al receptor¡±) y lamenta que por el camino de estos clips de idas y venidas a nuestro antojo ¡°se pierda la aut¨¦ntica conversaci¨®n, esa en la que estamos mutuamente disponibles, en la que cooperamos con nuestro interlocutor¡±.
Hacia una voz irreal en la era del postexto
En una sociedad que ha normalizado el consumo fragmentado de la informaci¨®n saltando de enlace a tuit, de noticia a meme y a publicaci¨®n de Instagram mediante movimientos repetitivos y casi imperceptibles, es decir, cuando nuestros paseos digitales y consumo de internet son cada vez menos lineales, cobra sentido que nuestra propia voz tambi¨¦n se fragmente y apueste por esa no linealidad, por ese descuadre con el que operamos en la Red. Ahora que los analistas hablan de la ¡°era del postexto¡± por los cambios de consumo informativo derivados de la acelerada integraci¨®n del audio y el v¨ªdeo en nuestras vidas en la ¨²ltima d¨¦cada ¡ªdin¨¢micas que han arrinconado al texto puro y duro en el consumo digital¡ª no deber¨ªa sorprendernos, tampoco, que se normalice la aceleraci¨®n de nuestras voces por audios de WhatsApp. La voz humana, tal y como la entend¨ªamos, tambi¨¦n est¨¢ llamada a transformarse en este consumo fragmentado y postextual. Lo analizaba recientemente la analista de cultura visual Lauren Collee en el ensayo Real Talk (hablando claro) en la revista Real Life, donde exploraba por qu¨¦ se esconde o se altera la voz tal y como la entendemos en los v¨ªdeos de TikTok, la red social predilecta de la generaci¨®n Z. A diferencia de la anterior remesa de creadores de contenidos en v¨ªdeo que se estilaban en plataformas como Vine o Periscope, que s¨ª apostaban por hablar y dejaban escuchar su voz natural a los seguidores para trasnsmitir empat¨ªa y calidez, en TikTok es relativamente com¨²n que las influencers que mueven el mercado y con mayor n¨²mero de seguidores, como Charli d¡¯Amelio (128,5 millones de seguidores), Addison Rae (85,6 millones) o la nueva estrella emergente Loren Gray (54,2 millones), nunca hablen con su voz humana a sus seguidores y opten, en su mayor¨ªa, por el mimo, por sincronizaci¨®n labial, moviendo los labios mientras bailan o por sonidos rob¨®ticos que leen mec¨¢nicamente los textos que aparecen sobreimpresionados en los clips de esa red social. En su texto, Collee especula con que esta alteraci¨®n vocal est¨¦ relacionada con la idea de que la voz es la marca de nuestra singularidad humana frente a lo digital y que posiblemente esa alteraci¨®n de esos referentes ¡°constituye un peque?o intento de retener algo del ¡®yo puro¡¯, o el alma, un n¨²cleo ¡®incorrupto¡¯ por la mediaci¨®n tecnol¨®gica¡±. La voz humana vista aqu¨ª como la ¨²ltima frontera de nuestra intimidad, el ¨²ltimo resquicio personal en un mundo que reclama expresarnos y ser vistos sin parar. Tambi¨¦n en ese audio que acabar¨¢ siendo acelerado en nuestro ¨²ltimo chat dejado en visto de WhatsApp.
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