Catherine Belton: ¡°Abram¨®vich es un subordinado de Putin y su hombre en Occidente¡±
La excorresponsal del ¡®Financial Times¡¯ en Mosc¨² ha escrito el libro definitivo sobre el ascenso de Putin y la captura del poder y la riqueza rusas por un grupo de oligarcas y agentes secretos
Catherine Belton (Ormskirk, Reino Unido, 47 a?os) conoce bien la presi¨®n que puede sufrir quien intenta desen?tra?ar la red de poder que rodea al presidente de Rusia. Su libro Los hombres de Putin, que ahora se edita en espa?ol, recibi¨® en 2020, cuando fue publicado en ingl¨¦s, las alabanzas de las principales publicaciones brit¨¢nicas y estadounidenses, que lo consideraron el retrato definitivo del actual Kremlin y de toda la era protagonizada por el dirigente ruso. Pero recibi¨® tambi¨¦n una avalancha de demandas judiciales de muchos oligarcas, comenzando por Roman Abram¨®vich, que intentaron usar las herramientas del sistema judicial brit¨¢nico para tapar la boca a la periodista. Hasta hace bien poco, como se?al¨® Belton ante los miembros de la Comisi¨®n de Inteligencia de la C¨¢mara de los Comunes, los bufetes ingleses no ten¨ªan reparo en amenazar con querellas multimillonarias a los medios que se atrev¨ªan a escribir sobre sus clientes rusos. La editorial HarperCollins tuvo que gastarse casi 1,8 millones de euros en abogados para proteger el libro, y la autora tuvo que adoptar medidas extraordinarias de seguridad. La excorresponsal en Mosc¨², desde 2007 a 2013, para el Financial Times, se?al¨® detalladamente en su trabajo c¨®mo detr¨¢s de Putin hab¨ªa una red de exmiembros del KGB, igual que el propio presidente ruso, dispuestos a apropiarse y controlar los recursos econ¨®micos de una Uni¨®n Sovi¨¦tica en ruinas para desestabilizar a Occidente.
Pregunta.?Vlad¨ªmir Putin aparece ante Occidente como un aut¨®crata, pero usted sostiene que es parte de un c¨ªrculo m¨¢s amplio de poder.
Respuesta.?Creo que es el l¨ªder de un c¨ªrculo que se ha vuelto cada vez m¨¢s reducido. Es probable que el grupo en torno al KGB fuera algo m¨¢s amplio cuando lleg¨® al poder. Y contaba con gente como Sergu¨¦i Ivanov, que fue ministro de Defensa y proced¨ªa tambi¨¦n del KGB de Leningrado [el actual San Petersburgo]. Siempre ha habido dos constantes. Una de ellas es Nikol¨¢i P¨¢trushev, el actual secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, quien era el jefe del FSB [Servicio Federal de Seguridad, organizaci¨®n sucesora del KGB] cuando Putin accedi¨® al poder. Es un a?o mayor que Putin, y siempre ha tenido ascendencia sobre ¨¦l.
P.?Ha sido hace poco cuando hemos comenzado a saber de ¨¦l.
R.?Se lo puede ver en la famosa reuni¨®n del Consejo de Seguridad de hace unas semanas, cuando est¨¢n hablando de reconocer la independencia de las ciudades de Donetsk y Lugansk, en Ucrania. Podemos ver a P¨¢trushev asumiendo todav¨ªa el papel de hombre de Estado con autoridad. Pr¨¢cticamente, indicaba a Putin lo que deb¨ªa pensar acerca de Estados Unidos, y acusaba a ese pa¨ªs de estar utilizando Ucrania como una plataforma para desestabilizar Rusia. Se ve a un hombre que mantiene una gran seguridad y confianza en s¨ª mismo, mientras el resto de los participantes de la reuni¨®n est¨¢n nerviosos.
P.??Y el segundo hombre?
R.?La segunda constante es ?gor Sechin, m¨¢s joven que Putin y que ha estado cerca de ¨¦l desde que fue vicealcalde de San Petersburgo. Ha sido su sombra durante este tiempo. En aquella ciudad fue su jefe de gabinete. Desde entonces, ha tenido mayores ambiciones y ha ocupado puestos de m¨¢s importancia en el ¨¢mbito estatal. Finalmente, tienes a empresarios aliados de Putin con muy buenas conexiones con el KGB como Yuri Kovalchuk, quien muchos consideran que sigue teniendo gran acceso e influencia sobre el presidente de Rusia. O, en menor medida, Gennadi Timchenko, el negociante de petr¨®leo del Kremlin. Pero sin duda es Nikol¨¢i P¨¢trushev quien ha demostrado constantemente que ocupa la figura de un ¡°gran cardenal¡± que todav¨ªa mueve los hilos detr¨¢s de la escena. Y, al principio, Putin fue el l¨ªder visible de todo este grupo. Con el tiempo, ¨¦l se ha vuelto m¨¢s aut¨®crata y su r¨¦gimen se ha vuelto m¨¢s aut¨®crata.
¡°Los reg¨ªmenes totalitarios buscan barnizar su imagen en Occidente comprando clubes. El Chelsea fue el primero¡±
P.??Ten¨ªan entonces un plan todos estos operativos del KGB, cuando se hundi¨® la Uni¨®n Sovi¨¦tica, para retener el control?
R.?No creo que tuvieran un plan de largo alcance. Simplemente, en ese momento intentaron hacerse con el control de todo el poder y de los recursos y activos que pudieron. A principios de los noventa, la mayor¨ªa de las exportaciones segu¨ªan bajo el control de exmiembros del KGB, y eso les permit¨ªa mantener sus redes de influencia en el exterior. Cuando, durante la era Yeltsin, se privatiz¨® la industria petrolera y pas¨® a manos de los oligarcas, los hombres del KGB se quedaron sin ingresos. Estaban acostumbrados a controlar las exportaciones de petr¨®leo, y era el modo de financiar sus operaciones. Cuando Putin lleg¨® al poder, se centraron en la industria petrol¨ªfera porque era la v¨ªa para recuperar el flujo estrat¨¦gico de ingresos del pa¨ªs. Para ellos era fundamental, deb¨ªan reafirmar su poder y deshacerse de cualquiera que los desafiara desde la independencia.
P.?Hay quien sugiere que el verdadero poder est¨¢ dentro del Krem?lin, en Rusia, y que las sanciones contra los oligarcas no sirven de gran cosa.
R.?Las sanciones son populistas, en cierto modo. Muchos oligarcas se han quejado de que se trata simplemente de medidas para que Occidente se sienta mejor consigo mismo, para que parezca que se est¨¢ dando una respuesta, aunque no sirva para nada. Yo no estoy de acuerdo con eso. Muchos de los oligarcas se?alados son multimillonarios de la era de Boris Yeltsin que se hicieron ricos antes de que Putin entrara en escena. Pero bajo el paradigma de poder de Putin, han sido sumisos al Kremlin. Han seguido sus ¨®rdenes a cambio de mantener sus fortunas. Son parte del sistema de Putin, no sus v¨ªctimas. Al adaptarse a su r¨¦gimen tambi¨¦n se beneficiaron de ¨¦l. Renunciaron a ser pol¨ªticamente independientes, como lo fue Mija¨ªl Jodorkovski.
P.?Aquello lo cambi¨® todo.
R.?Aquel fue el punto de inflexi¨®n, cuando Jodorkovski, que era el hombre m¨¢s rico de Rusia, acab¨® encarcelado y vio c¨®mo su compa?¨ªa era desmantelada y expropiada por el Gobierno. Era la v¨ªctima ideal [para los hombres del KGB] porque era el m¨¢s independiente de todos los empresarios, e incluso se hab¨ªa atrevido a desafiar pol¨ªticamente a Putin. Decidieron acabar con ¨¦l y lograr infundir miedo en el resto de oligarcas. Todos los de la era de Yeltsin tuvieron que acatar la disciplina del Kremlin desde ese momento. Como me dijo uno de ellos: ¡°Si ahora me llaman del Kremlin para pedirme que destine 1.000 o 2.000 millones a tal o cual proyecto estrat¨¦gico, no me queda m¨¢s remedio que obedecer. No puedes negarte¡±. As¨ª que, desde esta perspectiva, dejar a todos estos oligarcas sin sanciones, permitir que sigan manejando libremente miles de millones, supondr¨ªa que, en cualquier momento, el Kremlin podr¨ªa ordenarles que proveyeran de suministros para la guerra, para la propaganda de guerra o para socavar la unidad de Europa en su respuesta contra la guerra. As¨ª que, s¨ª, es muy importante que noten las consecuencias del contraataque de Occidente. No solo para evitar el acceso a sus patrimonios, sino porque son c¨®mplices del sistema impuesto por Putin, y sin presi¨®n exterior, ese r¨¦gimen no cambiar¨¢ nunca.
P.??Qui¨¦n es Abram¨®vich? ?Es el hombre de Putin?
R.?Su relaci¨®n con Putin es una mezcla. Ahora podemos decir claramente que es su hombre por el papel que ha asumido en las negociaciones de paz. El pasado fin de semana, The Wall Street Journal public¨® una cita del principal negociador ucranio diciendo a Abram¨®vich; ¡°Por favor, dile a tu jefe¡¡±, en clara referencia a Putin. As¨ª que, s¨ª, Abram¨®vich es su subordinado. Y, en cierto modo, es su hombre en Occidente. Con la compra del club de f¨²tbol ingl¨¦s Chelsea logr¨® un mont¨®n de influencia en el establishment del Reino Unido. Se ajusta a ese modelo que hemos contemplado en los ¨²ltimos a?os, en los que reg¨ªmenes totalitarios buscan barnizar su imagen en Occidente a trav¨¦s de la adquisici¨®n de clubes deportivos. Abram¨®vich fue el primero, pero ahora tenemos a Arabia Saud¨ª comprando el Newcastle United, por ejemplo. As¨ª que, por un lado, Abram¨®vich intentar¨¢ hacer favores al Kremlin y mantener el favor de Putin, pero tambi¨¦n va a procurar preservar sus propios intereses. De ese modo, la frontera nunca est¨¢ del todo clara.
¡°Nikol¨¢i P¨¢trushev ha demostrado que ocupa la figura de un gran cardenal que mueve los hilos detr¨¢s de la escena¡±
P.?Se est¨¢ viendo ahora, con su papel en la invasi¨®n de Ucrania.
R.?S¨ª, ocurre con su actuaci¨®n en las negociaciones de paz. Busca reservarse un papel que le permita evitar las sanciones econ¨®micas de Estados Unidos y promover su imagen de hombre de paz en Ucrania. Y a la vez, Putin quiere tener a alguien all¨ª de modo extraoficial en las conversaciones para mantener los hilos con la delegaci¨®n de Ucrania y poder sortear los canales oficiales. Porque Abram¨®vich tiene l¨ªnea directa con Putin.
P.?Cuando Putin ofreci¨® ayuda incondicional a Estados Unidos, despu¨¦s de los atentados del 11-S, pareci¨® que la Guerra Fr¨ªa estaba definitivamente enterrada.
R.?Es evidente que, en ese momento, realiz¨® ese tipo de apertura, y que esperaba obtener algo a cambio. Y est¨¢ claro que se irrit¨® enormemente cuando, en vez de recibir recompensaci¨®n y respeto por parte de Estados Unidos, lo que obtuvo fue un pu?etazo en la cara. Fue cuando Washington se retir¨® del Tratado de Misiles Antibal¨ªsticos, justo despu¨¦s de que Putin concediera acceso al espacio a¨¦reo de Asia Central para que los estadounidenses pudieran abastecer de suministros sus operaciones en Afganist¨¢n [despu¨¦s de los atentados del 11-S]. Acab¨® realmente decepcionado con Occidente. Es posible que comenzara su etapa presidencial con dos rostros. Preservaba, de alg¨²n modo, la inspiraci¨®n de su mentor en San Petersburgo, Anatoli Sobchak [ex alcalde de la ciudad y coautor de la Constituci¨®n de la Federaci¨®n Rusa]. Pero estaba rodeado a la vez de todos estos exmiembros del KGB, como P¨¢trushev, que manten¨ªan una visi¨®n del mundo procedente de la Guerra Fr¨ªa. Y a medida que Occidente le decepcion¨® m¨¢s y m¨¢s, se aproxim¨® a este segundo grupo, porque lleg¨® a la conclusi¨®n de que ten¨ªan raz¨®n.
P.??Es ingenuo por parte de Occidente pensar que Putin tiene oposici¨®n interna en Rusia?
R.?Putin sigue siendo muy fuerte. Pero incluso dentro de los servicios de seguridad rusos, que se ven a s¨ª mismos como los guardianes del Estado, los sectores m¨¢s progresistas consideran que lo que ha hecho Putin es muy destructivo. Muy destructivo contra 30 a?os de trabajo para establecer redes de conexi¨®n con Occidente y capacidad de influencia. Repentinamente, todo esto ha acabado destrozado por esta terrible guerra. Solo un c¨ªrculo muy reducido sab¨ªa lo que iba a ocurrir. Aunque tambi¨¦n lo sab¨ªan los servicios de inteligencia de Estados Unidos, algo que ha debido de alimentar a¨²n m¨¢s la paranoia de Putin. Pero est¨¢ claro que no lo sab¨ªan la mayor¨ªa de sus ministros, y, sobre todo, no lo sab¨ªa el bloque econ¨®mico del Gobierno, que no estaba preparado para hacer frente a esta dura bater¨ªa de sanciones. Cuando hablo con mis fuentes en Mosc¨², se muestran conmocionados. No quer¨ªan nada de todo esto, que est¨¢ resultando muy destructivo. Lo que significa que, en alg¨²n momento, Putin sufrir¨¢ una respuesta negativa, aunque todo depender¨¢ de c¨®mo evolucione su estrategia militar en Ucrania. Si consigue presentarlo como una victoria completa, aumentar¨¢n las posibilidades de que consolide a¨²n m¨¢s su poder¡
P.?Pero no parece que sea as¨ª¡
R.?No lo parece, no. Su Ej¨¦rcito ha mostrado estar exhausto, y poco preparado. Est¨¢ claro que los hay que piensan que todo esto va a ser su particular Waterloo [la batalla que acab¨® definitivamente con Napole¨®n], el principio del fin de su r¨¦gimen, porque ha intentado abarcar m¨¢s de lo que pod¨ªa.
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