Richard Sennett: ¡°Cuanto menos capaz es el pol¨ªtico, m¨¢s ego¨ªsta y narcisista es¡±
El soci¨®logo estadounidense es un descre¨ªdo de la evoluci¨®n neoliberal del capitalismo. Desea que la sociedad civil recupere la representaci¨®n colectiva en este mundo en el que las empresas dominan y nos dejan aislados
El soci¨®logo Richard Sen?nett es una de las voces m¨¢s clarividentes a la hora de conectar el an¨¢lisis de la realidad con el estudio de la vida en las ciudades, el cambio clim¨¢tico, el liberalismo y m¨²ltiples disciplinas que le han llevado a libros dispares como La cultura del nuevo capitalismo (Anagrama, 2006), El declive del hombre p¨²blico (misma editorial, 2011) o Carne y piedra (Alianza Editorial, 2019). Nacido en Chicago en 1943, es profesor de la London School of Economics, ha estado en la Universidad de Columbia y ha sido consultor de Naciones Unidas, donde reconoce que hubo cuestiones para las que nunca encontraron respuestas. Descre¨ªdo del funcionamiento del Estado de bienestar y de la evoluci¨®n neoliberal del capitalismo, est¨¢ hoy concentrado en la idea de una sociedad civil que recupere la representaci¨®n colectiva en un mundo empresarial que nos ha dejado aislados. Y ante unos pol¨ªticos hoy preocupados por actuar y no por los problemas de la gente. Concede esta entrevista tras participar en Dise?ar el desorden, una charla en Matadero Madrid y otra en el Foro de Affordable Housing Activation.
Pregunta. ?La globalizaci¨®n ha fracasado?
Respuesta. Ha fracasado para la mayor¨ªa, no para la ¨¦lite. No ha tra¨ªdo muchos beneficios a grandes masas de poblaci¨®n como se prometi¨®.
P. ?La desigualdad de hoy es hija de esa globalizaci¨®n?
R. La pandemia y el cambio clim¨¢tico est¨¢n mostrando lo desigual que es la distribuci¨®n de los recursos. Siempre fue as¨ª, pero vemos nuevas formas de desigualdad. Se han tirado a la basura millones de vacunas mientras otros no ten¨ªan.
P. ?C¨®mo deben cambiar nuestras ciudades? ?Podemos ya extraer lecciones de la pandemia?
R. La covid-19 nos ha ense?ado lo inflexibles que son nuestras formas de construcci¨®n. La ¨²nica forma de encontrar refugio en la pandemia fue en pisos privados, que acabaron siendo prisiones. Si no hubiera sido por las vacunas, habr¨ªamos tenido ciudades muertas. Ha sido una especie de campanita que ha sonado para decirnos que necesitamos espacios urbanos m¨¢s flexibles, reconfigurar nuestras casas. Tenemos ciudades superplanificadas que no pudieron reconfigurarse ante circunstancias imprevistas. Y el cambio clim¨¢tico va a ser a¨²n peor; tiene efectos predecibles a largo plazo, pero imprevisibles a corto plazo. No podemos planear cu¨¢ndo habr¨¢ 45 grados en Madrid, pero debemos estar preparados para reconfigurarnos ante las emergencias.
P. ?Qu¨¦ significa eso en t¨¦rminos concretos?
R. Necesitamos m¨¢s espacios p¨²blicos abiertos, flexibles: espacios que puedan ser reconfigurados. M¨¢s plazas, menos aparcamientos, m¨¢s ¨¢rboles. La mayor¨ªa de los edificios que se construyen son cajas selladas de cristal y acero. Hab¨ªamos pensado en cosas simples como ahorrar electricidad, y resulta que lo mejor que puedes hacer es abrir la ventana para que circule el aire, pero en un rascacielos no puedes abrir la ventana. Con el cambio clim¨¢tico vamos a necesitar estructuras m¨¢s planas, m¨¢s porosas, con m¨¢s posibilidades de reacci¨®n ante la naturaleza. Necesitamos sistemas abiertos y flexibles. En Nueva York hemos visto que no es tanto una cuesti¨®n de calor como de lluvias: en periodos de sequ¨ªa y de inundaciones, los edificios no pueden adaptarse. Tengo en la cabeza una llamada de atenci¨®n para la arquitectura.
P. ?Qui¨¦n lo est¨¢ haciendo bien?
R. Londres est¨¢ haciendo algunas casas flexibles; hay muchos experimentos interesantes, casas de menor escala y adaptables. Como ciudad, Barcelona lo est¨¢ haciendo bien, intentando ser m¨¢s flexible. Algunas ciudades de provincias como Lyon lo est¨¢n haciendo mejor que Par¨ªs, con esta propuesta de ciudad de 15 minutos que es una fantas¨ªa: si eres pobre debes desplazarte dos horas y no tienes elecci¨®n. Las ciudades n¨®rdicas como Estocolmo tambi¨¦n son una maravilla.
P. Con la clase media empobrecida, ?qui¨¦n asume el papel de transformaci¨®n que ejerc¨ªa?
R. No s¨¦ si alguien asumir¨¢ ese rol; uno de los efectos del neoliberalismo ha sido debilitar ese tipo de relaciones colectivas. Los contratos de corto plazo tienen un efecto corrosivo, te dejan aislado. Lo que debemos estudiar es c¨®mo podemos construir instituciones colectivas que aborden problemas b¨¢sicos como saltar de un trabajo a otro y conseguir una narrativa, un relato que d¨¦ sentido a tu carrera. Eso ya no le preocupa a ning¨²n empleador. A Amazon no le preocupa la carrera de sus empleados sino su par de manos o que responda al tel¨¦fono. Debe haber instituciones colectivas, una sociedad civil, y deber¨ªamos estar pensando en ello. No los partidos pol¨ªticos, eso no funciona, necesitamos instrumentos colectivos que ayuden a ese proceso de tener una carrera m¨¢s all¨¢ de estar atrapado en una relaci¨®n de adversario con tu empresa. La empresa est¨¢ hueca en este r¨¦gimen liberal. Es cuesti¨®n de organizaci¨®n social.
P. ?Est¨¢ diciendo que ya no podemos confiar en los partidos para las necesidades reales de la gente?
R. Creo que no. Si vas al partido socialista y le dices: he perdido mi trabajo. ?Qu¨¦ puedes lograr? [r¨ªe]. O si tienes un trabajo de dos horas y debes dejar a tu hijo para hacerlo, que es un problema real de la gente, ?qu¨¦ te van a decir? Esos son los problemas reales.
P. ?Los partidos y los gobiernos entonces ya no piensan en nosotros? ?No es terrible?
R. Es terrible, s¨ª. Detr¨¢s de ello, sin embargo, surge una cierta acci¨®n p¨²blica que va a afrontar esta inestabilidad an¨¢rquica: ocurre en pa¨ªses pobres. En Bombay hay grupos civiles, vecinos que ayudan, debemos aprender de quienes est¨¢n en la extrema adversidad: c¨®mo lograr patrones colectivos en lugar de confiar en la pol¨ªtica. La clase pol¨ªtica se est¨¢ degradando progresivamente. Cuanto menos capaces son quienes se meten en pol¨ªtica, m¨¢s ego¨ªstas y narcisistas son.
P. Supongo que est¨¢ pensando en Johnson o Trump. La gente les vota.
R. A Johnson le votaron por su fantas¨ªa de que si cerraba el pa¨ªs a la inmigraci¨®n las cosas iban a mejorar. Y ahora ya es el pol¨ªtico m¨¢s impopular. Trump representa algo muy ¨²nico relacionado con la clase y con la rabia cultural. Espero que podamos encontrar la forma de que estas instituciones civiles de las que hablo puedan ayudar cuando falla la pol¨ªtica. Estoy en un movimiento laborista y tenemos conversaciones interesantes con las iglesias, la Iglesia cat¨®lica, ?a la que yo nunca acudir¨ªa! Hay instituciones que suplen esas carencias. Y es maravilloso, no creo que sea tan oscuro, simplemente veremos una sociedad muy diferente en diez o quince a?os.
P. ?Esto significa que el Estado de bienestar ha fracasado?
R. S¨ª, as¨ª es. No est¨¢ proveyendo bienestar. En algunos lugares funciona, como en los pa¨ªses escandinavos. Pero se trata de una ideolog¨ªa y una pr¨¢ctica que no puede alinearse con el capitalismo neoliberal. No funciona que por un lado tengas derecho a una pensi¨®n, pero no sepas qu¨¦ vas a hacer el mes que viene. Ambas cosas no conviven. Necesitamos bienestar, nuevas instituciones para que sea posible.
P. ?C¨®mo definir¨ªa esta era? Decepci¨®n, resignaci¨®n, desconfianza...
R. Depende de para qui¨¦n. En mi generaci¨®n nunca previmos que el Estado de bienestar iba a ser tan d¨¦bil o que iba a haber tal falta de trabajo seguro. Lo que se ha roto es la noci¨®n de que la vida es una narrativa, una estructura. Tal vez para tus hijos ya no exista esa expectativa. Y la cuesti¨®n es c¨®mo construir algo que perdure y no derroche lo que saben. Hay una enorme p¨¦rdida, un derroche de talento cuando la empresa solo quiere y usa lo que necesita de la persona. Los j¨®venes no pueden convertirse solo en poseedores de una determinada capacidad. Ese es el desaf¨ªo, existe la tentaci¨®n de pensar que todo se ha ido al infierno. No. El desaf¨ªo es encontrar reemplazo a esa narrativa institucional que mi generaci¨®n vivi¨® como algo natural y esperado.
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