Discapacidad o diversidad
La denominaci¨®n asumida hace poco por las administraciones ha quedado ya obsoleta, como suele ocurrir
Les adelanto que esta columna es un fracaso.
El Consejo de Ministros aprob¨® el 7 de diciembre de 2018 un anteproyecto de ley destinado a eliminar del art¨ªculo 49 de la Constituci¨®n la palabra ¡°disminuidos¡±, a fin de sustituirla por la locuci¨®n ¡°personas con discapacidad¡±. El Gobierno recog¨ªa as¨ª la propuesta del Comit¨¦ Espa?ol de Representantes de Personas con Discapacidad, apoyada por una gran cantidad de movimientos sociales. Aquella decisi¨®n lleg¨® a cientos de titulares, telediarios, boletines informativos, debates¡ Casi cuatro a?os despu¨¦s, nada ha cambiado a¨²n en el texto. Pero esto tiene una parte buena: as¨ª dar¨¢ tiempo a incorporar la nueva alternativa: ¡°Personas con diversidad funcional¡±.
Las expresiones cuidadosas sobre colectividades desfavorecidas, discriminadas o maltratadas suenan bien cuando se lanzan, pero se convierten pronto en formas tan desechables como las anteriores. Suele funcionar el efecto domin¨® que describi¨® el ling¨¹ista norteamericano Dwight Bolinger (Language: The Loaded Weapon. Lenguaje: el arma cargada. Longman, Nueva York, 1980, p¨¢gina 74): una palabra amable se aporta para desplazar a otra inc¨®moda, pero aquella se vuelve desagradable a su vez, y es sustituida por una nueva, a la que luego le pasa lo mismo, porque la expresi¨®n bienintencionada se contamina siempre con aquello que pretende ocultar. Analizadas desde un tiempo posterior, todas nos parecen horribles; aunque en su d¨ªa se considerasen adecuadas.
As¨ª ha sucedido con series como viejos-ancianos-personas de la tercera edad-personas mayores; o mong¨®licos-subnormales-deficientes-insuficientes-discapacitados ps¨ªquicos-con s¨ªndrome de Down; o lisiados-tullidos-inv¨¢lidos-minusv¨¢lidos-disminuidos-discapacitados. Por todo eso, si mantenemos un juicio severo al respecto, la Constituci¨®n deber¨ªa cambiarse en ese punto sucesivamente cada cierto tiempo.
Las ciberp¨¢ginas de distintas asociaciones se?alan ahora (con textos muy parecidos entre s¨ª) que ¡°discapacidad¡± ofrece una visi¨®n negativa: la de personas ¡°menos v¨¢lidas, menos capaces¡±. Mientras que ¡°diversidad funcional¡± entiende a cada individuo como un ser ¨²nico, con capacidades diferentes y ¡°una forma diferente de llevar a cabo determinadas tareas¡±.
La nueva locuci¨®n va avanzando por las administraciones. La Universidad Aut¨®noma de Madrid ha aprobado este mes cambiar el nombre de su ¡°?rea de Atenci¨®n a la Discapacidad¡± para denominarla ¡°?rea de Atenci¨®n a la Diversidad Funcional¡±. La Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, dispone de una directora acad¨¦mica de ¡°Integraci¨®n y Diversidad Funcional¡±, Mar¨ªa Jos¨¦ Parejo Guzm¨¢n. La ciberp¨¢gina de la Comunidad Foral Navarra muestra a¨²n la ¡°Normativa sobre Salud y Seguridad de las Personas con Discapacidad¡±; ahora bien, eso se halla en el espacio de atenci¨®n a ¡°personas con diversidad funcional¡±.
Sin embargo, esta definici¨®n ofrece problemas al interpretarla, porque ¡°personas con diversidad funcional¡± somos todos. Unos m¨¢s h¨¢biles que otros, sin duda, pero todos capacitados para funciones diversas. No quisiera imaginarme a alguna autoridad que hubiera de redactar una resoluci¨®n sobre una persona que se postulara sin motivo para recibir determinadas ayudas a la ¡°diversidad funcional¡± y que se amparase en la literalidad de esas palabras.
?Propongo alternativa? No la tengo. Y he aqu¨ª el fracaso. Pese a mi solidaridad y mi buena intenci¨®n, no soy capaz de encontrar alg¨²n t¨¦rmino positivo para una situaci¨®n en la que yo no quisiera verme.
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