Vamos por la tercera Tamara y sigo sin enterarme de nada
Estoy muy agradecido a los grandes medios por mantenerme puntualmente desinformado hasta hoy de lo que le pasaba a esta mujer
Pensar¨¢n que es imposible, que lo simulo: no sab¨ªa qui¨¦n era Tamara, lo juro. Pero creo que no soy el ¨²nico obligado a enterarse a todo correr para no pasar por listillo (qu¨¦ paradoja). En la far¨¢ndula profundizo poco, porque creo que no me va a interesar, pero a veces se genera un magn¨¦tico v¨®rtice de atenci¨®n sobre alguien y debes hacer averiguaciones. Solo para confirmar en cinco minutos que, en efecto, no te interesa. En este sentido quiero decir que estoy muy agradecido a los grandes medios por mantenerme puntualmente desinformado hasta hoy de lo que le pasaba a esta mujer. Me tranquiliza mucho que me tengan desinformado con criterio y les animo a que sigan en esa l¨ªnea. Han hecho bien su trabajo aguantando hasta que han podido. Y cuando esta se?orita ha tenido inter¨¦s es porque de repente a mucha gente parece interesarle, y entonces el inter¨¦s est¨¢ en por qu¨¦ nos interesa, la cosa sociol¨®gica. La noticia somos nosotros, el personaje es lo de menos, va cambiando. En esencia, se trata de coincidir media Espa?a ri¨¦ndose de alguien. Pero yo lo paso mal, no disfruto nada.
Ahora debo confesar otra cosa, a¨²n peor: que pensaba que sab¨ªa qui¨¦n era Tamara. En mi confusi¨®n mental, cre¨ªa que hablaban de otra ya olvidada. Quienes no lo vivieron no lo pueden imaginar. Hubo un momento en que dec¨ªas Tamara y era ella. Cr¨®nicas marcianas hizo famos¨ªsima en 2000 a una chica de Santurce que cantaba desafinando. Como la actual Tamara, era otro personaje inenarrable y caricaturesco, pero de un palo muy distinto: en esto vienen de abajo o de arriba, es lo ex¨®tico para la clase media. Tambi¨¦n aparec¨ªa su madre. Y un tal Paco Porras, un vidente que le¨ªa el futuro en las frutas y sal¨ªa con una mata de perejil en las orejas. Cu¨¢nto se rio Espa?a, cu¨¢nto an¨¢lisis antropol¨®gico. Su ¨¦xito fue tal que, de hecho, tuvo que dejar el nombre porque la denunci¨® otra Tamara, una cantante de boleros (que tambi¨¦n ni idea). En fin, ya van tres Tamaras y entonces pas¨® igual: me tuve que enterar de qui¨¦n era, parec¨ªas tonto o cre¨ªdo si no lo sab¨ªas, pero luego fue el mundo el que le dio la espalda. Te interesas y luego desaparecen, y yo tampoco tengo esa facilidad para desinteresarme, despu¨¦s te quedas preocupado, me da pena esta gente que acaba mal. Y esto solo en cuanto a Tamaras, porque es imposible seguir el ritmo de producci¨®n de personajes que deber¨ªas conocer para aparentar estar en el mundo real.
Cuando se habla de que todo el mundo hace o sabe esto o lo otro, recuerdo un dato: Final del Mundial de 2010. Gol de Iniesta. Lo vieron en la tele 16 millones de espa?oles. Pero es que Espa?a ten¨ªa entonces 47 millones de habitantes: la mayor¨ªa pas¨® del partido, m¨¢s de 30 millones ten¨ªan cosas mejores que hacer. La Espa?a real es m¨¢s silenciosa y misteriosa. Te preguntas qui¨¦n est¨¢ realmente en una burbuja y qui¨¦n sabe de verdad en qu¨¦ mundo vive (y ya ven que ni saco el tema de c¨®mo est¨¢ el mundo). Y cada vez hay m¨¢s burbujas, personajes que emergen de mundos paralelos donde los toman por important¨ªsimos. Quiz¨¢ cuanto peor est¨¦ el panorama m¨¢s nos volcaremos en lo intrascendente. Con personajes que justo nos hacen re¨ªr m¨¢s cuanto m¨¢s trascendentes se ponen (Tamara, esta ¨²ltima, diserta sobre c¨®mo se ejerce el mal). Dices: ¡®ah, mira, en la vida tambi¨¦n hay estas chorradas, no todo es tan tremendo¡¯. Como una tarde que te pones Loca academia de polic¨ªa 3. Lo que pasa es que si luego nos pilla as¨ª un ataque nuclear quedaremos fatal en las hemerotecas.
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