Ante el temible a?o que nos espera
Los pol¨ªticos juegan a dar saltos con red, sin ver ning¨²n abismo, pero quieren que nosotros lo veamos. Debe de haber alguna manera de obtener el voto que no sea mediante fuertes dolores de cabeza en el electorado


Es un misterio saber lo que interesa a la gente y c¨®mo captar su atenci¨®n, aunque luego es m¨¢s sencillo de lo que parece. Por ejemplo, mientras escribo esto las dos noticias m¨¢s le¨ªdas en la edici¨®n digital de este peri¨®dico son: 1. El n¨²cleo de la Tierra se ha frenado. 2. Pamela Anderson: ¡°Fueron mis tetas las que tuvieron una carrera, yo simplemente iba en el pack¡±. Todo lo que queda en medio, entre los mecanismos que revelan c¨®mo funciona el mundo y lo otro, las cosas inexplicables del planeta, es m¨¢s dif¨ªcil de concretar. La pol¨ªtica tambi¨¦n suele ser una mezcla de grandes conceptos y otros m¨¢s elementales.
Sin embargo, es asombrosa la eficacia de las series televisivas para introducir debates. Lo he comprendido una vez m¨¢s tras topar con tres personas habl¨¢ndome del secuestro de Aldo Moro, as¨ª de repente, cuando ni la publicaci¨®n de una obra maestra sobre el tema tendr¨ªa el menor impacto. Es por una serie, Exterior Noche, de Marco Bellocchio, que est¨¢ muy bien. Qu¨¦ gran cosa es el arte cuando transmite complejidad e induce a la reflexi¨®n, y lo que creemos que sabemos se evapora para dejarnos pensando en serio.
Me han sorprendido varias cosas de las que se sorprenden quienes la ven. Una, bien por haberse olvidado o porque nunca se conoci¨®, el fanatismo de la extrema izquierda de los setenta y de los terroristas de las Brigadas Rojas. Y dos, que pese a eso mismo, y estando entonces las cosas much¨ªsimo peor que ahora ¡ªtambi¨¦n en Espa?a en los mismos a?os¡ª, los pol¨ªticos de ideolog¨ªa opuesta intentaban entenderse ¡ªy aqu¨ª tambi¨¦n¡ª, y ten¨ªan la predisposici¨®n a hacerlo. De hecho, a Aldo Moro le asesinaron por eso.
Recuerdo una de las muchas historias que ilustran la locura de aquellos a?os, la de un joyero de Mil¨¢n, Pierluigi Torregiani, asesinado en 1979 por los Proletarios Armados por el Comunismo. Un castigo por algo que hizo semanas antes: le atracaron, se defendi¨® con una pistola y mat¨® a uno de los asaltantes. Desde la ¨®ptica terrorista, impidi¨® una leg¨ªtima ¡°expropiaci¨®n proletaria¡±. Este era el lenguaje de aquellos tiempos, que ahora nos parece rid¨ªculo, en que Italia ten¨ªa grupos armados de extrema izquierda y neofascistas pegando tiros, la CIA y la KGB enredando en medio, y grandes atentados en lugares p¨²blicos, orquestados por los servicios secretos, en una demencial ¡°estrategia de la tensi¨®n¡± que pudiera justificar un golpe de Estado. Por el temor de una victoria del partido comunista y que Italia entrara en la ¨®rbita sovi¨¦tica. Es decir, no las tonter¨ªas de ahora, si lo comparamos con el cataclismo que aqu¨ª se anuncia cada ma?ana: una deriva bolivariana del Gobierno, una tiran¨ªa personal de Pedro S¨¢nchez, el derrumbamiento de las instituciones, el fin de la unidad de Espa?a, o del otro lado, el advenimiento del fascismo. Cu¨¢nta impostaci¨®n. Con todos nuestros problemas, la pandemia, la guerra en Ucrania, vivimos mucho mejor pero nuestros pol¨ªticos lo pintan mucho peor y parecen m¨¢s irreconciliables. Juegan a dar saltos con red, sin ver ning¨²n abismo, pero quieren que nosotros lo veamos. Debe de haber alguna manera de obtener el voto que no sea mediante la propagaci¨®n de fuertes dolores de cabeza y hast¨ªo existencial en el electorado. Con municipales, auton¨®micas y generales, nos queda por delante un a?o muy duro. El que pierda dir¨¢ sin m¨¢s: ¡°Vaya, he perdido, a ver si hay suerte dentro de cuatro a?os¡±, pero para nada creer¨¢ que es el fin del mundo tal como lo conocemos, si acaso del suyo propio. Y en medio nos marear¨¢n un a?o m¨¢s de nuestra vida como si fuera el ¨²ltimo.
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