Un valle de malestar profundo
Solo 8 de cada 100 ciudadanos (entre ellos, los espa?oles) viven en democracias plenas
Solo 8 de cada 100 ciudadanos del mundo viven en democracias plenas, con todas las imperfecciones que las mismas tengan. Entre ellos est¨¢n los espa?oles, que en 2022 lograron recuperar esa condici¨®n despu¨¦s de un a?o de haber perdido esa categor¨ªa. Esto es lo que dice el ¨ªndice que todos los a?os publica el semanario The Economist sobre la calidad de la democracia. Poco m¨¢s del 45% de los humanos vive en democracia, aunque ¨¦sta sea ¡°defectuosa¡±. El resto vive bajo ¡°gobiernos h¨ªbridos¡± o ¡°gobiernos autoritarios¡±. Noruega es el que tiene m¨¢s calidad; Agfanist¨¢n, el que menos, y Rusia, el que m¨¢s ha retrocedido en un solo ejercicio (baj¨® 22 puestos, situ¨¢ndose en el 146? de 167 pa¨ªses medidos).
Siempre se discute sobre la calidad de la metodolog¨ªa y la falta de transparencia del ¨ªndice de The Economist, o sobre el hecho de que no incorpore directamente entre sus principales cap¨ªtulos la ciudadan¨ªa social (est¨¢n los procesos electorales y el pluralismo, el funcionamiento del Gobierno, la participaci¨®n pol¨ªtica, la cultura pol¨ªtica y las libertades civiles), pero no cabe duda de que es por ahora un fuerte medidor medi¨¢tico de la reputaci¨®n democr¨¢tica de un pa¨ªs.
?En qu¨¦ coincide con otros indicadores y con lo que dicen los polit¨®logos de lo que acontece? En que en el conjunto del planeta se observa un cierto declive democr¨¢tico que no deviene tanto en un retroceso hacia dictaduras tradicionales (aunque tampoco faltan casos), sino en que m¨¢s democracias pierden calidad respecto a las que progresan. Seg¨²n Freedom House, organizaci¨®n no gubernamental creada entre otros por Eleanor Roosevelt, el n¨²mero de democracias que empeoran es m¨¢s que las que mejoran. En 2021 (antes de la guerra de Ucrania), 60 pa¨ªses vieron recortadas sus libertades, mientras que ¨¦stas crecieron solo en 25.
Tambi¨¦n sabemos que el peor momento para la calidad de la democracia fue la Gran Recesi¨®n que se inici¨® el a?o 2008. Aunque hay cierta autonom¨ªa entre ambos, existe una relaci¨®n entre el ciclo econ¨®mico y el apoyo a la democracia. Las antip¨¢ticas pol¨ªticas de austeridad y de recortes (acompa?adas en algunos pa¨ªses por casos de corrupci¨®n) situaron la desafecci¨®n democr¨¢tica en sus porcentajes m¨¢s altos. Alguien ha hablado de ¡°muerte lenta¡± de la democracia por insatisfacci¨®n ciudadana, por incapacidad del Estado para resolver los problemas. En cambio, durante la pandemia y la pospandemia, al haber puesto en marcha los escudos sociales (ERTE, ingresos m¨ªnimos, ayudas empresariales, rebaja selectiva de impuestos o elevaci¨®n de otros, etc¨¦tera), la valoraci¨®n de la democracia ha detenido aquel deterioro.
Lo que se manifiesta en todos los estudios es la acentuaci¨®n de las inseguridades econ¨®micas por la sucesi¨®n de crisis (Gran Recesi¨®n, pandemia, guerra de Ucrania), con las clases medias estancadas o en retroceso por no poder llegar a fin de mes con sus emolumentos o por tener que utilizar para sobrevivir sus ahorros de otras coyunturas. Se denota una cierta esquizofrenia de las expectativas: hay en esas mismas clases medias una demanda de m¨¢s democracia y de cambio para mejorar, y, al mismo tiempo, temor a la democracia (no se sienten muy a gusto con algunas instituciones democr¨¢ticas) y miedo a un cambio que les puede hacer retroceder. Tambi¨¦n existe un recelo creciente ante una sociedad digital a dos velocidades y, en el terreno directamente pol¨ªtico, a la capacidad de la extrema derecha de atraer a sus posiciones a parte de la tradicional derecha conservadora a trav¨¦s de estas inquietudes.
En todos los indicadores (The Economist, V-Dem de la Universidad de Gotemburgo, Freedom House, World Justice Project y especialmente en la auditor¨ªa a expertos que todos los a?os hace la Fundaci¨®n Alternativas en su Informe de la democracia en Espa?a) en nuestro pa¨ªs se mantienen niveles que no son ¨®ptimos, pero que dan un aprobado alto, propio de las democracias avanzadas. L¨¢stima que no se puedan contrastar con datos del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas, que desde 2019 ha dejado de preguntar a los ciudadanos espa?oles por su satisfacci¨®n con la democracia.
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