La globalizaci¨®n entre amigos
Habr¨ªa dos mundializaciones, en funci¨®n de la coalici¨®n a la que se pertenezca
Es el dem¨®crata Biden, no el republicano Trump, el que lanza ahora lo de American first. El presidente americano asiente a las continuas ayudas y subvenciones a sus empresas e hizo gala recientemente de su proteccionismo ante un grupo de sindicalistas, a los que les interpel¨® dici¨¦ndoles que d¨®nde est¨¢ escrito que EE UU no puede volver a ser l¨ªder mundial en fabricaci¨®n y que la cadena de suministros va a empezar en Am¨¦rica, no terminar en Am¨¦rica.
No es la primera vez. Biden parece empe?ado en revisar el sistema econ¨®mico mundial tras las lecciones aprendidas durante el periodo m¨¢s intenso de la pandemia de covid (que pill¨® de lleno a su pa¨ªs), la guerra de Ucrania (que le ha tocado de refil¨®n) y sobre todo frente al desaf¨ªo hist¨®rico que le est¨¢ planteando China, que quiere ser la primera potencia mundial y con la que se avecina, seg¨²n todos los pron¨®sticos, otra guerra fr¨ªa.
Los europeos son de los primeros perjudicados por ese proteccionismo. Adem¨¢s de que la Comisi¨®n Europea ha elaborado distintos comunicados protestando por las pol¨ªticas ¡°claramente discriminatorias¡± puestas en marcha por la Administraci¨®n americana, la UE vive en una especie de estado de excepci¨®n econ¨®mica en el que se vuelven a practicar ayudas de Estado para que sobrevivan las empresas y se relocalicen en territorio europeo, as¨ª como legislaciones en sectores estrat¨¦gicos para que no sean adquiridas hostilmente. La cuesti¨®n es cu¨¢nto van a durar e incluso si van a ser parte del nuevo paradigma permanente y se olvidan las antiguas normas que un d¨ªa fueron parte de la idiosincrasia empresarial europea.
Todo ello interroga sobre el modelo de globalizaci¨®n vigente hasta ahora. Sus defensores sostienen que en realidad hay una disyuntiva entre el relato y los datos, y que en lo sustancial la globalizaci¨®n sigue vigente, que se habla mucho de desglobalizaci¨®n y desacoplamiento, pero las estad¨ªsticas sobre comercio y movimientos de capitales muestran una continuidad inercial, solo salpicada por los problemas menores de la coyuntura econ¨®mica.
Entre ellos y los que entienden que ¨¦ste es un momento de desglobalizaci¨®n hay un espacio intermedio, en el que se desarrollan al menos dos alternativas. La Organizaci¨®n Mundial de Comercio ha hablado de slowbalizaci¨®n, una ralentizaci¨®n lenta, con picos de sierra, dado que las ¨²ltimas crisis (Gran Recesi¨®n, covid, Ucrania) han dejado al descubierto la vulnerabilidad de algunas cadenas de producci¨®n, con efectos reales sobre las existencias de muchos productos (por ejemplo, autom¨®viles), la producci¨®n y las ventas. Por ello se habr¨ªa manifestado Biden como lo ha hecho. La segunda alternativa sali¨® de la boca de Janet Yellen, la secretaria americana del Tesoro, cuando se pronunci¨® sobre ¡°la globalizaci¨®n entre amigos¡± (friendshoring): ¡°Nuestro objetivo deber¨ªa ser disponer de un comercio libre pero seguro¡±, una integraci¨®n reservada a los pa¨ªses aliados en la escena pol¨ªtica internacional. As¨ª, se estar¨ªa produciendo una fragmentaci¨®n en la que por una parte estar¨ªan EE UU y Europa, y por la otra China, Rusia, Ir¨¢n y Corea del Norte, etc¨¦tera.
La mayor parte de los analistas opina que no habr¨¢ una desglobalizaci¨®n de la noche a la ma?ana. Pero no se ve nada claro el horizonte. El economista turco Nouriel Roubini, en su ¨²ltimo libro (Megamenazas, Deusto), define el momento como ¡°un equilibrio de Nash, un entorno en el que el inter¨¦s propio supera al inter¨¦s com¨²n, la cooperaci¨®n fracasa y los resultados no cooperativos perjudican gravemente a todos¡±. Seg¨²n esta tesis tendremos suerte si despu¨¦s de varias d¨¦cadas de hiperglobalizaci¨®n no se cae en una desglobalizaci¨®n radical; parece preferible una globalizaci¨®n lenta en la que EE UU y China competir¨ªan entre s¨ª. Los distintos pa¨ªses se alinear¨ªan con uno de ellos, aunque algunos tratar¨¢n de mantener buenas relaciones con ambos rivales. Ser¨¢ muy significativa la disociaci¨®n que se puede producir en la tecnolog¨ªa, los datos, la informaci¨®n y algunos servicios sensibles, y bienes como los microchips.
En definitiva, no un desacoplamiento a gran escala sino una globalizaci¨®n fragmentada, con un mosaico de coaliciones divididas entre democracias liberales y autocracias.
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