El ruido del tiempo
Hace m¨¢s de medio siglo ya de la detenci¨®n, juicio y exorbitante condena de los dirigentes de CC?OO
El muro del olvido es m¨¢s eficaz que el muro de Berl¨ªn, ha dicho el profesor Emilio Lled¨®. Se trata de evitar ¡°la ideolog¨ªa de la desmemoria¡±. El 24 de junio de 1972, hace ya m¨¢s de medio siglo, la polic¨ªa irrumpi¨® en el convento de los Oblatos, en la madrile?a localidad de Pozuelo de Alarc¨®n, y apres¨® a toda la direcci¨®n reunida de las clandestinas Comisiones Obreras (CC OO). El informe de la Brigada Pol¨ªtico Social, la Gestapo del franquismo, define a los Marcelino Camacho, Nicol¨¢s Sartorius, Eduardo Saborido, Juan¨ªn Mu?oz, etc¨¦tera, como ¡°sujetos de p¨¦sima conducta social¡±. En poco m¨¢s de a?o y medio tuvo lugar la detenci¨®n, el juicio y la condena (en el caso m¨¢s alto, de 20 a?os) de los llamados ¡°diez de Carabanchel¡±. Fue el Proceso 1001.
En el ambiente de esos acontecimientos se crio y creci¨® Yolanda D¨ªaz, la actual vicepresidenta segunda del Gobierno. Nueve de los detenidos ingresaron en la prisi¨®n de Carabanchel, que convirtieron en universidad. Uno de ellos, el cura Paco (Garc¨ªa Salve) fue enviado a Zamora, en su condici¨®n de cl¨¦rigo. Una exposici¨®n, en la Biblioteca Nacional, comisariada por Carmen Molinero, recuerda ahora el cincuentenario de aquellos acontecimientos, que son uno de los jalones m¨¢s importantes del despertar del movimiento obrero bajo la dictadura. El juicio fue una farsa puesto que carec¨ªa de las garant¨ªas procesales m¨ªnimas, ya que el poder judicial era un brazo m¨¢s del franquismo. Los detenidos no salieron de la c¨¢rcel hasta despu¨¦s de la muerte de Franco, mediante un indulto.
Entre los elementos a destacar hay dos muy significativos. Siendo los ¡°diez de Carabanchel¡± todos hombres, el papel protagonista de mujeres, hermanas y abogadas se activ¨® en el ampl¨ªsimo movimiento de solidaridad nacional e internacional que se logr¨® en contra de las exorbitantes penas. Igualmente, el rol de un colectivo como el de los abogados laboralistas que alrededor de un lustro despu¨¦s se cobr¨® los primeros m¨¢rtires con el asesinato de los abogados de Atocha a manos de los pistoleros de la extrema derecha. Hay un nombre destacable en ambos, el de un abogado fallecido apenas hace pocas semanas: Jaime Sartorius. En un reciente art¨ªculo, Enrique Lillo, colega del anterior, resalta los v¨ªnculos de Jaime Sartorius con la lucha clandestina del Partido Comunista y de CC OO, y su papel trascendental en las gestiones pol¨ªticas y administrativas para la legalizaci¨®n de tal partido y sindicato en abril de 1977. Tambi¨¦n en el Proceso 1001 tuvo un papel central en la coordinaci¨®n de los abogados de todas las tendencias de la oposici¨®n democr¨¢tica (excepto del PSOE, que no particip¨® en esa ocasi¨®n) y fue el coordinador jur¨ªdico de los letrados que ejercieron la labor penal contra los autores de los asesinatos de Atocha.
Los procesados del 1001, entre otros, se constituyeron en direcci¨®n del movimiento huelgu¨ªstico sin precedentes de enero de 1976, y que ha permitido afirmar con rigor que el dictador muri¨® en la cama pero no as¨ª la dictadura. Desde ese mes los conflictos laborales (que se iniciaban como reivindicaciones economicistas tales como la subida de los salarios o la duraci¨®n de la jornada) deven¨ªan r¨¢pidamente en demandas pol¨ªticas (amnist¨ªa y libertad). Arrancaron de Madrid y se extendieron a toda Espa?a. Madrid se qued¨® sin taxis, sin metro, sin correspondencia (obvio es, no exist¨ªa internet). Decenas de miles de trabajadores se reun¨ªan a diario en asambleas permanentes en las que discut¨ªan el curso de su acci¨®n. Centenares de conflictos estallaban y se apagaban sin que la huelga dejase de crecer. El sindicato oficial se ve¨ªa desbordado con convocatorias lanzadas desde sus propios ¨®rganos comarcales y provinciales. El mayor objeto de las iras era un ministro de Asuntos Econ¨®micos llamado Juan Miguel Villar Mir, que luego reaparecer¨ªa como empresario de ¨¦xito al frente del grupo OHL.
El Proceso 1001 no pertenece solo a la historia de las comisiones obreras. Entonces no se hab¨ªa escuchado a¨²n hablar de Transici¨®n. Muchos ciudadanos no lo conocen. Esta exposici¨®n les da la ocasi¨®n de hacerlo
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