Textura, color y azar: por qu¨¦ la resistencia del cine en 16 mil¨ªmetros es una buena noticia
Un grupo de cineastas y artistas visuales espa?oles participa este fin de semana en un ciclo neoyorquino ahora que se cumplen cien a?os del formato
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La historia del cine le debe uno de sus cap¨ªtulos m¨¢s emocionantes a la revoluci¨®n que supuso la llegada del formato de 16 mil¨ªmetros. En 1923, ahora hace un siglo, la compa?¨ªa Eastman Kodak introdujo en el mercado su primera c¨¢mara amateur, la Cine-Kodak, que permit¨ªa rodar pel¨ªculas caseras gracias a un nuevo tipo de pel¨ªcula m¨¢s manejable y econ¨®mica que la de 35 mil¨ªmetros. Nadie entonces pudo prever las infinitas posibilidades de un formato que abr¨ªa la puerta a rodajes m¨¢s ligeros y al margen de la industria. Sin aquel invento no hubiese existido ni el primer cine experimental y de vanguardia, ni gran parte del cine documental, ni un movimiento como la nouvelle vague francesa. Tampoco el cin¨¦ma v¨¦rit¨¦.
Pero esta no es una historia nost¨¢lgica. De manera parecida a la defensa de la grabaci¨®n anal¨®gica y del soporte del vinilo en la industria discogr¨¢fica, a¨²n existe una tenaz y audaz comunidad que trabaja con este celuloide en busca de la belleza de una experiencia indisoluble del formato. Una prueba de su buena salud la aportan este fin de semana el m¨ªtico Anthology Film Archive y el Museum of the Moving Image, que comparten en Nueva York un ciclo titulado Colecci¨®n privada: el super-8 y el 16 mm en la escena de Espa?a. El ciclo incluye trabajos de 24 directores y artistas visuales que siguen trabajando en ese soporte y que representan la reivindicaci¨®n de cine anal¨®gico que desde hace 15 a?os se vive en ciudades como Madrid, Barcelona, A Coru?a y San Sebasti¨¢n. Comisariada por Francisco Algar¨ªn Navarro y Carlos Salda?a, propone un recorrido in¨¦dito por la escena actual del cine nacional de vanguardia.
Lo dijo Jonas Mekas, responsable, como padre del Anthology Film Archives, de que se haya salvaguardado gran parte del cine independiente y de vanguardia contempor¨¢neos (del reci¨¦n fallecido Michael Snow a Kenneth Anger o Maya Deren): no sobreviven las pel¨ªculas m¨¢s grandes, ¡°sino las esenciales¡±. El creador de un diario filmado ¨²nico en su especie ¡ªMekas no hac¨ªa pel¨ªculas; filmaba sin descanso¡ª se refer¨ªa en una conversaci¨®n con su colega Stan Brakhage de 2000 para Vogue, publicada ¨ªntegramente hace un a?o en la revista Lumi¨¨re, a un director de 17 a?os, Gregory Zucker, que acababa de realizar en 16 mm sus cinco primeras pel¨ªculas. ¡°Todas son en blanco y negro, silentes, poemas cinematogr¨¢ficos muy breves. Muy hermosos. Muy sensitivos. S¨®lo juega con la luz y la oscuridad. Y no est¨¢ interesado en el DVD o el v¨ªdeo o la TV. Simplemente usa la c¨¢mara de 16 mm que encontr¨® en el armario de su padre. Hay mucha gente joven como ¨¦l por todos lados. Se conocen, intercambian pel¨ªculas¡±, afirm¨® entonces Mekas.
El cineasta lituano sab¨ªa que la pel¨ªcula de 16 mm abre a espectadores y creadores un horizonte de posibilidades que pasan por la exploraci¨®n del color, el grano, el foco o la relaci¨®n entre el formato y la pantalla. ¡°Su uso durante el siglo XX ha sido fundamental para pel¨ªculas escolares, divulgativas, cient¨ªficas o como registro b¨¦lico. Su portabilidad ha permitido el acceso a la filmaci¨®n de lugares o momentos que no contaban con una imagen hasta que lleg¨® el 16 mm¡±, afirma Algar¨ªn sobre un tipo de pel¨ªcula crucial para los registros de la II Guerra Mundial. ¡°Adem¨¢s, ha permitido ahondar en la relaci¨®n entre la c¨¢mara y el cuerpo. C¨¢maras como la Bolex son capaces de traducir la gestualidad de las personas que filman¡±, a?ade sobre un formato que ya en la d¨¦cada de los sesenta liber¨® a toda una generaci¨®n de j¨®venes, de Par¨ªs a Nueva York, que repens¨® el cine y de paso tom¨® las calles. En Francia, los cachorros de la nouvelle vague crecieron bajo el abrigo de padrinos como Eric Rohmer, que desde principios de los cincuenta ya usaba el formato. En paralelo, un hijo de la inmigraci¨®n griega en Estados Unidos, John Cassavetes, alter¨® las reglas del juego abriendo nuevos caminos para el cine independiente con pel¨ªculas como Faces, rodada en una sola noche con el grano del 16 mm.
Cien a?os y varios avances tecnol¨®gicos despu¨¦s, la tensi¨®n creativa del anal¨®gico sigue siendo muy diferente a la del digital. Incentiva la concentraci¨®n frente a la acumulaci¨®n, la econom¨ªa del medio y el propio conocimiento de las herramientas de trabajo. Su difusi¨®n tambi¨¦n le debe mucho a aventuras como la Canyon Cinema, cooperativa de cineastas ubicada en San Francisco que desde los a?os sesenta se dedica a distribuir cine de vanguardia por todo el mundo. Una aventura que naci¨® en el patio de la casa de otro cineasta visionario, Bruce Baillie, quien con muebles y sillas de los vecinos ofrec¨ªa palomitas, bebidas y pasteles para pertrechar a un p¨²blico que se enfrentaba a otro tipo de cine.
M¨¢s all¨¢ de esos m¨¢rgenes, el 16 mm tambi¨¦n resiste en la obra de influyentes cineastas contempor¨¢neos como Todd Haynes, Darren Aronofsky, Wes Anderson, Apichatpong Weerasethakul o Kelly Reichardt. Todos han recurrido a su po¨¦tica. Cuando Reichardt empez¨® el rodaje de Certain Women, su opci¨®n inicial era el digital, pero al rodar una pista de nieve decidi¨® cambiar el formato. Concluy¨® que, si el digital presentaba la nieve como un bloque compacto, el centenario 16 mm sab¨ªa recoger todo su misterio blanco.
En Espa?a el 16 mm tiene como epicentros fundamentales la El¨ªas Querejeta Zine Eskola de San Sebasti¨¢n; el Xc¨¨ntric del ?CCCB, en Barcelona; el laboratorio LAV de Madrid y el festival de A Coru?a S8. Elena Duque, vinculada a este ¨²ltimo y participante en el ciclo neoyorquino, que incluye 33 filmes y dos performances de cine expandido, explica que para ella los secretos del 16 mm van m¨¢s all¨¢ de la textura y el color y tienen que ver con la manualidad del proceso y con el componente siempre imprevisible del anal¨®gico: ¡°Me interesan sus tiempos, te obligan a un trabajo m¨¢s reflexivo y anal¨ªtico. Adem¨¢s, no est¨¢s atada a la pantalla de un ordenador, la experiencia manual cobra el protagonismo. Es un proceso lleno de placer, como coser o pintar. Es artesano y, por tanto, el azar y lo impredecible est¨¢n siempre presentes¡±.
Las pel¨ªculas de Duque forman parte de un conjunto que, seg¨²n detallan los comisarios, aborda cuestiones relacionadas con ¡°el cine-diario y la cotidianeidad, el cine l¨ªrico, la escritura y la literatura, la m¨²sica, la pintura, el collage, la animaci¨®n, las pol¨ªticas identitarias, la sexualidad, la autorrepresentaci¨®n y el cuerpo, el diario de viaje, el trabajo, la arquitectura, la escultura, la bot¨¢nica, la biolog¨ªa y el propio cine en sus m¨²ltiples formas¡±. Incluso el cine como una forma de meditaci¨®n y terapia.
Todo ello cabe en un formato modesto pero importante que ahora cumple un siglo y cuya b¨²squeda defini¨® con inspiraci¨®n Baillie: ¡°Lo que perseguimos es el sendero del poeta: huellas solitarias en los negros y nevados lugares de la memoria y en un horizonte desconocido¡±.
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