Jonas Mekas, el cineasta experimental que dio voz a los exiliados
Nueva York dedica una exposici¨®n al director y poeta lituano que inspir¨® a maestros como Martin Scorsese y Jim Jarmuch
Jonas Mekas (1922-2019) hubiera cumplido 100 a?os en 2022. Si hubo alguien que dio voz e inspir¨® a la vez a los desplazados, fue este poeta, cineasta, archivista, curador y cr¨ªtico de cine cuya obra gir¨® en torno a la p¨¦rdida, la memoria y la nostalgia. Su legado est¨¢ m¨¢s vivo que nunca ahora que tres millones de ucranios buscan refugio tras la invasi¨®n de Rusia.
¡°La libertad no es solo una idea. Es algo muy f¨ªsico. Nuestro cuerpo la necesita, la experimenta y la vive¡±, escribi¨® Mekas en un art¨ªculo que se public¨® el 29 de marzo de 1990 en The New York Times. ¡°Solo cuando hay un total y absoluto respeto por la libertad individual y nacional de cada pa¨ªs (y de cada cultura) puede considerarse el mundo un lugar civilizado¡±.
Jonas Mekas, que falleci¨® a los 96 a?os, abandon¨® su Lituania natal a los 22 huyendo de la II Guerra Mundial. Fue detenido y enviado a un campo de concentraci¨®n en Hamburgo, donde permaneci¨® ocho meses, y pas¨® a?os en campos para personas desplazadas. Lleg¨® a Nueva York en 1949 como exiliado. ¡°Hubo un momento en que olvid¨¦ mi casa¡±, narra en uno de sus diarios visuales, Walden (1969), resumiendo as¨ª el continuo evocar en que se convirti¨® su vida.
Su capacidad para sobreponerse a la tragedia y reinventarse en momentos de extrema vulnerabilidad era admirable. Al llegar a Nueva York pidi¨® dinero prestado para comprar su primera c¨¢mara de v¨ªdeo, una Bolex de 16 mm con la que grabar¨ªa sus primeras pel¨ªculas. Pas¨® a la historia como el fundador del cine vanguardista americano, rodando 93 pel¨ªculas y v¨ªdeos y fundando la filmoteca de directores de cine que se convertir¨ªa en lo que hoy conocemos como Anthology Film Archives, uno de los repositorios m¨¢s importantes del mundo para preservar el cine experimental y de vanguardia.
Para celebrar el centenario de su nacimiento, Nueva York, la ciudad donde vivi¨® 70 a?os, le rinde homenaje en el Jewish Museum con la exposici¨®n The Camera Was Always Running (La c¨¢mara estaba siempre grabando), que estar¨¢ vigente hasta junio. ¡°Jonas inspiraba. Era en¨¦rgico, curioso, creativo. Siempre estaba en movimiento. Con 93 a?os, vino en metro a la primera exhibici¨®n que organizamos juntos¡±, recuerda Kelly Taxter, comisaria de la muestra. ¡°Era una persona muy generosa y las puertas de su casa estaban siempre abiertas. Se crio en una granja donde todo se compart¨ªa, y eso le hizo creer en la fuerza de la colaboraci¨®n. Su hogar no era un espacio geogr¨¢fico, sino una comunidad de artistas que escapaban de la norma. No solo trabajaba con otros refugiados, sino con personas de razas minoritarias, del colectivo LGTB o que sufr¨ªan alguna enfermedad mental¡±.
Acompa?ando a la exposici¨®n y con el mismo nombre se ha publicado un cat¨¢logo coeditado por Taxter junto a Inesa Pavlovskaite y Lukas Brasiskis, que pasaron cuatro a?os investigando en los archivos personales de Mekas. ¡°Era necesario dejar constancia de su legado¡±, explica Brasiskis.
La exposici¨®n es una experiencia inmersiva en el mundo del artista, donde se proyectan de forma sucesiva 11 de sus diarios visuales fragmentados a trav¨¦s de 12 pantallas. Es una alusi¨®n a c¨®mo el cineasta estructuraba sus piezas. Es tambi¨¦n un espect¨¢culo po¨¦tico. Cuando uno de los rollos se agota, esa pantalla se funde en negro, hasta que finalmente todas las pantallas se apagan. ¡°Dondequiera que mires, puedes percibir que el c¨¢mara adora a la persona que aparece en pantalla. Las pel¨ªculas de Mekas pueden resultar a menudo confusas y dif¨ªciles de seguir, pero es admirable la afecci¨®n que se percibe en cada una de las personas que grababa¡±, resalta John Leland, reportero de The New York Times, que conoci¨® a Mekas durante sus ¨²ltimos a?os de vida.
Entre las piezas proyectadas est¨¢ Reminiscencias de un viaje a Lituania (1972), considerada por muchos su obra maestra. Narra el regreso a su tierra y el reencuentro con su madre, 25 a?os despu¨¦s de haber partido. ¡°El mundo est¨¢ lleno de personas desplazadas en todos los continentes. El mundo est¨¢ lleno de nosotros¡±. En una pantalla vemos escenas en blanco y negro de la vida de Mekas cuando llega a Nueva York. Reuniones con otros refugiados, paseos solitarios. En otra pantalla, a color, la vida en Semeniskiai, el pueblo donde creci¨®. La familia y los vecinos reunidos, cantando y bailando al aire libre. El campo y los animales. ¡°Todav¨ªa sigo de viaje, hacia mi hogar. Te am¨¢bamos, mundo, pero nos hiciste cosas terribles¡±, dice la voz en off.
Jonas Mekas fue un director de referencia para muchos cineastas, entre ellos Scorsese o Jim Jarmusch, pero sobre todo era poeta. Y es por su poes¨ªa y sus libros por lo que lo recuerdan en Lituania. Esto explica por qu¨¦ la esencia de sus pel¨ªculas fluct¨²a siempre entre la b¨²squeda de la luminosidad y la m¨¢s profunda melancol¨ªa. As¨ª narra en Lost, Lost, Lost (1976) sus primeros d¨ªas en Am¨¦rica: ¡°Aquellas eran noches muy largas y solitarias en las que me dedicaba a caminar por Manhattan. Creo que nunca he estado tan solo¡±. Y prosigue. ¡°No podr¨¦ olvidar el d¨ªa de Navidad. No pod¨ªamos quedarnos en la casa porque nos sent¨ªamos muy solos. Bebimos cerveza fr¨ªa. El viento hac¨ªa volar pedazos de peri¨®dico por una de esas calles de Brooklyn en el final del mundo¡±. Su obra es muy dif¨ªcil de imitar; aunque en sus pel¨ªculas parezca que no pasa nada, lo que pasa es la vida.
Mekas no cre¨ªa en la trama ni en la conclusi¨®n. Sus pel¨ªculas est¨¢n hechas para que se pueda entrar y salir de ellas mil veces, pudiendo ser cada vez el principio. Era su forma de vivir. ¡°A Jonas le gustaba reinventarse a s¨ª mismo. Viv¨ªa siempre en presente. Sus obras no eran del a?o en que estaban hechas, sino del a?o en que eran vistas¡±, afirma Leland sonriendo mientras lo evoca.
Mekas cre¨® hasta el final. A¨²n se encontraba en la edici¨®n de su ¨²ltima pel¨ªcula, Requiem, cuando muri¨®. Para entonces se hab¨ªa pasado al cine digital, porque siempre estuvo abierto a los retos. La cinta entremezcla im¨¢genes de flores con escenas de archivo de los eventos hist¨®ricos m¨¢s tr¨¢gicos del siglo XX. ¡°Quiz¨¢ presinti¨® que era su ¨²ltima pel¨ªcula y por eso la titul¨® as¨ª. Para m¨ª representa la experiencia de un poeta que ha sido testigo del horror, pero que siempre busc¨® la belleza¡±, apunta Brasiskis. ¡°Cre¨ªa en el poder transformador de la belleza¡±, matiza Inesa Pavlovskaite.
El pensamiento de Jonas Mekas est¨¢ m¨¢s vivo que nunca. ¡°Al final las civilizaciones perecen porque escuchan a sus pol¨ªticos, no a sus poetas¡±, escribi¨® en 1962.
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