Revive el debate sobre el poder del Estado en tiempos de incertidumbre
Ideas que un d¨ªa fueron consideradas heterodoxas hoy se desplazan hacia la centralidad
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La vicepresidenta en funciones, Yolanda D¨ªaz, ha defendido m¨¢s control del Estado en Telef¨®nica y Celsa (y en general en las empresas estrat¨¦gicas) para contrarrestar los intereses extranjeros: ¡°No estamos pidiendo nada distinto al mercado del comportamiento ordinario de los pa¨ªses de nuestro entorno¡±. Apenas nadie se ha dado por escandalizado por estas palabras, ni siquiera los escandalizados habituales. M¨¢s en general, amplias zonas del mundo (Europa, EE UU, China¡) est¨¢n embarcadas en pol¨ªticas para subvencionar a sus empresas nacionales con el objeto de relocalizarlas, mejorar la cadena de suministros y alejar los peligros del desabastecimiento que se vieron con la covid. A esto se le denominaba antes proteccionismo.
?Son se?ales suficientes que apuntan a un cambio del papel del Estado hacia otras pol¨ªticas industriales, y van a consolidarse como ya hicieron tras la II Guerra Mundial, o, por el contrario, son flor de una crisis coyuntural y se volver¨¢ a asistir a una vuelta de la primac¨ªa del mercado en las dosis conocidas en las ¨²ltimas d¨¦cadas?
Parecen regresar debates de hace d¨¦cadas acerca del papel que el Estado puede y debe desempe?ar en un sistema econ¨®mico ya exclusivamente capitalista, con distintos tipos de capitalismo (de mercado, burocr¨¢tico, autoritario¡), pero capitalismo al fin. En el libro El papel del Estado en la econom¨ªa (que es parte de una colecci¨®n sobre econom¨ªa inclusiva que se va armando poco a poco, sin grandes alharacas, FUHEM y Catarata), su editor, el profesor Luis Buend¨ªa, hace una reflexi¨®n muy sugerente: en tiempos de dificultades e incertidumbre, las ideas que en un momento se consideraron radicales, heterodoxas o impracticables, o se descartaron por considerarse productos de la imaginaci¨®n de quienes se situaban en los m¨¢rgenes, consiguen desplazarse hacia la centralidad. Con este motivo resurgen cuestiones que quiz¨¢ hoy tienen soluciones distintas a las de antes: ?tiene capacidad el Estado para atemperar las crisis del sistema econ¨®mico en el marco de la globalizaci¨®n?; ?servir¨¢n tales acciones para hacer el sistema m¨¢s fuerte o lo debilitar¨¢n?; ?hay resquicios para una acci¨®n colectiva que utilice al Estado para construir una sociedad mejor?, etc¨¦tera.
Fue Keynes en los a?os treinta del siglo pasado quien abord¨® la intervenci¨®n del Estado en la econom¨ªa en situaciones de debilidad, ante problemas como la incapacidad de aquella para alcanzar el pleno empleo o ante la existencia de una distribuci¨®n de la renta y la riqueza excesivamente desigual. Pero al mismo tiempo hab¨ªa otros economistas y escuelas que trabajaban en parecidas soluciones. Por ejemplo, el polaco Michel Kalecky, que tres a?os antes de la publicaci¨®n de la Teor¨ªa general keynesiana hab¨ªa hecho lo propio en su Ensayo sobre la teor¨ªa del ciclo econ¨®mico, donde desarrollaba cuestiones como la importancia de la inversi¨®n p¨²blica o el papel que podr¨ªa desempe?ar el sector p¨²blico en ella. Asimismo, la Escuela de Estocolmo se centraba en ¡°lo p¨²blico¡± como modo de estimular la econom¨ªa.
Desde entonces, con abundantes picos de sierra motivados por los intentos de la revoluci¨®n conservadora de atemperar su papel, el sector p¨²blico y el Estado asumieron funciones diferentes a las que ten¨ªan hasta entonces, y que son algunas de las que hoy vuelven a emerger. Casi todo est¨¢ en cuesti¨®n. Por ejemplo, que si bien los niveles de gasto social no han retrocedido en l¨ªneas generales, las nuevas prestaciones y tendencias demogr¨¢ficas como el envejecimiento han aumentado el n¨²mero de destinatarios que han debido repartirse las mismas cantidades de dinero, aumentando las dificultades del welfare; que se han introducido cambios en las administraciones p¨²blicas con el objetivo de tratar de emular la ¡°eficiencia¡± del comportamiento del sector privado (el Estado como si fuese una empresa o una familia) y, como consecuencia, intensas pol¨ªticas desrregulatorias; que hab¨ªa que privatizar el antiguo sector p¨²blico empresarial bajo el dogma de que las empresas p¨²blicas son, por definici¨®n, ineficientes y ab¨²licas y que la ¨²nica forma de mejorar su rendimiento es transferirlas al sector privado.
Estas transformaciones son las que ahora est¨¢n en discusi¨®n.
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