Vivan con causa y no caigan en el consumismo implacable: el mensaje de Noam Chomsky y Pepe Mujica a los j¨®venes
Dos grandes referentes de la izquierda se sientan a reflexionar y piden a la juventud que luche por el futuro de la humanidad. El encuentro lo recoge en un libro el documentalista Sa¨²l Alv¨ªdrez
Sa¨²l Alv¨ªdrez. Don Pepe, con toda esa experiencia que carga a cuestas, y sabiendo del gran amor que usted tiene por la humanidad, ?qu¨¦ les dir¨ªa usted a todos los j¨®venes del planeta?
Pepe Mujica. No creas, yo no tengo tanto amor por la humanidad [sonr¨ªe]; yo tengo amor por la vida, que es mucho m¨¢s que la humanidad. La humanidad es solo parte del torrente de la vida. En eso soy casi animista. Pero por amor a la vida, con Nietzsche, pienso que el hombre puede tener una causa para vivir y que eso, el poder darle sentido a la vida, lo distingue un poco del resto de los animales. Estar vivo es un milagro, es el milagro m¨¢s grande para cada uno de nosotros. Pero se puede vivir simplemente porque se naci¨®, como un vegetal, o bien, luego de haber nacido puede uno darle un sentido a la vida. Es ese el lujo que la consciencia nos da y que nos permite crear civilizaci¨®n: vivir con causa. (...) Vivir es ser libre, y ser libre es sacarse la venda de los ojos. (...) ?No se dejen, muchachos, no se dejen robar la libertad! ?No le pueden entregar la libertad al mercado! La libertad debe servir a la vida, y no la vida a la libertad. Porque hay que ser due?o de la propia vida, y no permitir que te la manejen con una pantalla de televisi¨®n o un tel¨¦fono celular. Por eso la imagen de la venda en los ojos me parece hermosa. El problema es que hay j¨®venes que ya son viejos, que est¨¢n totalmente absorbidos por la din¨¢mica consumista que ha impuesto la sociedad y viven vegetativamente; no cuestionan, solo transcurren. Pero hay, fundamentalmente en la base de las universidades, entre la gente m¨¢s joven que tiene la oportunidad de empezar a educar su cabeza, un margen de inquietud intelectual, cuestionadora, cr¨ªtica, que es una palanca prometedora y positiva. All¨ª es donde veo las reservas m¨¢s importantes de una esperanza humana en el futuro. Mi generaci¨®n so?aba con un proletariado independiente, unos hombres fuertes de mameluco y gorra en f¨¢bricas gigantescas... Eso pas¨®. Lo que viene es lo que est¨¢ entrando al mundo de las universidades de hoy. Pero la batalla es que la idea de cambiar el auto por uno m¨¢s nuevo o el anhelo del viaje a Miami no los termine absorbiendo, y que puedan tener sentido de responsabilidad con la sociedad a la cual pertenecen. Pero hay que entender tambi¨¦n que existe otra humanidad, una que no es ni joven ni vieja, que es la que m¨¢s duele, la humanidad sobrante, los que no tienen lugar en el mundo, en ninguna parte, y que aparentemente nacieron para ser v¨ªctimas. Son esas multitudes de ?frica, esas multitudes de Latinoam¨¦rica que quieren emigrar, los que se suben al tren en Centroam¨¦rica, todos esos, los desesperados del mundo que crecen. Bueno, no son ni j¨®venes ni viejos, son v¨ªctimas. La batalla es por eso, por incorporarlos a la existencia humana. Esto no es tarea sencilla, esta civilizaci¨®n de marketing te lleva de la nariz para transformarte en un consumista implacable. Ten¨¦s que poner a un costado del consumismo la imagen del hombre feliz, que, seg¨²n la Biblia, no ten¨ªa camisa ¡ªtal vez viv¨ªa en un pa¨ªs tropical y no pidi¨® tanto¡ª, pero entendamos que la felicidad no est¨¢ en la riqueza. La felicidad, o la logr¨¢s con poco, o no la logr¨¢s con nada. Y creo que hay dos maneras de morir: resign¨¢ndose o luchando. Los j¨®venes son los que nos van a suceder, y su aporte fundamental en este mundo y en este momento de la historia es salvar la naturaleza y obligar a los gobiernos a que enmienden este desastre; de lo contrario, solo contribuimos con nuestra resignaci¨®n a asfaltar el camino del holocausto de la civilizaci¨®n humana. Si la humanidad no se pone a aplacar la guerra y a luchar por revertir el cambio clim¨¢tico, estamos perdidos. Porque esto no lo van a hacer los gobiernos, salvo que los j¨®venes cubran las calles y los obliguen.
Noam Chomsky. Deber¨ªamos estar avergonzados del hecho de haber impuesto esta carga a los j¨®venes. Cuando Greta Thunberg se para en Davos, en las reuniones de los ricos y poderosos, y simplemente dice ¡°nos han traicionado¡±, tiene raz¨®n. Nuestras generaciones los traicionaron a ustedes; les hemos impuesto a los j¨®venes la tarea de rescatar la civilizaci¨®n de nuestro fracaso. Nosotros lo destruimos y es su tarea tratar de rescatar algo de este caos que les dejamos. Es feo, pero es cierto. Y los j¨®venes est¨¢n reaccionando; lo vimos dram¨¢ticamente en Glasgow, en la reuni¨®n internacional para combatir el cambio clim¨¢tico. Ah¨ª sucedieron simult¨¢neamente dos eventos paralelos muy distintos: mientras dentro de los glamurosos recintos llenos de gente elegante se hablaba sobre c¨®mo evitar hacer algo, afuera, en las calles, decenas de miles de j¨®venes protestaban demandando que hicieran lo que debe hacerse para salvarnos del desastre. La pregunta es: ?cu¨¢l de estas dos fuerzas ser¨¢ la que prevalezca? Deber¨ªamos estar haciendo lo que ellos dicen. No podemos abandonar la lucha; debemos hacer todo lo que podamos para ayudar a las generaciones j¨®venes a superar los cr¨ªmenes de nuestras generaciones.
Pepe Mujica. Sin duda. La peor lucha es la que no se da. La vida me ense?¨® que ning¨²n cordero se salv¨® vagando solo, y que, como tal, la defensa de la vida nos obliga a unirnos y a impulsar a esos j¨®venes que se mueven intentando salvar la vida arriba del planeta. En el fondo, esa es la verdadera causa.
Noam Chomsky. Tenemos que detener esta locura y escuchar a los ind¨ªgenas del mundo sobre c¨®mo vivir en armon¨ªa con la naturaleza, y tenemos que escuchar a los j¨®venes que exigen que escapemos de esta carrera suicida.
Pepe Mujica. Para que el mundo siga existiendo, las generaciones j¨®venes tendr¨¢n que obligar a los gobiernos a que pongan las barbas en remojo y cambien de actitud. S¨¦ que es muy dif¨ªcil, pero nada cambiar¨¢ si la gente no lucha. La historia humana nos ense?a que todo lo que se pudo lograr en materia de derechos y de conquistas a favor de la vida humana fue porque hubo gente que tuvo la capacidad de entregar buena parte de su existencia a la lucha por estas cosas. Nada cay¨® por regalo de los dioses; hay que tenerlo claro. Es muy dif¨ªcil cambiar el rumbo, pero si no obligamos a los gobiernos a hacerlo, gran parte de nuestra humanidad futura est¨¢ condenada, y no podemos comportarnos como criminales con el porvenir; por eso tenemos que hablar las cosas con sencillez y claramente. No hay otro camino que el de ganar las calles y luchar por estas cosas, y el mundo universitario y el mundo joven son los que tienen la palabra en este momento. No esperemos del mundo fosilizado que gobierna Europa, el mundo occidental y el mundo oriental; esperemos en todo caso un rayito de esperanza de las nuevas generaciones, particularmente del mundo universitario, del mundo estudiantil y de los trabajadores j¨®venes de nuestra tierra. ?Con ellos y por ellos! No esperemos nada de las Naciones Unidas, de los organismos internacionales; debemos actuar para que la gente obligue a sus propios gobiernos, e impulsar a los pueblos militantes y activistas de los pa¨ªses centrales, que tienen la responsabilidad hist¨®rica de lo que est¨¢ pasando. Eso se llama Europa, eso se llama EE UU, Rusia, China, eso se llama el mundo desarrollado. Mir¨¢, si and¨¢s por un monte, dorm¨ªs de noche y madrug¨¢s, te va a sorprender que en la madrugada, a media luz, casi todos los p¨¢jaros cantan y hablan¡ Y te da la impresi¨®n de que agradecen que pas¨® la noche, vino el d¨ªa y est¨¢n vivos. No tiene sentido la tristeza eterna, la sumisi¨®n eterna; todos los d¨ªas amanece y hay que empezar de nuevo. El valor de la vida no est¨¢ en triunfar; no hay ning¨²n triunfo, porque al final nos espera siempre la muerte. El verdadero triunfo es volverse a levantar cada vez que uno cae y volver a empezar, en el sentido m¨¢s prol¨ªfico que se pueda pensar. Volver a empezar es volverse a enamorar cuando uno es joven y ha fracasado, es reponerse de una enfermedad y arrancar de nuevo, es perder un trabajo y conseguir otro, es que te traicione un amigo y seguir cultivando amigos, es tener capacidad de vencer a la desesperanza y no que la desesperanza te venza a ti. Hasta siempre.
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