Daniel C. Dennett, el cuarto ¡®jinete¡¯ del ate¨ªsmo
El fil¨®sofo norteamericano, cr¨ªtico con la religi¨®n y defensor de la ciencia, se confiesa en sus memorias
La mente no es otra cosa que ¡°una colecci¨®n de procesos inform¨¢ticos como los de un ordenador, que se desarrollan sobre una base de carbono¡±. El tan amado ¡°yo¡±, ¡°un ¡®centro de gravedad narrativo¡¯, una ficci¨®n muy conveniente que nos permite integrar varias corrientes neuronales de datos¡±. ¡°El alma est¨¢ hecha de montones de peque?os robots¡±, que ser¨ªan nuestras neuronas. Son frases y conceptos acu?ados por Daniel C. Dennett (Boston, 1942), uno de los m¨¢s reputados y pol¨¦micos fil¨®sofos actuales, famoso por su cruzada contra las religiones, a las que acusa de generar fan¨¢ticos. Su proselitismo ateo ¡ªpoco efectivo en familia, ya que su hermana es sacerdote de una iglesia cristiana¡ª le ha llevado a ser incluido entre los llamados ¡°cuatro jinetes del antiapocalipsis¡±, junto a Richard Dawkins, el fallecido Christopher Hitchens y Sam Harris, pero el alcance de su pensamiento es mucho mayor. Dennett ha profundizado en la naturaleza de la consciencia desde una perspectiva evolucionista, y ha aportado nuevas ideas a la filosof¨ªa en un lenguaje comprensible.
Catedr¨¢tico em¨¦rito de Filosof¨ªa de la Universidad de Tufts (Massachusetts), donde ha ense?ado durante medio siglo, y director de su Centro de Estudios Cognitivos, es conocido por sus dotes de polemista y por el alcance divulgativo de la veintena de libros que ha publicado. Con el ¨²ltimo, unas memorias tituladas I¡¯ve Been Thinking (He estado pensando, sin edici¨®n en espa?ol), quiere dejar constancia de que lo verdaderamente emocionante ¡°es la magia de la vida como evoluci¨®n, la magia de nuestro cerebro evolucionando entre nuestras orejas¡±, seg¨²n confes¨® recientemente a The New York Times. Por eso, ¡°no se necesitan los milagros, solo entender el mundo tal y como verdaderamente es¡±.
Hijo de un historiador y diplom¨¢tico y de una profesora dedicada a la edici¨®n, Dennett parec¨ªa destinado desde el principio al mundo acad¨¦mico. Se licenci¨® en Filosof¨ªa en la Universidad de Harvard, y se doctor¨® en la de Oxford con una tesis rompedora, Contenido y conciencia (Gedisa, 1996), obra con varias ediciones revisadas, traducida a diversos idiomas. Su curiosidad le ha llevado tambi¨¦n, desde muy joven, a probar infinidad de actividades. Practica el dibujo, la escultura, es pianista de jazz, h¨¢bil navegante, ingeniero de computaci¨®n y conferenciante de ¨¦xito. Casado y padre de dos hijos adoptivos que le han dado cinco nietos, gestion¨® con su mujer durante muchos a?os una granja en el Estado de Maine, donde elaboraba su propio licor de ar¨¢ndanos y un brandi de manzana.
En sus memorias, adem¨¢s de resumir su peripecia filos¨®fica y cient¨ªfica, Dennett se confiesa. Habla, p¨²dicamente, del dolor por la p¨¦rdida del hijo que esperaban su esposa y ¨¦l poco despu¨¦s de casarse, o del grave ataque al coraz¨®n que le puso a ¨¦l al borde de la muerte, y que se resolvi¨® gracias a la aorta artificial que le colocaron en 2006. Ese a?o justamente se public¨® uno de sus libros m¨¢s pol¨¦micos: Romper el hechizo: La religi¨®n como un fen¨®meno natural (Katz Editores), aparecido en espa?ol en 2009, obra en la que Dennett ven¨ªa a explicar la religi¨®n como un subproducto de nuestra evoluci¨®n biol¨®gica. ¡°Eran momentos en que la discusi¨®n entre los evolucionistas y los creacionistas se encontraba en un punto ¨¢lgido¡±, se?ala por correo electr¨®nico Alejandro Katz, director de esa editorial argentina. ¡°Si bien estrictamente era una discusi¨®n del ¨¢mbito anglosaj¨®n, las ideas y los argumentos desarrollados por Dennett¡± ten¨ªan inter¨¦s tambi¨¦n en el mundo de habla hispana.
Con su larga barba blanca de patriarca b¨ªblico, Dennett no se limita a fustigar a los creyentes, tambi¨¦n irrita a sus colegas al negar la base misma de la filosof¨ªa de la mente. ¡°Cuestiona que haya algo inefable en la experiencia subjetiva de las sensaciones, ese aspecto de la consciencia que, t¨¦cnicamente, se conoce como qualia¡±, cuenta por correo electr¨®nico la fil¨®sofa Josefa Toribio, profesora de la Instituci¨® Catalana de Recerca i Estudis Avan?ats (ICREA) de la Universidad de Barcelona, amiga suya desde hace a?os. Para Dennett, ¡°la idea misma de qualia, tal y como se entiende com¨²nmente, es ilusoria¡±. Toribio alaba la capacidad del fil¨®sofo estadounidense ¡°para presentar ideas filos¨®ficas complejas de una forma comprensible para el p¨²blico no especialista¡±, y destaca ¡°su compromiso con el naturalismo, su integraci¨®n de los conocimientos cient¨ªficos en los debates filos¨®ficos y su capacidad para desafiar la sabidur¨ªa convencional con ideas innovadoras y sugerentes¡±.
Uno de los temas que m¨¢s le interesan y preocupan es el de la Inteligencia Artificial, y es partidario de poner en cuarentena los hallazgos de esta nueva tecnolog¨ªa antes de aplicarlos de manera masiva. El avance es exponencial y no duda de que en unas d¨¦cadas puedan crearse robots conscientes, algo que considera poco deseable. Al fin y al cabo, ni siquiera sabemos qu¨¦ beneficios evolutivos nos ha reportado la consciencia, suponiendo que tenga alguna funci¨®n, como admit¨ªa el fil¨®sofo en una entrevista publicada hace tres a?os en Tufts Now, revista de su universidad. ¡°Quiz¨¢s no sea m¨¢s que una fuente de aflicci¨®n¡±, aventuraba. ¡°Quiz¨¢s haya evolucionado como una suerte de lastre que tenemos que arrastrar. O puede que haya algo que nos beneficia y la consciencia sea el precio que pagamos por tenerlo¡±.
Ap¨²ntate aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.