El ¨¦xito o fracaso de la amnist¨ªa depender¨¢ de sus consecuencias
Las negociaciones requieren discreci¨®n, pero Pedro S¨¢nchez y sus portavoces han dejado a los ciudadanos en un absoluto vac¨ªo pol¨ªtico

Habr¨¢ que esperar. ¡°En el mundo de las noticias siempre hay que esperar al sacramento de la confirmaci¨®n¡±, dec¨ªa Voltaire. En el mundo de la pol¨ªtica, tambi¨¦n. Pero mientras la proposici¨®n de ley org¨¢nica de Amnist¨ªa se presenta en el Congreso y el Tribunal Constitucional se pronuncia, se ir¨¢n produciendo acontecimientos pol¨ªticos que permitir¨¢n valorar lo pactado. La arriesgada maniobra de Pedro S¨¢nchez saldr¨¢ bien si queda claro (como queda en el documento firmado con ERC) que los independentistas aceptan que no son posibles consultas sin acuerdo institucional previo, una manera de renunciar en los hechos a la unilateralidad; saldr¨¢ bien para S¨¢nchez si el PSC sigue aumentando su voto, y para Alberto N¨²?ez Feij¨®o si el PP termina encontrando otros posibles aliados. Saldr¨¢ bien si la batalla que plantean sectores judiciales conservadores no se desquicia y admiten que solo el Constitucional tiene competencia para pronunciarse sobre la ley org¨¢nica de Amnist¨ªa.
Saldr¨¢ mal si, a la postre, sale reforzado el independentismo, si el PSC pierde voto en las pr¨®ximas elecciones catalanas o si los portavoces independentistas pisan de nuevo las l¨ªneas rojas, digan lo que digan los documentos firmados.
Saldr¨¢ mal si todo esto empuja a N¨²?ez Feij¨®o a manos de los sectores m¨¢s duros de su partido y su l¨ªder no act¨²a en sentido contrario, alejando su mensaje del de Vox. Saldr¨¢ mal si el PP, arrastrado por quienes creen que las naciones se crearon en el G¨¦nesis, alimenta el ultranacionalismo espa?ol. Si no comprende que utilizar un lenguaje tan brutal como vienen usando aleja cualquier posible aproximaci¨®n de sectores de la sociedad que pueden compartir la inquietud ante la pol¨ªtica de S¨¢nchez, pero que no soportan esa violencia verbal: ¡°Asistimos a la abolici¨®n del Estado de derecho¡±, ¡°se destruye el orden constitucional¡±, ¡°el principio del fin de nuestra democracia¡±.
Se constata tambi¨¦n que el actual equipo directivo del PSOE es un mal negociador. Es verdad que administran un gran caudal pol¨ªtico sin ayuda, mejor dicho, con la antipat¨ªa de los mejores pr¨®ceres del partido, pero tambi¨¦n que no han sabido atraer a su proyecto a las mejores cabezas pol¨ªticas del entorno socialista. Tambi¨¦n lo es que las negociaciones se llevan a cabo necesariamente con discreci¨®n. Sin embargo, en este caso no se ha tratado de discreci¨®n, sino de vac¨ªo. La discreci¨®n pod¨ªa haber sido compatible con un potente y articulado mensaje pol¨ªtico, que ha brillado por su ausencia. Ni el presidente en funciones ni sus portavoces han prestado la m¨¢s m¨ªnima atenci¨®n a sus electores. Esa falta de comunicaci¨®n ha hecho todav¨ªa m¨¢s dif¨ªcil de comprender algunos de los acuerdos a que se ha llegado, no solo la pol¨¦mica ley org¨¢nica de Amnist¨ªa (por ejemplo, las quitas de deuda auton¨®mica necesitan mucha pedagog¨ªa), as¨ª como los insoportables agobios de ¨²ltima hora para ¨²nico disfrute de un personaje tan repelente para los socialistas como Carles Puigdemont.
Sea como sea, antes de acudir a la investidura es imprescindible que los ciudadanos conozcan, clara e ¨ªntegramente, cu¨¢les son los acuerdos que permitir¨¢n a Pedro S¨¢nchez formar gobierno durante los pr¨®ximos cuatro a?os. Que el texto de la proposici¨®n de ley de Amnist¨ªa se conozca tan tarde no supone ninguna ventaja para los socialistas, no solo porque ha dejado espacio para multitud de especulaciones, sino porque, adem¨¢s, ha perjudicado su imagen, present¨¢ndolos como negociadores acorralados. Esa confusa negociaci¨®n ya no tiene remedio, pero ahora el Partido Socialista est¨¢ obligado no solo a explicar el contenido de la amnist¨ªa, sino tambi¨¦n el de todos los compromisos a que haya llegado en nombre del futuro Gobierno. Y hacerlo r¨¢pidamente y de pe a pa.
En el caso de la proposici¨®n de ley de Amnist¨ªa, y precisamente porque la amnist¨ªa solo puede ser consecuencia de una decisi¨®n del Congreso de los Diputados, no ser¨ªa de recibo que se tramitara con lectura ¨²nica ni tan siquiera con un procedimiento de urgencia. Es en ese foro donde los portavoces independentistas deben aceptar el debate y donde explicar sus objetivos y los procedimientos que consideran v¨¢lidos para alcanzarlos. Y donde el PP debe explicar de una vez si aspira a gobernar solo con Vox como aliado. No bastar¨¢ con lo que se diga en la sesi¨®n de investidura, importar¨¢ lo que se hable, paso a paso, y sin tanta fanfarria, en el debate parlamentario.
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