¡®Lawfare¡¯, palabra nueva para idea vieja
?C¨®mo hemos podido vivir sin ese t¨¦rmino hasta hace nada? ?C¨®mo se nombraba antes la extralimitaci¨®n judicial?
Pol¨ªticos y periodistas usan en estos d¨ªas el anglicismo lawfare haciendo ver que lo conocen de toda la vida. Esta palabra se forma mediante una contracci¨®n de law (ley) y warfare (guerra), por lo que alguna vez se ha traducido ¡ªmal¡ª como ¡°guerra legal¡±.
Nunca se hab¨ªa mencionado en EL PA?S hasta 2014, cuando se cit¨® un blog jur¨ªdico de EE UU que se llamaba as¨ª. Reapareci¨® en 2016, con 3 referencias al proceso contra Lula da Silva; 2 de ellas, en portugu¨¦s (edici¨®n de Brasil). Y se defin¨ªa como ¡°el uso de leyes y procedimientos jur¨ªdicos como arma de guerra¡±.
En todo 2017, lawfare aparece 4 veces, todas ellas sobre Lula y en la lengua portuguesa. Los registros bajan a 2 en 2018, en sendos art¨ªculos de opini¨®n, tambi¨¦n sobre Lula; y ambos ofrecen ya definiciones mejores: el brasile?o Leonardo Boff habla de ¡°interpretaci¨®n distorsionada de la ley que el juez practica para perjudicar al acusado¡±; y la alemana Herta D?ubler-Gmelin, de ¡°ocultaci¨®n de un combate pol¨ªtico mediante abuso de los instrumentos jur¨ªdicos¡±.
En 2019 el anglicismo se menciona 18 veces: 14 de ellas en referencia a Lula (8 en portugu¨¦s); y el resto por causas contra el franc¨¦s Jean-Luc M¨¦lenchon, la argentina Cristina Fern¨¢ndez y el abogado Gonzalo Boye. Este ¨²ltimo texto (21 de octubre) aporta la primera referencia hist¨®rica a un caso espa?ol. La noticia da cuenta de que Boye, letrado de Puigdemont, es investigado por blanqueo de capitales, sin relaci¨®n alguna con el proc¨¦s; y el texto incluye este tuit del expresident: ¡°Lawfare (guerra jur¨ªdica) a todo trapo¡±. Por tanto, Puigdemont fue quien trajo a un ¨¢mbito espa?ol ese t¨¦rmino, siempre seg¨²n la base documental de EL PA?S desde 1976. Y tambi¨¦n su mala traducci¨®n.
En 2020, el vocablo baja a 11 casos, casi todos referentes a Brasil y Argentina. Los mismos que en 2021, cuando parece prender ya en el ¨¢mbito de Podemos a ra¨ªz de la persecuci¨®n judicial que sufri¨® Victoria Rosell. La noticia sobre una mesa redonda celebrada en Madrid en torno a ese asunto define lawfare como ¡°persecuci¨®n pol¨ªtica por v¨ªas judiciales¡±. Y se repetir¨¢ en otra pieza, sobre la condena contra el diputado de ese grupo Alberto Rodr¨ªguez.
En 2022 la curva sube a 20 ocasiones, 5 de ellas relativas a Catalu?a pero todas en defensa de Laura Borr¨¤s (una corrupci¨®n tambi¨¦n ajena al proc¨¦s).
Y en lo que va de a?o 2023, la cifra se dispara a 50 casos, 13 en la ¨²ltima semana (17 referidos a Catalu?a, 9 a Borr¨¤s, 4 a Lula, 7 a Argentina, 1 a Podemos y 13 a otros). El Observatorio L¨¢zaro, que cuenta anglicismos en 22 medios espa?oles, ha anotado una frecuencia de 6.933 apariciones por mill¨®n de palabras en el ¨²ltimo mes, el triple de lo habitual desde 2020.
?C¨®mo hemos podido vivir sin esa palabra hasta hace nada? ?C¨®mo se denominaron las extralimitaciones de los jueces G¨®mez de Lia?o, Serrano, Calamita o Alba? ?Y qu¨¦ tipo penal se aplicar¨ªa a quien incurriese en lawfare? Pues seguramente el del art¨ªculo 446 y siguientes del C¨®digo Penal, que abordan la prevaricaci¨®n. Eso s¨ª, aqu¨ª con intenci¨®n ideol¨®gica.
Por tanto, el p¨¢rrafo del acuerdo Junts-PSOE que contiene tan eufem¨ªstico vocablo dir¨ªa, traducido a un espa?ol m¨¢s inteligible: ¡°Al aplicar la amnist¨ªa, se tendr¨¢ en cuenta lo que establezcan las comisiones parlamentarias cuyas conclusiones describan casos de prevaricaci¨®n pol¨ªtica o abuso judicial¡±. Sin embargo, ay, se explica luego lawfare como ¡°judicializaci¨®n de la pol¨ªtica¡±, y eso ya es otra cosa: lo que ocurre cuando a unos pol¨ªticos les da por delinquir.
Parece que Puigdemont coloc¨® su palabra, pero le cambi¨® el sentido.
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