Milei: el le¨®n se hizo vegetariano

A Javier Milei le gusta que lo llamen ¡°el le¨®n¡±. Lleva una tupida melena negra sin peinar y a¨²n conserva la voz ronca de sus tiempos de cantante de rock. Sus seguidores extienden las manos hacia el todoterreno que avanza a paso de hombre entre la multitud. El nuevo mes¨ªas de la pol¨ªtica toma entonces una motosierra y la acelera a fondo. El ruido hace zumbar los o¨ªdos y la gente entra en ¨¦xtasis. Milei agita el aparato sobre su cabeza. As¨ª, grita, aniquilar¨¢ todo lo conocido. La multitud corea el grito de guerra: ¡°La casta tiene miedo, la casta tiene miedo¡±.

El hombre espect¨¢culo repetir¨¢ la rutina en cada recorrido de campa?a. Cuando el mitin es bajo techo, cambia la motosierra por v¨ªdeos de explosiones nucleares y edificios que se derrumban. Milei camina entre el p¨²blico, llega hasta el escenario y ruge: ¡°Yo soy el le¨®n, lleg¨® la bestia en medio de la avenida, todos corrieron sin entender¡­¡±. Viste de cuero, agita los brazos, salta sin guitarra. El 10 de diciembre pr¨®ximo, asumir¨¢ como nuevo presidente de Argentina. Ha logrado convencer a 14,5 millones de argentinos de que la crisis perpetua argentina es culpa de una casta formada por pol¨ªticos, empresarios y sindicalistas. Y que solo ¨¦l los exterminar¨¢ con una motosierra.

Sus ideas son extremas: Estado m¨ªnimo, dolarizaci¨®n para terminar con la inflaci¨®n, el fin de la salud y la educaci¨®n p¨²blicas y la anulaci¨®n de leyes como las del aborto y el matrimonio igualitario. Niega el terrorismo de Estado de la ¨²ltima dictadura y tambi¨¦n el cambio clim¨¢tico, ¡°un invento de los socialistas para seguir robando¡±. Su agenda no espant¨® a un electorado harto de la crisis econ¨®mica y tambi¨¦n del peronismo. En menos de dos a?os, el votante cay¨® encandilado por este hombre que naci¨® a la pol¨ªtica desde un estudio de televisi¨®n. Sus gritos e insultos hac¨ªan subir las audiencias como la espuma, y pronto el periodismo se rindi¨® ante la eficacia del espect¨¢culo. Pero ahora, Milei es cosa seria.

Milei aprendi¨® en menos de una semana que una cosa es hacer campa?a a los gritos y otra armar un Gobierno. Al d¨ªa siguiente de su triunfo, el le¨®n se hizo vegetariano. Apag¨® la motosierra, baj¨® la voz y dej¨® a un lado algunas de sus propuestas m¨¢s pol¨¦micas, como la dolarizaci¨®n. Los integrantes de su c¨ªrculo ¨ªntimo vieron uno a uno c¨®mo los cargos que a?oraban para s¨ª iban a parar a miembros de la casta que hab¨ªa prometido eliminar. Con el correr de los d¨ªas, la lista del futuro Gabinete sum¨® nombres vinculados al expresidente Mauricio Macri, muchos de ellos en los mismos cargos en los que fracasaron hace poco m¨¢s de cuatro a?os.

C¨®mo reaccionar¨¢ la masa embravecida a la voltereta de Milei est¨¢ por verse. El presidente electo prometi¨® que, en cualquier caso, habr¨¢ mano dura en las calles contra los d¨ªscolos. Milei se convirti¨® r¨¢pidamente en un pol¨ªtico sin motosierra.

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