Hugo Micheron, arabista: ¡°Pasamos de un yihadismo de c¨¦lulas terroristas a uno de c¨¦lula familiar¡±
El polit¨®logo franc¨¦s, experto en extremismo islamista, avisa: que este no haga ruido ahora mismo en Europa no quiere decir que se haya apagado
Hugo Micheron, 35 a?os, es seguramente el m¨¢s brillante continuador de la notable estirpe de los arabistas franceses. Acaba de publicar La col¨¨re et l¡¯oubli (la c¨®lera y el olvido, sin traducir al espa?ol), una historia del yihadismo europeo en la que desbroza un terreno todav¨ªa lleno de lagunas y prejuicios. Este profesor franc¨¦s de ¡®Sciences Po¡¯ en Par¨ªs lo hace combinando el trabajo sobre el terreno ¡ªen prisiones o en los barrios¡ª con una robusta armaz¨®n te¨®rica.
Esta es la historia de una ideolog¨ªa que vino para quedarse. Los ataques recientes en Francia y B¨¦lgica han demostrado que el yihadismo no ha desa?parecido en Europa, aunque sea de menor intensidad que durante la d¨¦cada pasada. Mientras escuchamos a Micheron en la sede de la editorial Gallimard, se evidencia que hay otra historia detr¨¢s, y acaso m¨¢s importante: la del futuro de las democracias.
PREGUNTA.?Explica usted en el libro que el yihadismo europeo ha pasado por fases de marea alta, con grandes atentados, y periodos de repliegue o marea baja. ?Nos encontramos en una marea baja?
RESPUESTA.?S¨ª. En la marea baja, el yihadismo se construye en silencio y gradualmente, y con m¨¦todos que son los mismos en Espa?a, Dinamarca o Francia. Yo lo llamo ¡°las m¨¢quinas de predicaci¨®n¡±. La cuna del yihadismo es la guerra en Afganist¨¢n en los a?os ochenta tras la invasi¨®n de la URSS. En realidad estaban en Peshawar, en la frontera de Pakist¨¢n. Montaron institutos para adoctrinar, con seminarios, cursos. Apareci¨® en la retaguardia del frente afgano y bajo forma de una matriz intelectual, no solo guerrera.
P.??Qu¨¦ ocurre entonces?
R.?El modelo de Peshawar se traslada directamente a las ciudades de Europa en las que se implantar¨¢n los veteranos de la yihad afganos, argelinos y bosnios. Ah¨ª montan institutos y seminarios, asociaciones, librer¨ªas isl¨¢micas, controlan mezquitas... Cuando, tras el 11-S, estos veteranos son detenidos o tienen que huir, han formado a individuos que pueden seguir con el trabajo de predicaci¨®n. La perennidad de las m¨¢quinas de predicaci¨®n explica que se haya pasado de unas decenas de yihadistas en los noventa a 6.000, 20 a?os m¨¢s tarde, en Europa.
¡°Daesh integr¨® a las mujeres, cuyo papel no es perpetrar atentados, sino transmitir las ideas¡±
P.?Da la impresi¨®n, sin embargo, de que se acab¨® la ¨¦poca de los grandes atentados. Los autores son solitarios y ya no hay el mismo riesgo.
R.?Es un error evaluar el riesgo del yihadismo seg¨²n el riesgo de terrorismo. El yihadismo es una ideolog¨ªa. El terrorismo, un medio. Si los yihadistas pueden hacer avanzar su agenda sin atentados, no los har¨¢n.
P.??Qu¨¦ es lo que no vemos mientras no hay grandes atentados?
R.?Daesh integr¨® a las mujeres, cuyo papel no es combatir o perpetrar atentados, sino transmitir las ideas, educar a los m¨¢s j¨®venes y reclutar a otras mujeres. Se trata de perennizar el yihadismo durante generaciones. La figura de yihadista de la marea baja es una mujer. Hemos pasado de un yihadismo de c¨¦lulas terroristas a un yihadismo de c¨¦lula familiar. Es otra l¨®gica. Aparece la cuesti¨®n de la educaci¨®n, muy destacado en Francia. El sistema de educaci¨®n nacional franc¨¦s, que hist¨®ricamente ha construido ciudadanos y republicanos, se ve designado por yihadistas y salafistas como el templo de los infieles.
P.?Pero, pese a los atentados recientes con cuchillo en Francia, algunos contra escuelas, y las reivindicaciones de sus autores, hay un abismo entre su programa y lo que logran.
R.?El problema del yihadismo no es que haga realidad su proyecto. Daesh se hizo con un territorio tan grande como Gran Breta?a, con seis millones de sirios e iraqu¨ªes, y lo controlaron durante casi tres a?os. Termin¨® con una insurrecci¨®n en contra de sirios e iraqu¨ªes y con su Estado Mayor mat¨¢ndose entre ellos. El problema es que entretanto hubo una campa?a de atentados por todo el mundo y sobre todo en Europa, y que intentan enfrentar a la gente con una narrativa de guerra de civilizaciones y de confesiones. Esto, en el marco de las democracias europeas, provoca desperfectos. En el mismo periodo, vemos c¨®mo evoluciona la extrema derecha.
¡°En marea baja, el extremismo se construye en silencio. Yo lo llamo ¡®m¨¢quinas de predicaci¨®n¡±
P.?En su libro se?ala ¡°la capacidad de las organizaciones yihadistas de anclar sus acciones en relatos eminentemente pol¨ªticos, potencialmente amplios y movilizadores¡±. La guerra de Israel y Ham¨¢s ?es el relato que nutrir¨¢ la pr¨®xima marea alta?
R. S¨ª y no. En los ¨²ltimos 30 a?os, los yihadistas siempre han necesitado deflagraciones geopol¨ªticas exteriores. El inicio de todo esto es la guerra de Afganist¨¢n y la invasi¨®n por la URSS. En los a?os noventa es la guerra civil argelina, la guerra en Bosnia y la guerra en Chechenia. En los a?os dos mil es la invasi¨®n de Irak por EE UU. Diez a?os despu¨¦s, la guerra civil siria. Hay diferencias y puntos en com¨²n con la guerra en Gaza. Las crisis que he mencionado eran en zonas f¨¢cilmente accesibles para los yihadistas. No es el caso en Gaza, que est¨¢ cerrada y enclavada. Ham¨¢s es un grupo que el 7 de octubre emple¨® m¨¦todos pr¨®ximos a Daesh, pero no pertenece al movimiento yihadista global. En los conflictos citados, se trataba de Oriente Pr¨®ximo, Afganist¨¢n o conflictos locales, pero Israel-Palestina no tuvo un papel enorme respecto a la organizaci¨®n de las redes. S¨ª en el imaginario de los islamistas y en el mundo ¨¢rabe, por lo que es f¨¢cil de explotar para distintos grupos y sobre todo para los yihadistas.
P.??C¨®mo?
R. Vemos en las redes sociales un entusiasmo considerable con la guerra en Gaza. El discurso de los grupos islamistas converge en un punto. Resumiendo: Israel comete un genocidio contra mujeres y ni?os en Gaza ¡ªes as¨ª como se presenta, no digo que sea verdad, es su propaganda, su interpretaci¨®n del conflicto¡ª y Europa y EE UU apoyan a Israel. As¨ª que Europa y EE UU son c¨®mplices y deben ser castigados. As¨ª que es normal que haya ataques en Europa. Este ruido de fondo evidentemente es incitativo. Pero, como se ha visto en B¨¦lgica y Francia, incita a pasar al acto a individuos m¨¢s bien fuera de las redes y con m¨¦todos de bajo coste para crear una situaci¨®n de tensi¨®n pol¨ªtica y eventualmente inspirar otros ataques.
P.?No hablamos de grandes atentados.
R.?Desde hace unos a?os no hay atentados as¨ª, lo que no significa que no podamos contemplar otros escenarios. Con peque?os golpes repetidos se busca crear una situaci¨®n pol¨ªticamente ingestionable, que nos encontremos, como hemos empezado a ver en Irlanda, Francia y en las redes sociales, con grupos de extrema derecha que dicen ¡°el Estado no puede defendernos, defend¨¢monos nosotros¡±. Tensi¨®n comunitaria que los yihadistas explotar¨¢n.
Ap¨²ntate aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.