Las guerras culturales y las nuevas guerras santas: el giro a la extrema derecha en Europa
Frente a la promovida polarizaci¨®n, a izquierda y derecha, muchos ciudadanos preferir¨ªan soluciones pol¨ªticas concretas frente al avance ultra
Institucionalistas desesperados podr¨ªa ser la mejor definici¨®n de algunos ciudadanos que asisten martirizados a la apelaci¨®n a la guerra santa, de la izquierda contra la extrema derecha y de la derecha, contra todo aquello que ella misma considere ajeno a su idea exclusiva de ¡°naci¨®n¡± (ver el art¨ªculo de Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao La causa de la naci¨®n, EL PA?S, 15-1-2024). Aferrados a la importancia y vigencia de las instituciones democr¨¢ticas, pese a todos sus achaques, los ciudadanos cercanos a la izquierda moderada y al centro sospechan que debe de haber m¨¦todos mejores que esa ¨²nica y tajante explicaci¨®n para atajar los avances de la extrema derecha en todo el mundo. Por ejemplo, desarrollar pol¨ªticas concretas que minen sus cimientos (ataque a la emigraci¨®n, nacionalismo feroz, antieurope¨ªsmo) y promuevan un desarrollo menos desigual. Quiz¨¢s, tambi¨¦n, intentar comprometer a la derecha de ra¨ªz democratacristiana en su rechazo al extremismo populista, tarea dif¨ªcil en las actuales circunstancias en Espa?a, pero que no deber¨ªa desterrarse al infierno en el resto de Europa.
Esos institucionalistas desesperados escuchan al mismo tiempo, d¨ªa a d¨ªa, noticias estremecedoras que les impulsan a descartar las dudas. ?C¨®mo discrepar si, seg¨²n los mejores sondeos, Donald Trump va a ganar las pr¨®ximas elecciones en Estados Unidos, sin cambiar un ¨¢pice su grosero y agresivo mensaje populista y nacionalista? ?Cu¨¢ndo la extrema derecha alemana, en camino ascendente, propone expulsar a millones de residentes legales y rebajar los v¨ªnculos de Berl¨ªn con la Uni¨®n Europea? Tampoco parece que las expectativas sean alentadoras en la UE. Seg¨²n el sondeo del solvente Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas inglesas) en las elecciones al Parlamento de junio de este a?o se producir¨¢ un giro hacia la derecha en muchos pa¨ªses, con partidos populistas de derecha radical ganando votos y esca?os en toda la UE, y partidos de centro izquierda y verdes perdi¨¦ndolos. Es probable, calculan, que los populistas antieuropeos encabecen las elecciones en nueve pa¨ªses (Austria, B¨¦lgica, Eslovaquia, Francia, Hungr¨ªa, Italia, Holanda, Polonia y Chequia) y ocupen el segundo o tercer lugar en otros nueve (Bulgaria, Estonia, Finlandia, Alemania, Letonia, Portugal, Rumania, Espa?a y Suecia).
Es decir, casi la mitad de los esca?os en el pr¨®ximo Parlamento Europeo pueden estar ocupados por eurodiputados fuera de la llamada ¡°s¨²per gran coalici¨®n¡± de los tres grupos (socialdem¨®cratas, liberales, democratacristianos), que hasta ahora han mantenido una l¨ªnea pol¨ªtica com¨²n de expansi¨®n y fortalecimiento de las instituciones comunitarias. Por primera vez se corre el riesgo de que una coalici¨®n populista de derecha (formada por conservadores radicales y eurodiputados de extrema derecha) arrastre a los democratacristianos y alcance en el europarlamento una mayor¨ªa que le permita controlar la Comisi¨®n. Es probable, dice el ECFR, que este brusco giro a la derecha tenga consecuencias significativas para todas las pol¨ªticas a nivel europeo, particularmente en cuestiones de emigraci¨®n y medioambientales. La nueva mayor¨ªa se opondr¨ªa probablemente a la segunda etapa del ambicioso New Green Deal que la UE desarrolla frente al cambio clim¨¢tico.
Queda la esperanza de que el descalabro de la izquierda no sea tan fuerte como se predice y, sobre todo, de que la derecha de ra¨ªz democratacristiana incluida en el Partido Popular Europeo (PPE) mantenga su rechazo a cualquier v¨ªnculo con la extrema derecha, aunque ello le impida el acceso al control del Parlamento, y prefiera, como hasta ahora, acuerdos parciales con los liberales y el grupo socialista. Habr¨¢ que confiar en que la poderosa democracia cristiana alemana, por mucho descalabro que sufra en las elecciones de junio, mantenga ese compromiso, pero sigue aclarar su posici¨®n su actual jefe de filas en el PE, Manfred Weber. Como tampoco est¨¢ clara la que adoptar¨ªa en ese caso el Partido Popular espa?ol, que por mucho que abomine del PSOE, no puede ignorar que cualquier retroceso en el desarrollo de la Uni¨®n perjudicar¨ªa los intereses de Espa?a, esa naci¨®n que tanto dice defender.
Quiz¨¢s si se evita la coalici¨®n del PPE con los grupos de extrema derecha, sea posible a¨²n la recomposici¨®n de la imagen del PP espa?ol como un grupo moderado. Si el PPE cae en Bruselas, los populares espa?oles estar¨¢n condenados al abrazo de Vox.
Y seguir¨¢ la guerra santa.
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