Hay d¨ªas para sentirse orgulloso de ser espa?ol
Somos una aut¨¦ntica anomal¨ªa en Europa en la relaci¨®n con nuestro pasado. Un extranjero siempre flipa de que vivamos con esa carga de secretos, leyendas urbanas, cosas no dichas, no sabidas, no reconocidas, y aniversarios no celebrados
El pasado s¨¢bado, 27 de enero, el Marca hizo algo admirable: public¨® un reportaje de 12 p¨¢ginas (doce), de Jos¨¦ Ignacio P¨¦rez sobre la incre¨ªble historia de Segundo Espallargas, alias Paulino: ¡°Yo boxe¨¦ en Mauthausen¡±. Era un mozo como un armario que se alist¨® con 16 a?os con los republicanos en la Guerra Civil y lleg¨® a Mauthausen con 21. Los nazis lo pusieron a boxear. Organizaban combates entre prisioneros los domingos, con la amenaza de mandarle al crematorio si perd¨ªa. Sobrevivi¨® cuatro a?os y salv¨® a otros compa?eros, a los que pasaba comida a escondidas, y tambi¨¦n a sus contrincantes, con los que alargaba el combate para no tumbarles r¨¢pido y que no fueran ejecutados. No sabemos bien lo que fueron aquellos espa?oles. En Hollywood ya habr¨ªan hecho una pel¨ªcula.
El diario public¨® este relato porque era el D¨ªa de la Memoria, conmemoraci¨®n del d¨ªa de la liberaci¨®n de Auschwitz-Birkenau en 1945. Es una fecha a la que Espa?a siempre permanece muy ajena. Ya, no vivimos la Segunda Guerra Mundial, pero sobre todo no nos interesa, y esto siempre me ha sorprendido. Bueno, no tanto: del pasado no queremos saber, es algo muy nuestro. Paulino fue uno de los 7.251 espa?oles deportados a Mauthausen, de los que murieron el 65,5%. Hablas de ello y a¨²n la gente no tiene ni idea. As¨ª estamos. Quiz¨¢ les sorprenda, bueno, no tanto, pero no hay en Espa?a un museo de la Guerra Civil. Est¨¢n construyendo uno en Teruel. De donde era Paulino, por cierto.
No fue hasta 2019 cuando un grupo de investigaci¨®n, del profesor Gutmaro G¨®mez Bravo, realiz¨® la primera lista oficial y as¨ª pudo inscribirse por fin en el registro civil el fallecimiento de 4.427 espa?oles olvidados. La lista se public¨® por primera vez en ?2022! Somos una aut¨¦ntica anomal¨ªa en Europa en la relaci¨®n con nuestro pasado. Un extranjero siempre flipa de que vivamos con esa carga de secretos, leyendas urbanas, cosas no dichas, no sabidas, no reconocidas, y aniversarios no celebrados. En fin, tanta ignorancia. Vivimos en la desmemoria, y se nota, sobre todo en el burdo manejo del pasado. Si tuvi¨¦ramos todos claras cuatro cosas b¨¢sicas, una memoria de hechos indiscutibles que todos lamentamos, vivir¨ªamos mejor. Se dir¨ªan menos tonter¨ªas, eso seguro, como que esto ahora es una dictadura. En Italia o Alemania tienes en la tele cada semana un documental sobre su traum¨¢tico pasado, y ya no es pol¨¦mico, es una cuesti¨®n central de su identidad, aqu¨ª es una clave oculta, no resuelta, que explica comportamientos que requerir¨ªan un psiquiatra colectivo. Juan Carlos Fern¨¢ndez, autor de las ilustraciones del reportaje, incluye una foto suya de ni?o con su t¨ªo, tambi¨¦n superviviente de Mauthausen: ¡°Sucedi¨®, s¨ª, y si yo estoy en la foto es porque no fue hace tanto tiempo, ?verdad?¡±.
Todo esto en una semana en que a Europa, en cambio, le falla la memoria de qu¨¦ hacer ante una matanza. Alemania, el Reino Unido, Italia y hasta 16 pa¨ªses han cortado su financiaci¨®n de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, tras la acusaci¨®n de Israel de que 12 empleados, de 30.000 que tiene, participaron en los atentados del 7 de octubre. Abocan a¨²n m¨¢s a la cat¨¢strofe a una poblaci¨®n ya masacrada rutinariamente sin que ellos muevan un dedo. Conmueve tanta rapidez en acudir en auxilio del vencedor. Ya est¨¢ en las p¨¢ginas de la historia para nuestra verg¨¹enza y futura memoria, pero hay excepciones: Espa?a no ha retirado su ayuda. As¨ª que, pese al pa¨ªs tan loco que tenemos, ah¨ª estaba yo leyendo el Marca en el bar y sinti¨¦ndome orgulloso de ser espa?ol, como un campe¨®n, y no me digan que no era complicado esta semana.
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