Michel Pastoureau, historiador: ¡°Si un romano llegase a 2024, le extra?ar¨ªa ver tanto azul marino¡±
El estudioso de la Edad Media franc¨¦s ha dedicado los ¨²ltimos a?os a trazar una historia de los colores. Dice que la tonalidad de este a?o, ¡°sombr¨ªo, inquietante y no demasiado alegre¡±, es el gris
El historiador Michel Pastoureau (Par¨ªs, 76 a?os) fue un ni?o especial. ¡°Yo ten¨ªa caprichos crom¨¢ticos¡±, dice. Una vez, le compraron una chaqueta para ir a una boda. ?l la quer¨ªa azul marino oscuro; su madre se decidi¨® por una m¨¢s clara. Lo vivi¨® mal. ¡°En la boda ten¨ªa impresi¨®n de que todo el mundo me miraba porque no era suficientemente azul marino¡±. Otra vez, su padre iba a comprarle una bicicleta de adultos, pero era amarilla y ¨¦l siempre hab¨ªa tenido bicicletas verdes. ?Amarilla? Imposible. Ten¨ªa que ser verde. ?Resultado? ¡°Me qued¨¦ sin bicicleta¡±.
Lo recuerda en el sal¨®n de su apartamento con vistas a las pistas de Roland Garros. En la librer¨ªa, entre vol¨²menes de historia medieval, la novela Invahoe, de Walter Scott. La ley¨® despu¨¦s de quedar fascinado a los ocho a?os por la pel¨ªcula en tecnicolor de Richard Thorpe. Ah¨ª est¨¢ el origen de su obsesi¨®n: la Edad Media, y en concreto en la segunda mitad del siglo XII. Pastoureau, que creci¨® en una familia de intelectuales y artistas (su padre era amigo de Andr¨¦ Breton, el pope del surrealismo), fue un ni?o que prefer¨ªa jugar a caballeros que a vaqueros.
Son raros los historiadores que descubren una tierra inexplorada ¡ªo poco explorada¡ª hasta crear una nueva disciplina. En su caso, es la historia de los colores, a la que lleg¨® a partir de la her¨¢ldica. En ella la Edad Media ¡ªy el siglo XII, siempre¡ª es un momento decisivo, pero sus libros abarcan toda la historia occidental. En franc¨¦s ha publicado ya vol¨²menes sobre el azul, el negro, el verde, el rojo, el amarillo y el blanco. Ahora trabaja en el rosa y el naranja. La editorial Folioscopio arranca la publicaci¨®n en espa?ol de la serie con Azul y Rojo, en traducci¨®n de N¨²ria Petit.
Pregunta. Le han operado recientemente de la c¨®rnea. ?Ve bien los colores?
Respuesta. S¨ª, aunque un poco desnaturalizados. El blanco, el amarillo, el rojo y el rosa no est¨¢n del todo como deber¨ªan.
¡°Las conversaciones con los dem¨¢s acaban por ofrecernos una noci¨®n del color. La tienen incluso los invidentes¡±
P. ?Le hab¨ªa ocurrido ya alguna vez tener problemas de percepci¨®n de los colores?
R. Est¨¢ ligado a la edad tambi¨¦n, supongo. Pero he le¨ªdo que los invidentes de nacimiento llegan a la edad adulta m¨¢s o menos con la misma cultura de los colores que los videntes, y esto invita a reflexionar.
P. ?C¨®mo se puede pensar el rojo si nunca se ha visto el rojo?
R. Porque vivimos en sociedad y las conversaciones con los dem¨¢s acaban por ofrecernos una noci¨®n del color. Un invidente conoce un cierto n¨²mero de cosas sobre los animales, los tejidos, los alimentos. Y si se le dice que ¡°esto es rojo¡±, lo comparar¨¢ con otras cosas que conoce por el tacto o el o¨ªdo, y la noci¨®n de este color acabar¨¢ por aparecer.
P. Visto as¨ª, el color no tiene nada que ver con la idea que habitualmente nos hacemos de ¨¦l.
R. Es absolutamente imposible decir qu¨¦ es el color. Hay m¨²ltiples definiciones. Sucede lo mismo con los t¨¦rminos que se aplican a los colores. Decir qu¨¦ es el amarillo es extremadamente dif¨ªcil. Se pueden nombrar objetos amarillos o decir que el amarillo es el color del lim¨®n. No es falso, pero tampoco es una verdadera definici¨®n.
P. El color, escribe usted, es materia, luz y sensaci¨®n.
R. Y un concepto, una noci¨®n abstracta. Europa pas¨® con los siglos del color-materia al color-abstracci¨®n. En lat¨ªn, los t¨¦rminos del color son siempre adjetivos. Un romano nunca dir¨¢: me gusta el rojo. Dir¨¢: me gustan las flores rojas, las togas rojas. O: no me gustan los vestidos azules de los germanos. El color siempre se refiere a algo. Pero poco a poco, los t¨¦rminos se vuelven sustantivos. Aparece el rojo como absoluto y es as¨ª como nosotros decimos: me gusta el verde, no me gusta el violeta. Jam¨¢s un griego o un romano dir¨ªa esto. Es demasiado abstracto.
P. ?Cu¨¢ndo ocurre el cambio?
R. Hacia el final de la Edad Media o el principio de la ¨¦poca moderna. Ah¨ª nace lo simb¨®lico en los colores, y es posible vincular ideas diferentes a un mismo color. El rojo es la fuerza, el amor, la violencia, la fiesta, la gloria. En la Edad Media, los colores principales pasan de ser tres (el blanco, el rojo y el negro) a seis (el blanco, el rojo, el negro, el verde, el amarillo, el azul). Ya no cambiar¨¢.
¡°Los griegos y los romanos apenas ten¨ªan palabras para decir azul. Ahora es el color preferido de los europeos¡±
P. Hablemos del azul. Explica usted que para los romanos no era un color importante. Y ahora¡
R. Los griegos y los romanos no ten¨ªan palabras para decir este color, o pocas. Ahora el azul es el color preferido de los europeos, muy por delante de los dem¨¢s. M¨ªrenos, vamos de azul los tres [Pastoureau, el fot¨®grafo Manuel Braun y el entrevistador]. ?Y no nos hab¨ªamos puesto de acuerdo de antemano!
P. El cambio se produce en la Edad Media. ?Por qu¨¦?
R. Es una cuesti¨®n teol¨®gica al principio. Se empieza a hacer de Dios un Dios de luz. Hay que separar la luz divina de la luz terrestre. En lat¨ªn existen dos palabras para decir luz. Lumen es la luz material y terrestre, y lux, la luz divina. En las im¨¢genes, hay que distinguir ambas luces, y entonces el azul se convierte en el color del cielo y la luz divina, y la luz terrestre es blanca, amarilla o entre ambas. Es una manera de distinguir ambas luces. Y es entonces cuando el cielo progresivamente se convierte en azul en las im¨¢genes, mientras que en la Antig¨¹edad el cielo no es azul, ni en las im¨¢genes ni en las descripciones, sino dorado, negro, gris, verde, y alguna vez azul tambi¨¦n.
P. El cielo se vuelve azul.
R. El siglo de estas mutaciones es el XII. El cielo se vuelve azul y las personas que viven en el cielo, entre ellas la Virgen, est¨¢n vestidas de azul. Los reyes quieren imitarlas, especialmente el rey de Francia, que, simb¨®licamente, se casa con la Virgen y adopta dos de los atributos de la Virgen: el azul y la flor de lis, el escudo de los reyes de Francia.
P. Es decir, si nosotros vamos vestidos de azul y si es el color preferido ahora, aunque vivamos en sociedades muy secularizadas, ?esto tiene un origen religioso?
R. Podr¨ªamos decir que si los deportistas franceses juegan con una camiseta azul, se debe a la Virgen y a los reyes. Es interesante que este color, que era el de la Virgen, el rey y la monarqu¨ªa, se haya convertido en el del Estado y la naci¨®n.
¡°En el ?frica negra es importante saber si un color es h¨²medo o seco, liso o rugoso. En Asia central, si es tierno o duro¡±
P. El rojo fue dominante durante siglos.
R. El declive del rojo empieza con el Renacimiento y con la moral del color. La moral religiosa y la moral social. Se desarrolla la idea de que hay que huir de los colores demasiado vistosos, sobre todo en la vestimenta. Empieza con los protestantes, que distinguen entre colores honestos y deshonestos como el rojo, el amarillo y el verde. A partir de ese momento ya no se ven hombres enteramente vestidos de rojo, amarillo o verde, mientras que en la Edad Media era habitual. La Contrarreforma cat¨®lica retoma progresivamente estos valores y m¨¢s tarde la moral social, con lo que llamamos valores burgueses, retoma estas mismas ideas. De ah¨ª todos estos hombres vestidos de negro o con colores oscuros. Hoy es el azul marino: la idea es la misma. Se trata de un fen¨®meno duradero que empieza en el Renacimiento.
P. Si miramos el presente, 2024, ?cu¨¢l es el color de nuestro momento hist¨®rico?
R. Nuestro tiempo es gris. El porvenir es sombr¨ªo, el estado del mundo es bastante inquietante, y la sociedad no demasiado alegre. Simb¨®licamente, podemos asociar todo esto al color gris. Es as¨ª desde hace a?os. En los setenta o noventa no habr¨ªamos dicho lo mismo.
P. ?Qu¨¦ color asocia en su memoria a los setenta?
R. El verde manzana, bastante claro, y asociado al naranja. En Francia, se ve¨ªa el naranja en las cocinas y en los apartamentos. Hab¨ªa trenes naranja. Incluso se cre¨® la tarjeta naranja para el metro. Se supon¨ªa que todo esto deb¨ªa alegrar la vida. Era un poco ingenuo. Los arquitectos y urbanistas, para dar vida a los barrios desfavorecidos, imaginaron pintar los muros con colores vivos. O piense en el Centro Beaubourg, en Par¨ªs, con los tubos de colores. Al cabo de un tiempo, la poblaci¨®n no pod¨ªa soportar colores tan vivos, y volvi¨® a pedir gris y blanco.
P. ?Hay un color del futuro?
R. Hay cambios, pero muy lentos. Puedo asegurarle que en 10 o 20 a?os, el azul seguir¨¢ siendo el color preferido. En dos o tres siglos seguramente s¨ª habr¨¢ cambios.
P. ?Habr¨¢ nuevos colores en el futuro?
R. No. Habr¨¢ nuevos matices en los colores, ligados a nuevas materias, nuevas luces, nuevos textiles, nuevos materiales. Se podr¨¢ lograr que el azul o el rojo hablen de forma distinta a los ojos de nuestros sucesores. Pero, al ser los colores categor¨ªas abstractas, es bastante dif¨ªcil crear una nueva categor¨ªa abstracta. Lo que es posible es que lo que ahora son matices adquieran el estatuto de verdadero color.
¡°Si hay una promoci¨®n al estatuto de color ser¨¢ el beis. Pero no representa lo mismo para todos, a diferencia del rojo¡±
P. ?Por ejemplo?
R. Si hay una promoci¨®n al estatuto de color ser¨¢ el beis. Tiene un papel importante en la vestimenta, en los objetos, en los muebles. Pero el beis no representa lo mismo para todo el mundo, usted y yo debemos tener una idea distinta del beis. En cambio, si dijo azul o rojo, todo el mundo lo entiende.
P. Los colores ?son infinitos? Que un matiz de color acabe convirti¨¦ndose en color ?no es arbitrario? ?No depende de d¨®nde se haga el corte?
R. S¨ª, pero no es la naturaleza la que hace el corte, es la sociedad. La naturaleza ofrece miles de coloraciones y las sociedades las agrupan en categor¨ªas. No son las mismas en las diferentes sociedades. En Europa distinguimos 11 colores. En Jap¨®n es un poco distinto. En el ?frica negra, por ejemplo, es importante saber si un color es h¨²medo o seco, saber si es liso o rugoso. En Asia central se distinguen los colores tiernos y duros. En estas zonas la materialidad tiene un papel importante.
P. Su color favorito es el verde, ?no?
R. S¨ª. Desde los tres o los cuatro a?os me gusta el verde, especialmente el verde oscuro. No sabr¨ªa decir por qu¨¦. La palabra verde es bonita. Beis, como palabra, es espantoso.
P. Imagine que viaj¨¢semos con una m¨¢quina del tiempo a la Edad Media. ?Nos desconcertar¨ªan los colores?
R. Ver¨ªamos iglesias pintadas en el interior y el exterior. Ver¨ªamos colores abigarrados, con contrastes que nos parecer¨ªan violentos pero que, para los contempor¨¢neos, no lo ser¨ªan. El verde junto al rojo, por ejemplo. Tambi¨¦n ver¨ªamos un contraste entre los lugares y momentos en los que el color est¨¢ presente e incluso es violento, como los d¨ªas de fiesta o los lugares sagrados, y la vida cotidiana, menos colorada. Constatar¨ªamos que el color es caro y que los tintes, como en la pintura, tienen un precio, mientras que hoy un ni?o de cinco a?os se puede comprar por una suma rid¨ªcula una caja con rotuladores de 30 formatos distintos.
P. Imagine ahora a un romano de la Antig¨¹edad que llegase a 2024. ?Qu¨¦ ver¨ªa?
R. Le extra?ar¨ªa tanto azul marino, tanto negro, y este verde, pr¨¢cticamente desconocido en la vida cotidiana en Roma. ?D¨®nde est¨¢ el blanco?, se preguntar¨ªa. En Roma el blanco est¨¢ por doquier. Quiz¨¢s le parecer¨ªa b¨¢rbaro, porque sabemos por testimonios c¨®mo los romanos ve¨ªan a los germanos, y una de las primeras cosas que destacan los autores son las diferencias de colores. Los germanos son mejores tinteros que los romanos y poseen una paleta m¨¢s variada, hacen asociaciones que los romanos no hac¨ªan. Los romanos no llevaban verde ni azul, los germanos, s¨ª, y los asocian con amarillos, violetas, blancos. Ya entonces les chocaba. En 2024 les chocar¨ªa tambi¨¦n.
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