La furia contra los inmigrantes se est¨¢ normalizando como se normaliz¨® el antisemitismo de los a?os 20
Uno de los grandes ¨¦xitos de la extrema derecha ha sido lograr que algunos partidos dejen de llevar esa etiqueta
En el a?o 2000, un pol¨ªtico austriaco de vocabulario filonazi, J?rg Haider, presidente del FP?, el Partido de la Libertad de Austria, estuvo a punto de formar parte del Gobierno de su pa¨ªs, en coalici¨®n con el Partido Popular. La inmediata reacci¨®n de la Uni¨®n Europea, que anunci¨® todo tipo de restricciones a un Gobierno semejante, hizo que Haider nunca lograra su prop¨®sito. El 29 de septiembre se celebran elecciones en Austria y esta vez las encuestas dan casi por seguro que el FP?, que sigue siendo tan de extrema derecha como entonces, llegar¨¢ al Gobierno y que la UE no har¨¢ nada por impedirlo. Lo que ha cambiado en estos a?os ha sido la ¡°normalizaci¨®n¡± de los mensajes de los partidos de extrema derecha.
La extrema derecha preside los gobiernos de Italia y Hungr¨ªa, y forma parte de coaliciones en Croacia, Eslovaquia, Finlandia y Pa¨ªses Bajos. El Gobierno sueco se sostiene gracias al apoyo externo de un partido de extrema derecha. En el Parlamento Europeo hay tres grupos distintos de extrema derecha y solo a uno de ellos, los ¡°soberanistas¡± de Alternativa para Alemania (AfD), se le aplica claramente esa etiqueta. Los otros dos, liderados, uno por la italiana Meloni y el polaco Kaczynski, y otro, por el h¨²ngaro Orb¨¢n y la francesa Le Pen, pretenden ser identificados como ¡°conservadores nacionalistas¡±. En el que dirige Orb¨¢n, se integra Vox.
Una de las principales caracter¨ªsticas pol¨ªticas de la ¨²ltima d¨¦cada en Europa es la aceptaci¨®n de situaciones de prolongadas crisis como aparentemente normales. Un estudio de varios autores publicado en la Revista de Lengua y Pol¨ªtica, editada por una editorial acad¨¦mica independiente con sede en ?msterdam, recuerda que el antisemitismo fue ¡°normal¡± en los a?os veinte y treinta del siglo pasado. Es decir, explican, el subproducto m¨¢s destacado de la extrema derecha es la identificaci¨®n apresurada de aquellos que son aparentemente ¡°culpables¡±, los chivos expiatorios, de esas crisis prolongadas. Sucesos perturbadores que en etapas anteriores habr¨ªan provocado respuestas duras y claras, en defensa de los valores democr¨¢ticos, forman ahora parte de una ¡°nueva normalidad¡±, que se asume sin muchos aspavientos. Temas que eran tab¨²es se vuelven normales y se cambia el l¨ªmite de lo decible.
La normalizaci¨®n de la extrema derecha genera exclusi¨®n, y en estos momentos el ¡°antisemitismo¡± (que no ha desaparecido totalmente) se ha transformado en el rechazo a los inmigrantes y juega el mismo papel promoviendo la desigualdad y redefiniendo los valores centrales de la democracia: el Estado de derecho, fundamentalmente. Se pretende aplicar a los emigrantes leyes diferentes, cuando un valor fundamental de la democracia es que los derechos y obligaciones deben ser los mismos para todos los residentes en un mismo pa¨ªs. ¡°Poco a poco se extiende una nueva normalidad que excluye a grupos sociales supuestamente culpables de los problemas sociales¡±, sostiene el art¨ªculo mencionado.
Uno de los principales ¨¦xitos de la extrema derecha (y uno de sus mayores peligros) es que ha conseguido que algunos de sus partidos dejen de llevar esa etiqueta. Conseguir que se lo identifique como ¡°conservador nacionalista¡± es uno de los principales objetivos de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y su estrategia parece tener ¨¦xito. Su programa se diferencia del de Alternativa para Alemania en que Meloni defiende la permanencia de Italia en la UE y en la OTAN, pero comparten su visi¨®n de la inmigraci¨®n, los derechos de la mujer o la renacionalizaci¨®n y centralizaci¨®n del poder. El primer ministro h¨²ngaro, Vik?tor Orb¨¢n, se diferencia de Meloni en que apoya a Putin, pero se une a ella en casi todo lo dem¨¢s. Todos ellos tienen tambi¨¦n una lucha com¨²n en el campo de las pol¨ªticas culturales, de la memoria (poco a poco, Mussolini no fue tan funesto, los seguidores de Hitler tan criminales ni los colaboracionistas h¨²ngaros tan odiosos) o de g¨¦nero (todos ellos rechazan el derecho de la mujer al aborto). Muchos analistas han escrito sobre la manera en la que la extrema derecha logra ¡°secuestrar el lenguaje¡±.
La importancia de luchar contra la normalizaci¨®n de lo que no es normal, ni deber¨ªa serlo, exige recordar tambi¨¦n que la invasi¨®n de Ucrania por decisi¨®n del presidente ruso, Putin, una ofensiva que arranc¨® hace casi tres a?os, es un hecho grav¨ªsimo que exige respuesta. Y que la masacre que provoca el ej¨¦rcito israel¨ª desde hace casi un a?o en Gaza, con la destrucci¨®n deliberada de todas las infraestructuras viarias, educativas, sanitarias y comunitarias y el asesinato de m¨¢s de 10.000 ni?os y 50.000 civiles, no responde a una respuesta ¡°normal¡± a un atentado previo, sino a lo que seguramente llegar¨¢ a calificarse como genocidio o crimen de lesa humanidad.
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