Ni una ni la misma de siempre: las mil caras de la derecha
Entre un liberal cl¨¢sico y un ultraderechista, encontramos a nacionalistas, democristianos, liberal-conservadores, ultraliberales, anarcocapitalistas, tradicionalistas, las llamadas nuevas derechas¡ As¨ª respira este (cada vez m¨¢s) exuberante campo ideol¨®gico
Existe la percepci¨®n de que la izquierda es un campo ideol¨®gico fragmentado y enfrentado; pero no es menor la diversidad de la derecha, aunque pol¨ªticamente haya presentado opciones m¨¢s cohesionadas. Hay un trecho entre un liberal cl¨¢sico (algunos ni siquiera se encasillan dentro de la derecha) y un fascista; por medio se encuentran liberal-conservadores, nacionalistas, democristianos, ultraliberales, anarcocapitalistas, tradicionalistas, rojipardos (corriente que mezcla posturas de derecha o extrema derecha con cierta ret¨®rica de izquierdas, sobre todo en lo econ¨®mico) o las llamadas nuevas derechas, tambi¨¦n diversas, donde se mezclan diferentes visiones de lo econ¨®mico y lo social, en ocasiones bajo liderazgos populistas, con una buena dosis de conspiranoia. Entre los diez pensadores m¨¢s votados en la encuesta realizada por Ideas aparecen representantes de muchas de las citadas corrientes: el liberalismo de Hayek o Ayn Rand, el conservadurismo de Scruton, Oakeshott o Burke, o la nouvelle droite de Alain de Benoist. Hasta Ortega y Gasset, cuyo derechismo es objeto de controversia. Fuera han quedado nombres de peso como Adam Smith, Francis Fukuyama, Isaiah Berlin o Milton Friedman. ?Cu¨¢l es la esencia que hace que la derecha sea derecha?
Esencias de la derecha
¡°La derecha es, fundamentalmente, un pensamiento y una acci¨®n reactivas que se oponen a la izquierda¡±, explica el historiador Antonio Rivera, autor de Historia de las derechas en Espa?a (Catarata). La disposici¨®n espacial de las ideolog¨ªas entre izquierda y derecha surge en la Revoluci¨®n Francesa, hija de la Ilustraci¨®n: en la Asamblea Nacional Constituyente de 1789 los revolucionarios que quer¨ªan demoler el Antiguo R¨¦gimen se sentaban a la izquierda y los conservadores, a la derecha.
En aquel gozne hist¨®rico que dio comienzo a nuestra ¨¦poca se cuestion¨® el orden tradicional que hab¨ªa durado siglos, basado en la monarqu¨ªa y la religi¨®n, en la desigualdad y el privilegio, en el inmovilismo del mundo premoderno. Pero comenz¨® una nueva era: en oposici¨®n a los tiempos nacientes van surgiendo las diferentes derechas, siempre una moderada y otra radical. La moderada es la de los liberal-conservadores que, si bien entendieron que el mundo estaba cambiando, pensaron que todav¨ªa ten¨ªan margen para embridarlo, aun aceptando algunos de los cambios.
¡°La derecha m¨¢s radical ha tenido diferentes encarnaciones: la que se opuso al primer liberalismo fue la derecha tradicionalista; luego, en la crisis del liberalismo, durante el periodo de entreguerras del siglo XX, fue la derecha fascista¡±, explica Rivera. En Espa?a las corrientes tradicionalistas cristalizaron en el carlismo, que resum¨ªa el Antiguo R¨¦gimen en el lema ¡°Dios, Patria, Rey¡±, y que se enfrent¨® en sucesivas guerras al liberalismo decimon¨®nico, que ejerc¨ªa de izquierda de la ¨¦poca, hasta que fue sobrepasado por las corrientes republicanas y socialistas. El fascismo espa?ol, por su parte, se fund¨® en la Falange de los a?os treinta. Esta derecha m¨¢s all¨¢ de la derecha, siempre presente aunque a veces larvada, es la que se ha vuelto a hacer visible recientemente. Curiosamente, las posiciones pol¨ªticas son din¨¢micas y muchos de los conservadores actuales hubieran sido visto unas d¨¦cadas atr¨¢s como progresistas.
¡°Lo que une a todas las derechas es una visi¨®n alternativa a la lucha de clases del marxismo, a la teor¨ªa de la explotaci¨®n y a la idea del individuo totalmente condicionado por la sociedad y su clase social, que une a toda la izquierda¡±, resume Edurne Uriarte, catedr¨¢tica de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Rey Juan Carlos, diputada del Partido Popular y autora de libros como Diez razones para ser de derechas (Almuzara). En la actualidad, seg¨²n Uriarte, cuando la izquierda pone el ¨¦nfasis en lo social, la derecha lo pone en lo individual: contempla una sociedad con ¨¦lites, aunque no necesariamente est¨¢tica, y cree en la autonom¨ªa del individuo para lograr sus objetivos a trav¨¦s de cierta meritocracia.
Dilemas del liberalismo
Liberalismo es un t¨¦rmino confuso. En un sentido amplio, el liberalismo es el paradigma pol¨ªtico en Occidente desde los inicios de la modernidad. Algunas de las caracter¨ªsticas de la democracia liberal son la divisi¨®n de poderes, las libertades individuales o la igualdad ante la ley: como el agua que es invisible a los peces, configuran el sentido com¨²n pol¨ªtico dentro del cual se mueven tanto partidos de izquierda como de derecha, aunque en algunos lugares, como en la Hungr¨ªa de Orb¨¢n, se ensayen democracias iliberales.
En el uso cotidiano, sin embargo, el liberalismo suena escorado a la derecha, normalmente en referencia al liberalismo econ¨®mico y las corrientes ultraliberales. Desde el fin de la hegemon¨ªa socialdem¨®crata de posguerra, que levant¨® el Estado de bienestar, el dogma econ¨®mico, establecido por pol¨ªticos como Reagan y Thatcher y economistas como Milton Friedman, consiste en la no intervenci¨®n estatal en la econom¨ªa, las privatizaciones, la desregulaci¨®n, la reducci¨®n del Estado de bienestar y del Estado en general, dentro de lo que se ha dado en llamar neoliberalismo. Las versiones m¨¢s extremas, rozando el anarcocapitalismo de Murray Rohtbard, triunfan en internet y (al menos, te¨®ricamente) en figuras como el populista de derecha Javier Milei, recientemente recibido y celebrado por Isabel D¨ªaz Ayuso, figura destacada del PP, partido de raigambre centroderechista. Con frecuencia, la derecha moderada se ha radicalizado para competir con las pujantes derechas ultras.
Hay quien denuncia cierta perversi¨®n en el t¨¦rmino. ¡°Creo que liberalismo es una palabra insalvable, muy relacionada ahora con los movimientos de la nueva derecha¡±, explica la polit¨®loga Antonella Marty, autora del reciente ensayo Ideolog¨ªas (Deusto). No comparte que el liberalismo tenga que perseguir la destrucci¨®n del Estado, ni plantear el dogmatismo de libre mercado, ni asociarse a quienes repudian el feminismo, los derechos y libertades LGTBIQ+ o lo denominado woke. ¡°No hay nada m¨¢s woke que la idea de liberalismo tal y como yo la concibo. El despertar del pensamiento, que cuestiona las cosas. No hay nada malo en cuestionar, pero al movimiento liberal actual la duda no le gusta¡±, se?ala Marty. Por si fuera poco, para m¨¢s complejidad terminol¨®gica, liberalismo es el t¨¦rmino utilizado en Estados Unidos para designar a los progresistas.
La derecha de toda la vida
¡°En los partidos de centroderecha, el PP espa?ol es un ejemplo; se da una confluencia de corrientes conservadoras, liberales y dem¨®crata-cristianas¡±, dice Uriarte. Detecta errores en la posici¨®n de los partidos de este ¨¢mbito pol¨ªtico: en algunos pa¨ªses, el fallo radica en sumarse al discurso de la izquierda y al cord¨®n sanitario. ¡°Francia es un ejemplo de ese error y de sus consecuencias, que son el crecimiento de la extrema derecha y la crisis del centro-derecha¡±, dice la polit¨®loga. En otros pa¨ªses, ve equivocada la deriva populista ejemplificada en el Partido Republicano estadounidense de Donald Trump o en el Partido Conservador brit¨¢nico de Boris Johnson, lo que supone un abandono de los principios fundamentales del liberal-conservadurismo.
La derecha, en todas sus sensibilidades, funcion¨® pol¨ªticamente de forma cohesionada y con cierto ¨¦xito durante d¨¦cadas. ¡°Fue una alianza que establecieron su ala liberal cl¨¢sica y su ala conservadora que, en primer lugar, cosech¨® a menudo ¨¦xitos electorales; y, en segundo lugar, no result¨® demasiado tensa entre sus dos partes: los liberales pudieron as¨ª avanzar varias de sus reformas econ¨®micas; los conservadores no insistieron demasiado en recuperar aquellos valores que la modernidad iba erosionando¡±, explica el fil¨®sofo Miguel ?ngel Quintana Paz, director acad¨¦mico del Instituto Superior de Sociolog¨ªa, Econom¨ªa y Pol¨ªtica (ISSEP), instituci¨®n educativa que opera en el ¨¢mbito ideol¨®gico de Vox.
Las nuevas derechas
Pero en los ¨²ltimos a?os esa entente cordial se ha ido resquebrajando, al no sentir los sectores m¨¢s conservadores que los partidos de centro-derecha hiciesen frente, en un contexto de incertidumbre por las crisis econ¨®micas y aceler¨®n tecnol¨®gico, a los movimientos migratorios o al avance de las izquierdas en el campo cultural. En Espa?a, esa ruptura se escenifica en la escisi¨®n de Vox por la derecha del PP, creando un espacio pol¨ªtico (tambi¨¦n azuzado por el independentismo) que tiene correspondencias en otros pa¨ªses europeos y que mostr¨® inusual fortaleza en las ¨²ltimas elecciones europeas, no tanto en Espa?a como en Alemania, Francia o Austria.
La globalizaci¨®n y las sucesivas crisis han deteriorado las condiciones de vida de amplios sectores de la sociedad y algunos movimientos culpan a las ¨¦lites progresistas, e incluso abrazan la bandera de la rebeli¨®n, tradicionalmente ondeada por la izquierda (para ello, la ultraderecha ha recuperado a pensadores de izquierdas como Gramsci o Lenin). Lleg¨® la hora de entablar la batalla en el terreno cultural. ¡°La globalizaci¨®n no hab¨ªa mejorado la vida de las clases medias e incluso hab¨ªa da?ado a amplios sectores de las clases obreras occidentales (deslocalizaci¨®n, precariedad, desarraigo, inmigraci¨®n masiva, delincuencia¡), por lo que estas se convirtieron en los nuevos apoyos destacados de esa derecha que sus enemigos suelen denominar populista o, m¨¢s burdamente ultraderechista, pero que se caracteriza simplemente por ser una nueva derecha nacional-conservadora¡±, opina Quintana Paz.
La ultraderecha contempor¨¢nea es un espacio muy diverso: dentro de ella caben el proteccionismo econ¨®mico y el fundamentalismo de libre mercado, lo elitista y lo obrero, lo LGTBIQ+ (como homonacionalismo) y lo hom¨®fobo, la denuncia de la ¡°dictadura clim¨¢tica¡± y el ecofascismo; quiz¨¢s las cuestiones transversales sean un fuerte rechazo a la inmigraci¨®n (catalogada como ¡°invasi¨®n¡±) y al feminismo (conceptualizado como ¡°ideolog¨ªa de g¨¦nero¡±), la preocupaci¨®n por la soberan¨ªa y la identidad cultural. Por su parte, las corrientes rojipardas mezclan en su seno ideas econ¨®micas propias de la izquierda con un fuerte conservadurismo en lo social que rechaza la inmigraci¨®n y el izquierdismo dizque posmoderno. Una exuberancia facilitada por la comunicaci¨®n digital, que estos sectores han sabido aprovechar intensamente, como se comprueba pasando un rato en la red social X. ¡°Hay ebullici¨®n desordenada, a veces confusa, pero muy din¨¢mica y a menudo sorprendente¡±, dice Quintana Paz.
Carne de conspiraci¨®n
Una de las ultraderechas rampantes es la derecha alternativa estadounidense (alt right), fundada en el Tea Party y partidaria habitual de Donald Trump, donde adem¨¢s de corrientes anarcocapitalistas o ultraconservadoras convergen otras supremacistas blancas (como la que promueve el neonazi Richard Spencer) o conspiranoicas: buena parte de quienes asaltaron el Capitolio estadounidense el 6 de enero de 2021 no solamente cre¨ªan vengar un fraude electoral, sino tambi¨¦n que el Gobierno de Washington era una secta ped¨®fila (dentro del Deep State o Estado Profundo) que beb¨ªa sangre de ni?os y realizaba rituales sat¨¢nicos: la teor¨ªa de la conspiraci¨®n conocida como QAnon. Aunque se pueda asociar estos fen¨®menos al mundo posmoderno y digital, no son tan novedosos: el r¨¦gimen nazi se sirvi¨® de las teor¨ªas de la conspiraci¨®n para fomentar el antisemitismo y de las fake news y manipulaciones, Joseph Goebbels mediante, para alcanzar y mantener el poder.
Vivimos una ¨¦poca parad¨®jica porque, a un lado y al otro del espectro pol¨ªtico, nadie est¨¢ contento. Desde la derecha se tiene la sensaci¨®n de que la izquierda domina el mundo, impone el ¡°marxismo cultural¡± y marca el ritmo pol¨ªtico, cifrado en el avance del feminismo, lo queer, lo antirracista o lo ecologista; adem¨¢s de las propuestas de la (para algunos diab¨®lica y globalista) Agenda 2030. En este sentido, sigue reaccionando contra los cambios como en sus comienzos en la ¨¦poca de las revoluciones liberal-burguesas. Lejos de celebrar el ¨¦xito, desde la izquierda se denuncia una ¡°ola reaccionaria¡± que, tambi¨¦n como en los albores de la modernidad, trata de revertir el progreso mientras que en la esfera econ¨®mica persiste en un capitalismo de corte neoliberal que intenta ir m¨¢s all¨¢ en el desmontaje de lo p¨²blico y el bienestar. Todo ha cambiado y todo sigue igual, y el eje izquierda-derecha, aunque lo hayan dado por muerto, persiste.
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