Markus Gabriel, fil¨®sofo: ¡°Me tom¨¦ una botella de champ¨¢n el d¨ªa que Musk destruy¨® Twitter¡±
La estrella ascendente de la filosof¨ªa alemana reclama una nueva red social, ?gora, donde intercambiar ideas, en su lucha contra bulos y mentiras
Despliega tal energ¨ªa y entusiasmo al contestar que recuerda a un superh¨¦roe dispuesto a cambiarse el traje en d¨¦cimas de segundo para acudir en socorro de quien necesite algo de conocimiento para arreglar el mundo. Y lo hace veloz y elocuente en espa?ol, uno de los nueve idiomas que ha aprendido para comunicarse en todos los posibles. Markus Gabriel est¨¢ convencido de que la filosof¨ªa debe ayudar a recomponer el mundo a partir de la cooperaci¨®n y la ¨¦tica, igual que Montesquieu, Rousseau o Kant sentaron las bases del Estado de derecho tal y como lo conocemos. Nacido en Remagen (Alemania) en 1...
Despliega tal energ¨ªa y entusiasmo al contestar que recuerda a un superh¨¦roe dispuesto a cambiarse el traje en d¨¦cimas de segundo para acudir en socorro de quien necesite algo de conocimiento para arreglar el mundo. Y lo hace veloz y elocuente en espa?ol, uno de los nueve idiomas que ha aprendido para comunicarse en todos los posibles. Markus Gabriel est¨¢ convencido de que la filosof¨ªa debe ayudar a recomponer el mundo a partir de la cooperaci¨®n y la ¨¦tica, igual que Montesquieu, Rousseau o Kant sentaron las bases del Estado de derecho tal y como lo conocemos. Nacido en Remagen (Alemania) en 1980, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa moderna y contempor¨¢nea en la Universidad de Bonn, es uno de los grandes impulsores del Nuevo Realismo, una corriente que desarroll¨® en su libro Por qu¨¦ el mundo no existe (Pasado & Presente, 2015) y que postula que la realidad es independiente de las construcciones sociales humanas. Su discurso contiene grandes lecciones para tiempos de bulos y estridencias. Convers¨® con Ideas en el palacio de la Magdalena de Santander, sede emblem¨¢tica de la UIMP (Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo), donde en agosto imparti¨® un curso magistral. Participar¨¢ el 19 de septiembre en el Festival de las Ideas en Madrid.
Pregunta. Vivimos tiempos de confusi¨®n entre mentira y realidad. ?C¨®mo define este momento?
Respuesta. Vivimos en una nueva posmodernidad porque la sociedad digital ha transformado el espacio p¨²blico y este es hoy un Matrix donde es imposible distinguir entre realidad y ficci¨®n. La realidad es aquello que corrige nuestras opiniones y hoy todas las opiniones en internet se confirman a trav¨¦s de las mismas opiniones mediante clics. La ficci¨®n necesita una actitud humana para ser completa. Por ejemplo, mi interpretaci¨®n de una pel¨ªcula de Almod¨®var ser¨¢ diferente de la de un espa?ol que conoce otros c¨®digos. Las distintas interpretaciones de una obra de arte son leg¨ªtimas, mientras que las distintas interpretaciones de la realidad no lo son porque algunas son falsas y otras verdaderas. Es la gran diferencia entre la realidad y la ficci¨®n. En internet, realidad y ficci¨®n forman un h¨ªbrido. Y esa es la nueva situaci¨®n, sobre todo con la inteligencia artificial.
P. Parece que hemos renunciado no solo a la verdad, sino al apego a la verdad. Cuando vemos que Trump y Elon Musk dialogan y su p¨²blico es indiferente a las mentiras, ?no tiene la impresi¨®n de que se ha renunciado a la ambici¨®n de verdad?
R. As¨ª es, exactamente. Merkel ten¨ªa raz¨®n cuando dijo que vivimos en una era posf¨¢ctica, el sentimiento es m¨¢s importante que la verdad. A quienes siguen a Musk, Trump o este tipo de gente no les importa la verdad. El fil¨®sofo Harry Frankfurt lo define como bullshit (charlataner¨ªa manipuladora): una forma de hablar que no se interesa por la verdad y que ni siquiera es mentira. Por eso las frases de Trump no tienen sentido y eso es completamente nuevo. Yo lo llamo la posposmodernidad. Pero soy optimista. Creo que esta nueva pol¨ªtica de bullshit ya est¨¢ muriendo. Todo depende de las elecciones en EE UU y tambi¨¦n de Ucrania, porque el putinismo tambi¨¦n representa ese tipo de discursos posf¨¢cticos, falsos y absurdos que no tienen nada que ver con la verdad. La guerra determinar¨¢ el valor de la verdad.
¡°Soy optimista, creo que esta nueva pol¨ªtica del ¡®bullshit¡¯ (charlataner¨ªa) est¨¢ ya muriendo. Todo depende de las elecciones en EE UU y de Ucrania¡±
P. ?Sugiere entonces que detr¨¢s de las palabras de Trump no hay doctrina?
R. Exactamente. No la hay, hay cero doctrina. En lugar de doctrinas, hoy tenemos intereses y son muy banales, es como una farsa del marxismo. El an¨¢lisis marxista del discurso ideol¨®gico todav¨ªa ve¨ªa relaciones entre palabras e intereses, mientras que en el caso de Trump y Musk hablamos de beneficios, de neoliberalismo sin doctrina, porque el neoliberalismo de Trump o Musk ni siquiera es Milton Friedman o Friedrich Hayek. No hay doctrina, hay intereses puros, a veces criminales en el caso de Trump, cuya figura es un fen¨®meno estilo Soprano. Y en Rusia hablamos de intereses f¨®siles porque tambi¨¦n es una guerra contra la transformaci¨®n ecol¨®gica de la producci¨®n en Europa. No hay una doctrina de fondo como visi¨®n de futuro.
P. ?Igual que con Hitler?
R. Exacto, Hitler ten¨ªa doctrina. Y Mao tambi¨¦n. Xi Jinping tampoco es Mao. Estos son demasiado incoherentes, palabrer¨ªa pura.
P. ?Puede ser m¨¢s peligroso?
R. Puede ser muy peligroso, porque una vez que esta pura tonter¨ªa se mezcla con la realidad como en Ucrania, es totalmente imprevisible. Hitler o Franco ten¨ªan una estrategia, nefasta, pero inteligible en su l¨®gica. Putin no. Nadie sabe lo que quiere Putin, ni siquiera ¨¦l. El te¨®rico de la posmodernidad Jean Baudrillard describ¨ªa un mundo en que la verdad no tiene ning¨²n valor, hablaba del crimen perfecto y a lo mejor es este y por eso es peligroso.
P. ?Internet ha generado una sociedad de analfabetos?
R. Respecto a ciertos hechos, s¨ª. La paradoja es esta: los sistemas digitales ayudan a resolver un problema como buscar una mesa en un restaurante en tiempo finito. Pero la inteligencia cl¨¢sica, la inter-ligencia, lo que representa el alfabeto, el saber leer entre l¨ªneas, entender un poema o mensajes complejos, descifrar un cuadro de Vel¨¢zquez¡ es otra dimensi¨®n de la inteligencia en la que nos volvemos realmente analfabetos. Internet simplifica las diversidades y produce estereotipos inteligentes para lograr resoluciones f¨¢ciles, pero no en el sentido m¨¢s amplio. Es el gran peligro.
P. ?La IA es capaz de tener conciencia en este segundo sentido?
R. En este segundo sentido, cero. En el primero, s¨ª. Los problemas hist¨®ricos, pol¨ªticos, morales o ¨¦ticos no son f¨¢ciles y la IA tiene cero capacidad de producir soluciones en este segundo sentido, no tiene la capacidad del progreso. Daniel Kahneman lo argumenta en el contexto del derecho: una IA puede ser m¨¢s justa que un juez, pero para que haya progreso se requiere una interacci¨®n entre un juicio falsable y unas actitudes humanas que lo corrigen. La incorregibilidad de la IA, su perfecci¨®n, es al mismo tiempo su imperfecci¨®n. Esa es la paradoja: de nuevo el m¨¢ximo conocimiento de la ciencia produce una nueva forma de ignorancia.
P. ?Las redes nos hacen da?o?
R. Para m¨ª s¨ª, yo me tom¨¦ una botella de champ¨¢n el d¨ªa que Musk destruy¨® Twitter. ?l ten¨ªa otra intenci¨®n, pero ha acabado con Twitter, que despertaba la ilusi¨®n de ser una m¨¢quina progresista de informaci¨®n y debate. Yo creo que eso siempre fue una ilusi¨®n porque ten¨ªa antisemitas, racistas o terroristas, siempre se manipulaba la informaci¨®n, siempre hab¨ªa bots rusos.
P. ?Por qu¨¦ habla en pasado? ?Cree que se ha superado ya?
R. S¨ª, creo que s¨ª. Los progresistas no quieren admitirlo, por eso todav¨ªa hablan de tuits y de Twitter. Actuamos como si siguiera existiendo, pero ya no existe, es un zombi. X es un zombi de Twitter. Facebook es pasado. TikTok e Instagram son las m¨¢s influyentes, pero ya est¨¢ claro que no tienen la ilusi¨®n de verdad. Anticipo esta posibilidad: ?por qu¨¦ no producimos una nueva red, ?gora, para intercambiar ideas, como quer¨ªamos que fuera Twitter? Ahora no existe.
P. ?Por qu¨¦ necesitamos el Nuevo Realismo?
R. El posmodernismo y grandes fil¨®sofos como Kant o Nietzsche entend¨ªan la realidad como algo incomprensible y por ello construyeron una visi¨®n del pensamiento aislado de la realidad. Eso es un da?o pol¨ªtico para la humanidad porque produce un espacio p¨²blico de pura lucha: competici¨®n en vez de cooperaci¨®n. Y la textura de la sociedad moderna necesita una forma de cohesi¨®n social. Tras la Revoluci¨®n Francesa y la Industrial, la diferenciaci¨®n del trabajo ha sido la forma de la sociedad moderna y funcionaba. Pero ahora, como dice el soci¨®logo Luhmann, lo que tenemos es una diferenciaci¨®n de sistemas sin una visi¨®n del bien que nos una. El Nuevo Realismo quiere producir una nueva visi¨®n del bien, algo que nos una m¨¢s all¨¢ del compromiso progresista contra la extrema derecha. La uni¨®n en la lucha contra los locos no es suficiente. Necesitamos un retorno a la realidad y el Nuevo Realismo es un discurso sobre los hechos. La existencia de m¨¢s de dos g¨¦neros no es una construcci¨®n social, es un hecho. El cambio clim¨¢tico tambi¨¦n. El Nuevo Realismo cambia la visi¨®n: ya no se trata de lucha de clases, de g¨¦neros o de intereses, sino de la cooperaci¨®n de la humanidad frente a la realidad.
P. ?Est¨¢ evolucionando la ciencia m¨¢s r¨¢pido que la ¨¦tica?
R. Exactamente. La Revoluci¨®n Francesa nos dio la estructura fundamental de la emancipaci¨®n moderna: libertad, igualdad, fraternidad, era la promesa de la modernidad. Pero despu¨¦s lleg¨® la Revoluci¨®n Industrial. Por un lado, ten¨ªamos una revoluci¨®n pol¨ªtica basada en el reconocimiento ¨¦tico, en la divisi¨®n de los poderes de Montesquieu, como un resultado directo del pensamiento. Sin ¨¦l o Rousseau no tendr¨ªamos hoy un Estado de derecho. Sin Kant y sus ideas sobre la paz no habr¨ªa un derecho internacional. Y por otro lado, la Revoluci¨®n Industrial. Por mucho tiempo tuvimos la esperanza de que el progreso cient¨ªfico-t¨¦cnico produjera autom¨¢ticamente el progreso moral, pero era una ilusi¨®n. Ahora tenemos contextos cient¨ªficos y econ¨®micos muy avanzados en China o Rusia, pero con cero progreso moral. La IA, como la bomba at¨®mica o la energ¨ªa f¨®sil, es consecuencia del progreso cient¨ªfico-tecnol¨®gico, pero no est¨¢ acompa?ada de una reflexi¨®n ¨¦tica. Y el fil¨®sofo Derek Parfit dec¨ªa que la ¨¦tica est¨¢ comenzando, como la f¨ªsica de Galileo o Cop¨¦rnico. Mal empezamos entonces.
¡°La IA, como la bomba at¨®mica, es consecuencia del progreso cient¨ªfico-tecnol¨®gico, pero no est¨¢ acompa?ada de una reflexi¨®n ¨¦tica¡±Markus Gabriel
P. Europa retrocede, se cierra a los extranjeros. ?C¨®mo lo eval¨²a?
R. Lo interesante es que los lugares donde hay progreso moral tambi¨¦n lo hay econ¨®mico e ideol¨®gico. Por ejemplo: el f¨²tbol espa?ol este a?o, fant¨¢stico, invencible. Y coincide con un momento de muy buenas condiciones en Espa?a comparado con otros lugares. Es un momento muy progresista en feminismo o cuestiones de g¨¦nero y ese progreso moral se manifiesta tambi¨¦n en la econom¨ªa. En 2015, cuando Merkel abri¨® las fronteras por una cuesti¨®n de progreso moral y no de c¨¢lculo, se produjo el bien m¨¢s grande, la coincidencia del beneficio econ¨®mico con el bien: econom¨ªa y ¨¦tica van juntos. Y funciona.
P. ?Esto se conecta con su idea de una Nueva Ilustraci¨®n?
R. S¨ª, es precisamente el fundamento. La Nueva Ilustraci¨®n combina humanidades y ciencia con la pol¨ªtica, la industria o las empresas para llegar a un progreso fundado en los conocimientos cient¨ªficos y filos¨®ficos. Se trata de crecer juntos.
P. Usted ha creado desde muy joven varios conceptos. ?Cu¨¢les cree que necesitaremos definir en los pr¨®ximos 20 o 30 a?os?
R. Todo lo que invent¨¦ hasta ahora en t¨¦rminos de conceptos tiene algo de nuevo: Nuevo Realismo, Nueva Ilustraci¨®n, neoexistencialismo¡ Por eso mis estudiantes dicen que la doctrina de Gabriel es el novismo [r¨ªe]. Pero lo que hace falta es un concepto positivo que capte la l¨ªnea entre los polos de la polarizaci¨®n, algo que est¨¦ entre y m¨¢s all¨¢ de la izquierda y de la derecha. A¨²n no lo tenemos. Necesitamos una pol¨ªtica del ¡°entre¡± y para eso no tenemos conceptos. Sabemos que es un ¡°entre¡±, ya no es un centro. Todos los centrismos est¨¢n siendo deconstruidos por las buenas razones. No hay centro. Tampoco periferia. Pero ?qu¨¦ hay? El gran desaf¨ªo de la filosof¨ªa para los pr¨®ximos decenios ser¨ªa un concepto positivo del ¡°entre¡±.
P. ?Se atreve a definir el esp¨ªritu de nuestro tiempo? ?El zeitgeist?
R. Creo que es el progreso moral, parad¨®jicamente.
P. Pero eso es una ambici¨®n, no una realidad.
R. Es una ambici¨®n, pero tambi¨¦n una realidad. Ahora nos parece que estamos defendi¨¦ndonos de las amenazas que nos rodean: Putin, Trump, cambio clim¨¢tico, IA¡ Pero ya estamos m¨¢s all¨¢ de las amenazas, ya las superamos, por eso tenemos miedo. El motor de la historia es el progreso moral.
P. Sloterdijk me dijo que la ira es el motor de la historia. ?Est¨¢ de acuerdo? ?Para usted cu¨¢l es el motor?
R. Absolutamente, no. Entiendo su visi¨®n, pero el motor de la historia es el amor, el bien. El amor es el bien m¨¢ximo y las decepciones o la ira son la expresi¨®n de los desesperados. La ira o la guerra son un amor que no funciona. Por ejemplo: Putin ama a Europa.
P. ?Est¨¢ seguro?
R. S¨ª, s¨ª. Quiere ser europeo, en otro sentido, y eso tambi¨¦n es un amor. Creo que cuando Putin habl¨® ante el Parlamento alem¨¢n hace m¨¢s de 20 a?os y ofreci¨® un nuevo orden de seguridad era sincero, aunque fuera 10 minutos de su vida. Mi optimismo es el que dice: los valores positivos son el motor y cuando no funcionan tenemos el mal, que tambi¨¦n es real. Ahora Putin es realmente malo. Y Netanyahu tambi¨¦n. Pero el motor es el amor, la dimensi¨®n positiva de la vida humana.
P. Desde el punto de vista filos¨®fico, ?por qu¨¦ avanza la ultraderecha cuando a¨²n recordamos el nazismo?
R. Porque ofrece una visi¨®n del bien. Es una visi¨®n falsa, excluyente, pero por lo menos es una. La visi¨®n del bien que ofrece Le Pen es ¡°Francia¡±. ?Qu¨¦ Francia? Francia sin musulmanes, Francia sin extranjeros, la Francia rubia y blanca. Claro. Pero ofrece algo positivo para determinado p¨²blico.
P. Mediante la exclusi¨®n y la xenofobia.
R. Exacto. Ofrecen una caricatura del bien. Y el problema de la izquierda es que ofrece solo el compromiso. Macron o Scholz son el compromiso, figuras huecas del progreso que no entienden que el compromiso no es suficiente como visi¨®n. El compromiso es una precondici¨®n del bien, pero no es id¨¦ntico al bien. La gente quiere m¨¢s que eso y la ultraderecha ofrece una farsa de bien. Esa es la estrategia. Por eso no creo que la xenofobia, la misoginia o el racismo sean el gran tema, sino que es cultural. Hay miedo a perder aquello que nunca fue. Y esa es la promesa, la nueva visi¨®n.
P. ?C¨®mo encaja la identidad en esta visi¨®n?
R. Yo rechazo toda pol¨ªtica de identidad, la emancipaci¨®n deber¨ªa centrarse en la diferencia, no en la identidad. Vivimos una regresi¨®n conceptual en este sentido. El concepto de la identidad cerrada lleva a la imposibilidad de comunicar.