La econom¨ªa es un pa¨ªs de posverdad
En general, estamos en una situaci¨®n mucho mejor que la que ten¨ªamos hace tan solo unos meses
Si un ¨¢rbol cae en un bosque y nadie lo oye, ?ha hecho ruido? Si tenemos una econom¨ªa que crece r¨¢pidamente, pero buena parte del electorado se niega a reconocerlo, ?est¨¢ la econom¨ªa experimentando una expansi¨®n? A pesar de algunas tensiones crecientes, la econom¨ªa estadounidense est¨¢ en racha, impulsada por la vacuna y los est¨ªmulos, en la que pr¨¢cticamente todos los indicadores muestran que se est¨¢ recuperando con rapidez de la depresi¨®n causada por la pandemia.
S¨ª, los atascos en los suministros han provocado algo de inflaci¨®n, aunque los ¨²ltimos datos parecen validar la idea de que se trata de una inflaci¨®n transitoria: los precios de la madera han ca¨ªdo dr¨¢sticamente, los de los metales industriales tambi¨¦n han bajado, y los precios de los autom¨®viles usados parecen haber tocado techo. Y s¨ª, algunos empresarios parecen tener dificultades a la hora de contratar suficientes trabajadores para hacer frente al aumento de la demanda, pero casi con toda seguridad, este ser¨¢ tambi¨¦n un problema temporal.
En general, estamos a todas luces en una situaci¨®n econ¨®mica mucho mejor que la que ten¨ªamos hace solo unos meses. Aun as¨ª, seg¨²n la encuesta continua de consumo de la Universidad de Michigan, quienes se identifican como republicanos califican por t¨¦rmino medio la situaci¨®n econ¨®mica mucho menos positivamente ahora que antes de las elecciones de 2020. A lo mejor sienten la tentaci¨®n de decir que esto era de esperar. Al fin y al cabo, casi dos tercios de los republicanos creen, muy equivocadamente, que las elecciones presidenciales fueron un robo, y en torno a la cuarta parte coincide en que el mundo est¨¢ dirigido por ped¨®filos adoradores de Sat¨¢n. ?Por qu¨¦ sorprenderse de que el estado mental de la posverdad se extienda tambi¨¦n a la econom¨ªa?
Pero las afirmaciones sobre el fraude electoral y el culto de QAnon son teor¨ªas de la conspiraci¨®n. El estado de la econom¨ªa, en cambio, es algo palpable. Cada persona, se podr¨ªa pensar, puede juzgar por su propia experiencia o por la de sus amigos y familiares. Y para dejar las cosas claras, la cifra de Michigan a la que me refiero es el ¨ªndice de condiciones econ¨®micas actuales, no el ¨ªndice de confianza del consumidor. Es decir, se supone que se refiere a las cosas que ocurren en la actualidad, no a lo que la gente piensa que va a ocurrir. Por lo tanto, la cuesti¨®n no es que los republicanos crean que la econom¨ªa de Biden va a destruir la prosperidad en el futuro; es que creen, a pesar de las experiencias vividas, que ya la ha destruido.
?Pero acaso el partidismo no ha te?ido siempre las percepciones sobre la econom¨ªa? ?Y no ocurre en ambos bandos? Sin duda, pero no hasta este punto. Si nos fijamos en las encuestas de Michigan de hace 12 a?os, no hay nada que se parezca a la polarizaci¨®n actual. En junio de 2009, dem¨®cratas y republicanos ten¨ªan opiniones similares respecto a la situaci¨®n de entonces, aunque los republicanos se mostraban m¨¢s pesimistas respecto al futuro.
Y tampoco ambos partidos se comportan sim¨¦tricamente. Los dem¨®cratas s¨ª rebajaron sus perspectivas econ¨®micas tras las elecciones presidenciales de 2016, pero no tanto. La verdadera pregunta acerca de las repercusiones de las elecciones de 2016 es por qu¨¦ las evaluaciones republicanas se volvieron tan favorables, a pesar de que no se hubieran experimentado muchos cambios. De hecho, no se produjo ning¨²n cambio significativo en la situaci¨®n econ¨®mica, y por supuesto nada comparable al crecimiento pospand¨¦mico actual.
Una posibilidad es que las opiniones de los republicanos sobre econom¨ªa se gu¨ªen por la creencia de que las cosas le van muy mal a otra gente, aunque a ellos les vaya bien. Es decir, puede tratarse de algo parecido al relato derechista sobre la violencia urbana. Tucker Carlson y otros de su cala?a han estado vendiendo la idea de una naci¨®n ¡°tapiada¡±, con ciudadanos atemorizados por las revueltas y la delincuencia. La gente tiene que saber que sus vecinos no son as¨ª, pero puede que imagine que en otras partes s¨ª ocurre.
Sea cual sea la explicaci¨®n, la pol¨ªtica de la posverdad ha ampliado su dominio hasta tal punto que invalida la experiencia cotidiana. En la derecha, en cualquier caso, la econom¨ªa que los votantes perciben ya no guarda mucha relaci¨®n con la realidad.
?Qu¨¦ dice esto acerca de la teor¨ªa pol¨ªtica sobre pol¨ªtica econ¨®mica? Muchos estudios de ciencias pol¨ªticas afirman que la econom¨ªa gu¨ªa las elecciones. M¨¢s concretamente, lo que parece haber influido en el pasado fue la tasa de incremento de la renta aproximadamente en los seis meses anteriores a las elecciones. Este ha sido siempre un resultado problem¨¢tico, en parte porque, por lo general, los presidentes no tienen mucha influencia sobre la evoluci¨®n econ¨®mica a corto plazo, y en parte porque indica que los resultados a largo plazo no aportan recompensas pol¨ªticas. De hecho, si creemos los modelos electorales habituales, la estrategia pol¨ªtica ¨®ptima para un presidente que pretenda gobernar dos mandatos ser¨ªa la de empezar con una recesi¨®n profunda, para dar cabida a un crecimiento r¨¢pido en el periodo previo a las siguientes elecciones. (Esto es m¨¢s o menos lo que ocurri¨® durante el primer mandato de Ronald Reagan, aunque no fue deliberado).
Aun as¨ª, las cosas podr¨ªan empeorar, y aparentemente han empeorado. Por lo visto, nos hemos convertido en un pa¨ªs con una gran proporci¨®n del electorado que ni siquiera juzga a un presidente por sus resultados a corto plazo, porque las percepciones que esos votantes tienen de la econom¨ªa se gu¨ªan por un partidismo no relacionado con la realidad. Vale, tal vez estoy siendo demasiado pesimista a este respecto. Las elecciones se deciden en los m¨¢rgenes, de modo que es posible que una buena pol¨ªtica se vea recompensada, incluso si, pongamos por caso, un tercio de los votantes estadounidenses se niegan a creer las buenas noticias cuando el que ocupa la Casa Blanca es un dem¨®crata. Pero sigo echando de menos los d¨ªas en los que la verdad importaba.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2021. Traducci¨®n News Clips.
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