No s¨¦ a qui¨¦n seguir: lo he intentado con Ronaldo
El futbolista es el primer humano en llegar a los mil millones de seguidores en redes sociales. Objetivamente, este hombre podr¨ªa fundar una religi¨®n
Cristiano Ronaldo es el primer humano en llegar a los 1.000 millones de seguidores en redes sociales. Entrar¨¢ en los libros de historia y vete t¨² a explicar en 2136 qui¨¦n era. C¨¦lebre futbolista de la ¨¦poca, dir¨¢ la enciclopedia virtual que exista entonces. No s¨¦ c¨®mo lo juzgar¨¢n nuestros descendientes, tal vez se les tenga que explicar, como contexto, que el f¨²tbol era una cosa important¨ªsima, pero no s¨¦ si comprender¨¢n bien el significado de todo esto. Ya hoy para m¨ª es un misterio. Objetivamente, este hombre podr¨ªa fundar una religi¨®n ¡ªadem¨¢s es que se llama Cristiano¡ª. Pero ?qu¨¦ es un seguidor? Nada, estar pendiente de una persona, saber a todas horas d¨®nde va, qu¨¦ toma, recibir sus fotos, sus reflexiones. ?De qu¨¦ tipo? Preferiblemente, cuanto m¨¢s banales mejor, la b¨²squeda del consenso es lo que tiene. No s¨¦ si en el futuro se captar¨¢ adecuadamente el alcance de esta paradoja y su impacto en el uso del escaso tiempo que tenemos, porque luego al final te mueres, supongo que lo recuerdan.
En realidad no es que los sigas, me dice un conocido que sigue al astro, y casi viene a decir que en el fondo le importa un pimiento, pero le hace gracia saber de un famoso, estar conectado con ¨¦l. El misterio se hace a¨²n m¨¢s oscuro. ?Sabe esto Cristiano Ronaldo, que en realidad no le siguen? Entonces, ?qu¨¦ es seguir? Me digo: voy a seguir yo tambi¨¦n a alguien. Lo he hecho antes, como juego, elegir una persona por la calle al azar y seguirla, a ver d¨®nde va, qu¨¦ hace, imaginar su vida (bueno, hace a?os cuando ten¨ªa tiempo, porque si coge un bus se te va la ma?ana). Rayaba en lo delictivo, pero era inocuo, la propia persona no sabe que le siguen, no es como Cristiano.
Pero me refiero a seguir en redes sociales, que no tengo. Vale, me apunto a una. Pero ?a qui¨¦n seguir? No saber a qui¨¦n seguir me causaba mucha inseguridad, como si no supiera qu¨¦ quer¨ªa en esta vida. S¨ª, encuentro personas inteligentes que est¨¢n por ah¨ª, hasta la NASA. Pero a los pocos d¨ªas descubr¨ª que me da un poco igual lo que diga la NASA. As¨ª que empec¨¦ por Cristiano ¡ª1.000 millones de personas no pueden estar equivocadas¡ª e intent¨¦ tambi¨¦n seguir a su esposa, pero fue asomarse a un abismo existencial que a¨²n estoy asimilando.
Aun as¨ª, y quiz¨¢ es el secreto, not¨¦ que es casi m¨¢s entretenido seguir a gente que te da igual o que es directamente imb¨¦cil, solo por la fascinaci¨®n humana que despierta. Hay m¨¢s: me puse a seguir a Cristiano y empezaron a llegarme mensajes de gente que lo insultaba y prefer¨ªa a Messi. Como si fuera una disquisici¨®n religiosa, de verdad. A m¨ª Cristiano no me cae ni bien ni mal, lo juro. Pero un amigo me explic¨® que el algoritmo solo me estaba picando para que reaccionara, y hacerme interactuar. Tambi¨¦n llegaban comentarios fachas y descerebrados de todo tipo. Notaba que el algoritmo probaba a ver de qu¨¦ pie cojeo, con tertulianos variopintos. Todo para saber lo que me cabrea y luego mand¨¢rmelo. Diab¨®lico. Seguimos para que luego nos persigan.
No s¨¦ c¨®mo ser¨¢ el futuro. El protagonista de Trainspotting aventuraba, y antes de las pol¨¦micas de g¨¦nero: ¡°Dentro de unos a?os no habr¨¢ t¨ªos ni t¨ªas, seremos todos gilipollas¡±. Es curioso que en los a?os setenta, cuando se hizo La guerra de las galaxias, imaginaran un bar del futuro con personajes raros de todos los planetas, hablando y con m¨²sica en directo. Conf¨ªo en que sea un sustrato humano primitivo e inalterable que sobreviva a nuestra ¨¦poca. En un bar no sigues a nadie, solo coincides. Por cierto, que en Arabia, donde vive Cristiano, no hay bares.
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