Pedir que te traigan una pizza en una inundaci¨®n
En una riada en Bolonia que ha causado un muerto, el desalojo de 2.000 personas y ha obligado a la poblaci¨®n a quedarse en casa, las im¨¢genes de repartidores pedaleando con el agua por los tobillos han causado cierta conmoci¨®n
Todos sabemos que miles de personas se juegan la vida en el mar para intentar llegar a Europa. Pero es que, adem¨¢s, algunos tienen que seguir jug¨¢ndose la vida luego, atravesando con una bici una riada, para llevar una pizza a un europeo. Ha ocurrido esta semana en Bolonia. En unas inundaciones que han causado un muerto, el desalojo de 2.000 personas y han obligado a la poblaci¨®n a quedarse en casa, las im¨¢genes de repartidores pedaleando con el agua por los tobillos han causado cierta conmoci¨®n. Habr¨¢n o¨ªdo antes este debate, fruto de nuestro sentido de culpa, acerca de si est¨¢ bien llamar para pedir la cena si llueve, porque esta gente se moja, pero claro, as¨ª tienen trabajo, etc¨¦tera. Al margen de lo que se piense (pero t¨ªo, hazte un huevo frito), lo de Bolonia iba m¨¢s all¨¢, eran unas inundaciones, y creo que si nos bombardearan todav¨ªa alguien llamar¨ªa para pedir rollitos de primavera. Lo que m¨¢s me fascina es ese contraste entre la intemperie del mundo exterior y lo calentito que se est¨¢ en casa, y la capacidad de quien est¨¢ en casa de abstraerse de lo que ocurre fuera, y actuar solo como cliente, y no como ser humano. No me digan que no es una met¨¢fora perfecta de muchas cosas.
Solo hacen este trabajo los extranjeros que hacen lo que sea por un trabajo. Los medios italianos entrevistaron a algunos. Afganos, paquistan¨ªes. Ganan entre 3,70 y 5 euros por entrega. En medio del diluvio universal, y sin tener cl¨¢usula de heroicidad o forma f¨ªsica para hacer ochomiles, algunos lograron aut¨¦nticos r¨¦cords, 14 pedidos en cuatro horas. Esto ocurre en Italia tras el show de las deportaciones a Albania. Con el dineral que cost¨® llevar a 12 hasta all¨ª se pod¨ªan haber pagado cada uno la entrada de un piso. Pero es que adem¨¢s la patronal italiana, Confindustria, acaba de decir que necesita, m¨ªnimo, 120.000 trabajadores extranjeros al a?o durante los pr¨®ximos cinco. S¨ª, yo tambi¨¦n asoci¨¦ al momento los dos n¨²meros, 12 y 120.000. Ya hay empresas que se montan por su cuenta cursos de formaci¨®n en pa¨ªses africanos para preparar a los empleados que necesitan. Es la diferencia entre la propaganda que dibuja la irrealidad y la realidad que no tiene quien la dibuje. Hace tiempo que no comprendo por qu¨¦ en esta cuesti¨®n nadie habla claro, que no es decir barbaridades, sino explicar las cosas.
El Gobierno italiano, como otros, proclama que no va a llegar ni un solo migrante m¨¢s y echar¨¢ a los que ya est¨¢n en el pa¨ªs. Es una tonter¨ªa. Italia, como toda la UE, no consigue repatriar m¨¢s que al 20% de los que expulsa. A este ritmo tardar¨ªa 125 a?os en echar a todos. Y ser¨ªan 150 si no hubiera regularizado ya a cientos de miles. Por otro lado, Meloni ha dado luz verde a la entrada controlada de 452.000 extranjeros entre 2023 y 2025, pero esto no lo cuenta mucho. En la lista que ha hecho de los empleos que necesita cubrir, como en Espa?a y otros pa¨ªses, figuran trabajadores dom¨¦sticos, en cuidados, agricultura, pesca, construcci¨®n, fontaneros, electricistas, conductores de autobuses, mec¨¢nicos. Lo ve cualquiera si llama a un fontanero, o pasa por una obra, un puerto o un campo de cultivo. O si pide una pizza por tel¨¦fono. As¨ª que, ego¨ªstamente, y dada la evoluci¨®n del cambio clim¨¢tico, pregunto a los paladares m¨¢s refinados y a los m¨¢s apocal¨ªpticos heraldos de la gran invasi¨®n, si es que no son los mismos: si no vienen estas personas, ?qui¨¦n demonios nos va a traer un sushi decente el d¨ªa en que haya una inundaci¨®n, un hurac¨¢n tropical, una tormenta de hielo o en la calle haya 47 grados?
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