Elecciones de EEUU: las empresas de Silicon Valley sab¨ªan mucho m¨¢s que las encuestadoras
Trump ha emergido en un ambiente pastoso de ¡°que se vayan todos¡± que recuerda a otros tiempos
C¨®mo tantos pudimos dudar de que Donald Trump iba a ganar las elecciones si ten¨ªa a su lado a los Elon Musk, Jeff Bezos, Peter Thiel y tantos otros l¨ªderes tecnol¨®gicos de Silicon Valley. Aparte de sus preferencias ideol¨®gicas y personales, y de sus apetencias econ¨®micas, ellos disponen de una materia prima en grado muy superior a las de las empresas demosc¨®picas:...
C¨®mo tantos pudimos dudar de que Donald Trump iba a ganar las elecciones si ten¨ªa a su lado a los Elon Musk, Jeff Bezos, Peter Thiel y tantos otros l¨ªderes tecnol¨®gicos de Silicon Valley. Aparte de sus preferencias ideol¨®gicas y personales, y de sus apetencias econ¨®micas, ellos disponen de una materia prima en grado muy superior a las de las empresas demosc¨®picas: los datos, la materia prima m¨¢s deseada de nuestro tiempo. Cuando ellos escog¨ªan el bando, nos indicaban qu¨¦ es lo que iba a ocurrir. Los dem¨¢s ¨¦ramos gatitos ciegos.
Ya se ha explicado exhaustivamente, aunque el modelo no se hab¨ªa aplicado a procesos electorales. Cada vez que utilizamos internet ¡ªahora, para enviar este art¨ªculo¡ª cedemos inconscientemente parte de nuestra soberan¨ªa personal a un poder opaco sin l¨ªmites ni fronteras. Alguno de esos gur¨²s tecnol¨®gicos ya pronostic¨® que Facebook o TikTok llegar¨¢n a conocer todas las pel¨ªculas, todos los libros, todas las canciones que usted haya consumido en la vida, larga o corta. La informaci¨®n de la que disponen las empresas de Silicon Valley servir¨¢ para deducir a qu¨¦ bar ir¨¢ usted cuando llegue a una ciudad extra?a, un bar en el que el camarero tendr¨¢ preparada su bebida favorita. O en qu¨¦ Airbnb se instalar¨¢.
No hace falta que tecle¨¦is nada: sabemos d¨®nde est¨¢is, sabemos d¨®nde pod¨¦is haber estado, conocemos m¨¢s o menos lo que est¨¢is pensando y, lo m¨¢s significativo, qu¨¦ vais a votar. Es lo que la soci¨®loga Shoshana Zuboff ha calificado de ¡°capitalismo de la vigilancia¡±: la reivindicaci¨®n unilateral por parte de un grupo de empresas pertenecientes a Silicon Valley de la experiencia humana privada como materia prima para traducir en datos. Estos datos son computados y empaquetados (como las c¨¦lebres hipotecas locas, origen de la Gran Recesi¨®n de 2008) como productos de predicci¨®n y vendidos en los mercados de futuros de los comportamientos de la gente. Por ejemplo, para la campa?a electoral de Trump. Los servicios online gratuitos, las app que no tienen precio solo son un cebo, no un regalo de empresas magn¨¢nimas creadas por j¨®venes emprendedores de vaqueros rotos y camisetas estrepitosas, divertidos y simp¨¢ticos, tan diferentes a los distantes y estre?idos magnates encorbatados del pasado que posaban fum¨¢ndose un habano. Esas empresas j¨®venes acumulan los datos a trav¨¦s de los comportamientos: c¨®mo nos vestimos, qu¨¦ pel¨ªculas vemos, qu¨¦ comida encargamos, los libros que leemos, los deportes que practicamos, si somos j¨®venes o viejos¡, y a quienes votamos.
En este contexto ha ganado las elecciones presidenciales Donald Trump, y en vez de generarse un ambiente futurista, los an¨¢lisis recuerdan el pasado. El escritor Siegmund Ginzberg habla de ¡°s¨ªndrome 1933¡å (S¨ªndrome 1933, Gatopardo ensayo): una especie de campa?a electoral permanente, partidos que no son de izquierda ni de derecha, sino ¡°partidos del pueblo¡±, polarizaci¨®n y discursos de odio, pol¨ªticos acusados de traici¨®n, gobiernos demag¨®gicos e irresponsables, ¡°que se vayan todos¡±, etc¨¦tera. S¨ªntomas que, en un inquietante d¨¦j¨¤ vu, vuelven a aflorar y amenazan con acercarnos a un pasado que cre¨ªamos haber superado. En ese libro se explica c¨®mo los nazis pudieron conquistar el poder gracias a la colaboraci¨®n (tal vez ingenua o inconsciente, pero en todo caso imprescindible) de los supuestos garantes de la democracia: las instituciones del Estado, los pol¨ªticos, los medios de comunicaci¨®n y el resto de la sociedad civil.
Los magnates de Silicon Valley que han apostado por Trump (que no son todos; antes, ese ¨¢rea tecnol¨®gica de California era un lugar de tradici¨®n dem¨®crata, sobre todo con Barack Obama) tambi¨¦n habr¨¢n tenido en cuenta su programa, sus promesas de reducci¨®n de impuestos, menor regulaci¨®n (frente a los Estados que quieren limitar su poder monopol¨ªstico), un sistema de inmigraci¨®n que analice la formaci¨®n de los personas que quieren entrar en EE UU y, sobre todo, el proteccionismo: limitar la competencia de las empresas que llegan del exterior, sobre todo las chinas, que les causan tantos problemas.