La obligaci¨®n de no abrir la puerta al desastre
La victoria de Trump abre todos los debates: proteccionismo, defensa, feminismo o desinformaci¨®n
La rotunda victoria de Donald Trump abrir¨¢ el debate sobre muchas cuestiones, desde qu¨¦ tipo de campa?as electorales podr¨ªan ser m¨¢s efectivas frente a personajes similares (dado que la campa?a centrista y unionista de Kamala Harris ha sido un fracaso), hasta c¨®mo debe reaccionar el movimiento feminista ante la evidencia de que muchos hombres de clases trabajadoras y medias, afectados por suc...
La rotunda victoria de Donald Trump abrir¨¢ el debate sobre muchas cuestiones, desde qu¨¦ tipo de campa?as electorales podr¨ªan ser m¨¢s efectivas frente a personajes similares (dado que la campa?a centrista y unionista de Kamala Harris ha sido un fracaso), hasta c¨®mo debe reaccionar el movimiento feminista ante la evidencia de que muchos hombres de clases trabajadoras y medias, afectados por sucesivas crisis econ¨®micas, reivindican el poder de su condici¨®n de hombres frente a las mujeres, como sustituto de sus otras frustraciones. Y desde luego, abre el debate sobre cu¨¢l puede ser la posici¨®n de la Uni¨®n Europea ante una fuerte ola proteccionista y el debilitamiento de la OTAN como base del sistema de defensa de este continente.
Empezando por el final, es obvio que la UE no est¨¢ en condiciones de reemplazar a Estados Unidos en la defensa de Ucrania. La pol¨ªtica de apaciguamiento con Putin anunciada por Trump, que se traducir¨¢ en presiones sobre Kiev para que acepte la cesi¨®n a Rusia del Donb¨¢s y otros territorios, se llevar¨¢ a cabo quiera o no Bruselas. La ¨²nica duda es hasta qu¨¦ punto esa realidad puede llevar a la Uni¨®n a adoptar progresivamente las medidas necesarias para fortalecer su seguridad. El trabajo empieza ahora. O no, si se permite que dirigentes europeos como Orb¨¢n o Meloni bloqueen la tarea.
En cualquier caso, el debilitamiento de la OTAN har¨¢ m¨¢s peque?a a Europa, pero no har¨¢ m¨¢s grande a Am¨¦rica (como augura el principal lema trumpista). Estados Unidos es el socio m¨¢s fuerte de la Alianza, pero el socio m¨¢s peque?o no es un rat¨®n. Si las dos partes se debilitan, el que mayor satisfacci¨®n obtendr¨¢ ser¨¢ China.
La Uni¨®n Europea est¨¢ en mejor posici¨®n con vistas a la ola proteccionista en el comercio que anuncia Trump. Estados Unidos tiene unos 335 millones de habitantes. La UE, 450 millones, susceptibles de ampliaci¨®n con nuevas incorporaciones. Es decir, Europa dispone de un mercado interior muy grande y de una capacidad adquisitiva media bastante razonable, suficientes para tener una cierta capacidad reactiva.
Es dif¨ªcil prever c¨®mo reaccionar¨¢ el movimiento feminista en Estados Unidos y en Europa, bastante dividido por la batalla sobre la autodeterminaci¨®n de g¨¦nero. Quiz¨¢s la urgencia que plantear¨¢n muchas de las decisiones discriminatorias de los seguidores de Trump haga que el movimiento feminista se una en torno a la defensa de lo b¨¢sico. Ser¨¢ interesante saber si se opta de nuevo por una mujer (?Michelle Obama?) para liderar al derrotado Partido Dem¨®crata o se recurre a un hombre. Y en Europa, ver hasta qu¨¦ punto la herida abierta por las nuevas leyes transg¨¦nero, y la triste evidencia de que son m¨¢s ni?as y j¨®venes mujeres que hombres quienes dicen sentirse mal en su cuerpo, permite acercar posiciones. Nada lo augura, de momento.
El debate sobre c¨®mo hacer frente a la aparici¨®n de l¨ªderes autocr¨¢ticos y el debilitamiento de las instituciones democr¨¢ticas se plantear¨¢ seguramente no solo en la izquierda, sino tambi¨¦n en la derecha tradicional. Si se escucha a Pablo Iglesias, en la izquierda ¡°toca radicalizarse¡± y rehuir cualquier idea de que se debe ¡°salvar a S¨¢nchez para que no gobierne el PP con Vox¡±. En el PSOE, por el contrario, se conf¨ªa a¨²n en que el temor a Vox permita cohesionar grupos muy diversos. Y en la derecha m¨¢s cl¨¢sica, representada por el PP, interesa la reacci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que ha advertido sobre el peligro de los partidos conservadores de dejarse ¡°absorber¡± por una sola persona.
Mussolini arrastr¨® a Italia detr¨¢s de s¨ª en una ¨¦poca en que no existan las redes, pero s¨ª la misma sensaci¨®n que tienen ahora clases medias y trabajadoras de Estados Unidos y de Europa de que est¨¢n a punto de perder su estatus. Se supon¨ªa que la informaci¨®n ayudar¨ªa a que esos sectores de la poblaci¨®n comprendieran que su miedo y su furia proceden del expolio al que les han sometido las nuevas clases de ultrarricos, capaces de impedir que se les exija el pago equilibrado de impuestos y la regulaci¨®n de sus empresas. La informaci¨®n les har¨ªa saber que en Estados Unidos ellos han pasado de poseer el 37% de la riqueza del pa¨ªs en 1990 a menos del 26% en 2020. Pero ese mensaje no ha llegado. Al contrario, las nuevas redes han conseguido, mediante sistemas de desinformaci¨®n organizada nunca conocidos hasta ahora, ocultar esa realidad y desviar la atenci¨®n. Han sido armas de desinformaci¨®n masiva.
El ¨²ltimo disco del grupo The Cure, una de las bandas de rock m¨¢s cl¨¢sicas, se titula Songs of a Lost World (Canciones para un mundo perdido). ¡°I know, I know that my world has grown old and nothing is forever¡± (lo s¨¦, s¨¦ que mi mundo se ha hecho viejo y que nada es para siempre). Pero sigue existiendo la obligaci¨®n de luchar contra lo que Walter Benjamin explicaba como la tendencia de los seres humanos a, cuando piensan que no pueden caer m¨¢s bajo, abrir directamente la puerta al desastre.