El congreso laborista rechaza la reforma de la sanidad p¨²blica propuesta por Blair
El primer ministro recibe la primera bofetada de los suyos tras el recibimiento triunfal de ayer
Tras ser saludado ayer como su l¨ªder indiscutible por el congreso del Partido Laborista, el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, se enfrenta hoy al juicio de la base de su formaci¨®n sobre dos de las cuestiones m¨¢s pol¨¦micas de su pol¨ªtica: la guerra de Irak y la reforma del sistema de salud estatal. Los parabienes de ayer se han convertido hoy en una bofetada de aviso con el rechazo mayoritario concitado por el proyecto de reforma.
La moci¨®n de rechazo presentada por el principal sindicato brit¨¢nico, Unison, ha sido apoyada hoy a mano alzada por la mayor¨ªa de los asistentes a la asamblea del congreso, que se celebra en la localidad sure?a de Bournemouth. De poco ha servido la defensa encarnizada de la reforma realizada hoy por el secretario de Salud, John Reid, que se sumaban a las de ayer de Blair, como de poco servir¨¢ tambi¨¦n este rechazo, que dif¨ªcilmente frenar¨¢ los planes del Gobierno.
Divididos por Irak
A falta de la decisiva votaci¨®n sobre la decisi¨®n del Ejecutivo de Blair de ir a la guerra contra Irak, el rechazo a la reforma sanitaria ensombrece en parte el paseo triunfal que el primer ministro se dio ayer en la ciudad costera. Homenajeado como el elegido para lograr un hist¨®rico tercer triunfo consecutivo en las elecciones generales de 2005, atr¨¢s parec¨ªa quedar la divisi¨®n a ra¨ªz de la guerra y los negros nubarrones provocados por la muerte del cient¨ªfico David Kelly y la investigaci¨®n posterior al respecto.
"Irak ha dividido a la comunidad internacional. Ha dividido al partido, al pa¨ªs, a familias enteras, a los amigos", acept¨® ayer el primer ministro, sabedor de que ¨¦se es el punto que m¨¢s fragmenta al laborismo en p¨²blico a pesar de que las verdaderas batallas internas descienden pronto a la vida cotidiana, a las disyuntivas entre p¨²blico y privado, entre viejo y nuevo laborismo. "No desprecio a ninguno de los que est¨¢n en desacuerdo conmigo. Pero les digo una cosa: combatid mi decisi¨®n, pero al menos entended por qu¨¦ la he tomado y por qu¨¦ la tomar¨ªa otra vez", pidi¨® Blair. "Imaginad que sois primer ministro. Que recib¨ªs toda esa informaci¨®n de espionaje. Y no s¨®lo sobre Irak, sino sobre todo ese mercado de armas de destrucci¨®n masiva".
Habr¨¢ que esperar a la votaci¨®n de hoy para saber hasta que punto los asistentes al congreso se creen sus palabras. Ayer no logr¨® convencerles de la necesidad de impulsar la gesti¨®n privada en el gran mastodonte en que se ha convertido el sistema p¨²blico de salud, el NHS.
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