Alhucemas clama ayuda mientras los alimentos comienzan a escasear
Mohamed VI pospone de nuevo su visita a la zona afectada
La marea de solidaridad internacional tras el terremoto que el pasado martes acab¨® con la vida de m¨¢s de medio millar de personas en la provincia marroqu¨ª de Alhucemas comienza a fluir, en peque?as olas, hacia los habitantes de la zona, tras pasar m¨¢s de tres d¨ªas bloqueada por la descoordinaci¨®n oficial. Las protestas de los ciudadanos, que se han echado a la calle para quejarse del abandono al que se creen sometidos por las autoridades, han obligado a agilizar los tr¨¢mites para el reparto. A¨²n as¨ª, las quejas se mantienen, y el hambre comienza a acechar a muchas familias. El rey Mohamed VI ha vuelto a cancelar su visita a la zona.
Las autoridades marroqu¨ªes han perge?ado un sistema de reparto a trav¨¦s de un censo de familias; el Ej¨¦rcito, que se ha hecho cargo del proceso tras los levantamientos populares de las ¨²ltimas horas, distribuye la ayuda de acuerdo con el n¨²mero de miembros de cada familia, lo que ha provocado diversas quejas por la poca uniformidad del reparto. Adem¨¢s, este sistema s¨®lo se ha aplicado en algunas partes. Las zonas rurales siguen abandonadas a su suerte; en aldeas como Ait Kamara, una de las m¨¢s afectadas por el temblor, los cargamentos de ayuda son un fantasma m¨¢s entre las ruinas, y los habitantes que permanecen all¨ª han de sobrevivir con lo que les traen sus vecinos de otras poblaciones.
Solidaridad entre vecinos
La poblaci¨®n ha montado de forma espont¨¢nea una red de solidaridad, unida por el sentimiento de abandono por parte del Gobierno. Y entre tanto, se dedica a enterrar a sus muertos, que no han sido rescatados por los bomberos sino por ellos mismos, y que no constan en ning¨²n censo y pese a ser, seg¨²n cuentan, m¨¢s de dos centenares, no han sido contabilizados oficialmente
As¨ª las cosas, las protestas se repiten en las calles de Alhucemas y otros pueblos y ciudades de la zona, y los camiones con tiendas de campa?a, mantas y alimentos tienen que ser escoltados por la Gendarmer¨ªa para evitar que sean asaltados en las carreteras o cuando llegan a su destino en las poblaciones. El caos impera tambi¨¦n en los lugares designados para el reparto, en los que la gente se apelotona, empuja y llora cuando no logra hacerse con alimentos para su familia.
Temor a las r¨¦plicas
Los zocos de la regi¨®n m¨¢s afectada por el terremoto se han transformado en campamentos, y los panaderos dejan de amasar pan porque su prioridad ahora es buscar un lugar seguro donde refugiarse de las r¨¦plicas. Para conseguir alimentos es necesario hacer largas colas ante los bancos y acercarse hasta las peque?as tiendas de ultramarinos repartidas entre los barrios de la capital de Alhucemas. Los que no disponen de dinero no se cansan de exigir la ayuda que no llega. Adem¨¢s de mantas y tiendas de campa?a, reclaman el reparto de comida. Las autoridades marroqu¨ªes han prometido llevar grandes cantidades de pan desde Nador, aunque todav¨ªa queda por coordinar la ayuda que llega del exterior.
Mientras tanto, entidades como la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional, la Cruz Roja, la Media Luna Roja y los equipos de Naciones Unidas trabajan codo con codo con las autoridades marroqu¨ªes para coordinar las tareas de reparto de las cientos de toneladas de ayuda humanitaria que llegan por la solidaridad internacional.
A¨²n as¨ª, se han desperdiciado muchos esfuerzos debido a la descoordinaci¨®n, lo que ha provocado que los habitantes de Alhucemas hayan salido airados a la calle para reclamar la ayuda. Hoy, un equipo de Portugal ha tenido que regresar a su pa¨ªs despu¨¦s de haber sido asignados a una zona donde no pod¨ªan operar. Una situaci¨®n que se ha repetido en las ¨²ltimas horas.
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