La ciudad de S?o Paulo sufre otra ola de ataques organizados por la mafia carcelaria
Al menos seis muertos y decenas de heridos en los 48 asaltos lanzados por el PCC
La ciudad de S?o Paulo, una de las mayores urbes del mundo y capital financiera de Brasil, sufri¨® en la madrugada de ayer otra ola de asaltos violentos desencadenados por el Primer Comando de la Capital (PCC), la organizaci¨®n criminal que act¨²a fuera y dentro de las c¨¢rceles de m¨¢xima seguridad. Aunque con menos intensidad que en el pasado mayo, cuando hubo 229 ataques que dejaron m¨¢s de 100 muertos, los 48 asaltos registrados ayer en S?o Paulo causaron al menos seis muertos, decenas de heridos y cuantiosos da?os materiales.
Fueron atacados cuarteles de la polic¨ªa, bancos, mercados, concesionarios de coches, la Alcald¨ªa, bases militares e incluso un sindicato. Tambi¨¦n fueron incendiados 12 autobuses p¨²blicos que circulaban durante la noche.
El motivo de la nueva ola de ataques violentos contra la ciudad se encuentra, al parecer, en la detenci¨®n y encarcelamiento, la v¨ªspera, de Emivaldo Silva, de 30 a?os, considerado el l¨ªder del PCC en el interior del Estado de S?o Paulo.
Hace ya 15 d¨ªas, el PCC hab¨ªa desencadenado una cacer¨ªa de los guardianes de las c¨¢rceles y ordenado su asesinato dentro y fuera de las prisiones. Quince de ellos han muerto en dos semanas, a raz¨®n de uno diario. Adem¨¢s de haber pedido autorizaci¨®n para poder ir armados fuera de la c¨¢rcel, ahora los guardias salen a la calle y van a su trabajo en los presidios sin el uniforme, disfrazados hasta de alba?iles para no ser identificados.
La tensi¨®n hab¨ªa crecido ¨²ltimamente porque los reclusos de la prisi¨®n de Araraquara, en el Estado de S?o Paulo, hab¨ªan destruido literalmente el penal. En ¨¦l se hacinan 1.600 presos, a pesar de que el recinto hab¨ªa sido concebido para albergar 200. Los presos tuvieron que ser amontonados en el gran patio de la c¨¢rcel. Los guardias, en huelga, hab¨ªan sellado la c¨¢rcel y les daban v¨ªveres y agua por el techo.
El gobernador de S?o Paulo, Cladio Lembo, prometi¨® redistribuir a los presos en otros presidios hasta que se reconstruyera la c¨¢rcel, pero advirti¨® que no se dispon¨ªa de celdas para todos ellos y que, por tanto, tendr¨ªan que dormir por turnos.
Mientras, ha vuelto a ponerse en envidencia el pulso entre el Ejecutivo central, presidido por Luiz In¨¢cio Lula da Silva, y el Gobierno de S?o Paulo: el primero ofrece ayuda federal y hasta la intervenci¨®n del Ej¨¦rcito para ayudar a combatir la ola de violencia y el segundo niega que S?o Paulo necesite tal ayuda. En el fondo, se trata de un duelo pol¨ªtico. El ex gobernador del Estado es Geraldo Alckmin, quien durante su mandato endureci¨® las penas a los l¨ªderes del PCC separ¨¢ndolos en las c¨¢rceles. Y Alckmin ser¨¢ el mayor contrincante de Lula en las presidenciales de octubre. El mismo l¨ªder del PCC, Marcos Williams Herbas Camacho, alias Marcola, hab¨ªa dicho d¨ªas atras a una comisi¨®n del Parlamento que los ataques de mayo iban dirigidos contra la candidatura de Alckmin, por temor a que, si llega a la presidencia, mantenga la pol¨ªtica dura contra las c¨¢rceles.
Entretanto, la ciudad de S?o Paulo quiere demostrar que los ataques pueden estar mezclados con la pol¨ªtica y evita dar la imagen de necesitar la ayuda de Lula, sin capacidad para resolver por s¨ª misma sus problemas.
![Una sucursal del banco Ita¨² de S?o Paulo, incendiada en la nueva oleada de ataques.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/4XUDHPLPY7IDOTDBQMBX4BX5K4.jpg?auth=1342727aa6bfb9b5fc61685b2f35f667e852bc3bd4012bb11c7c2cfa9ddb651e&width=414)
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