Los valores machistas campan en Guatemala
Las mujeres del pa¨ªs latinoamericano contin¨²an sometidas al maltrato, la sumisi¨®n, la desigualdad y el patriarcado
En pleno tercer milenio, la mujer guatemalteca contin¨²a sometida al silencio, la sumisi¨®n, la inequidad y el patriarcado, de acuerdo con los resultados de una encuesta sobre igualdad de g¨¦nero publicada ayer por el diario local Prensa Libre.
Seg¨²n el estudio, realizado el pasado junio por la empresa Vox Latina a nivel nacional y con un ¨ªndice de confianza del 95%, en nueve de cada 10 familias se oculta la violencia contra la mujer. S¨®lo el 17% de las encuestadas dice no haber sido v¨ªctima de maltrato en su hogar. Es una realidad de la que s¨®lo se empieza a tomar conciencia ante el elevado e impune n¨²mero de asesinatos de mujeres: 390 entre el 1 de enero y el 16 de septiembre de este a?o.
Los patrones culturales favorecen esta dolorosa realidad en una sociedad machista por su doble componente maya e hisp¨¢nico y cuya primera manifestaci¨®n c¨®mplice es el silencio. Aunque nueve de cada 10 consultadas, todas guatemaltecas mayores de edad, coinciden en se?alar la existencia de la violencia contra la mujer, s¨®lo el 70% admite que la ha sufrido o ha sido testigo de c¨®mo su madre la ha padecido a manos de su pareja. La causa mayoritaria que origina las agresiones es lo suficientemente elocuente: "ella no obedece". Los valores que regulan las relaciones hogare?as son igualmente significativos. La mujer ideal debe ser mansa, d¨®cil, dulce y sumisa con el hombre. Lo m¨¢s dram¨¢tico es que la mitad de las entrevistadas est¨¢ de acuerdo con esta creencia secular. Incluso, cuatro de cada 10 consideran que el var¨®n es superior a la mujer.
Esto se traduce en aberraciones como que el 89,6% considere que una mujer "decente" debe llegar virgen al matrimonio, o que sea el var¨®n quien decide el n¨²mero de hijos (53,5%). Las mismas consultadas admiten que es el hombre quien dispone cu¨¢ndo tener sexo y un 17,5% reconoce que ha sido obligada a mantener relaciones en contra de su voluntad. Una realidad que conlleva comportamientos que, si no fuera por su dramatismo, provocar¨ªan risa: un 64,5% opina que una buena esposa debe obedecer al hombre en todo lo que le mande, mientras que el 90,9% de las encuestadas considera que no es correcto que una mujer seduzca a un var¨®n.
Adem¨¢s, un 34,9% de las esposas ha tenido que quedarse en casa porque su pareja le proh¨ªbe trabajar o estudiar, mientras que el 43,5% de las novias o esposas no puede reunirse con sus amigas porque el var¨®n se lo proh¨ªbe. Asimismo, un 43,2% de las entrevistadas reconoce que alguien que fue su pareja todav¨ªa les indica c¨®mo deben vestir.
Estos patrones s¨®lo empiezan a romperse en proporci¨®n directa al grado de escolaridad de las mujeres. "Casi el 95% considera que son las encargadas de cuidar a los hijos, cocinar y limpiar el hogar", se?ala la encuesta publicada en Prensa Libre. Se puntualiza que esta percepci¨®n es mayoritaria en los hogares ind¨ªgenas.
El factor econ¨®mico juega un papel importante en la pervivencia de este sistema. Al hecho de que es el hombre quien aporta al sustento, pues la mujer se queda en casa manejando el hogar, se suma que cuando un matrimonio se rompe es ella quien se queda con los ni?os, mientras que en seis de cada 10 casos los bienes materiales, cuentas bancarias incluidas, est¨¢n a nombre del var¨®n. Cuando se enfrenta una necesidad extrema, en un 61,9% de los casos es ¨¦l quien decide si se vende o empe?a el patrimonio familiar, decisi¨®n que s¨®lo en un 28,9% de los casos se toma de manera conjunta.
Cambiar esta situaci¨®n pasa por romper patrones de siglos, celosamente vigilados en una sociedad aferrada a valores medievales.
Giovanna Lemus, de la organizaci¨®n Red de la No Violencia Contra las Mujeres, se?ala que una de las causas del sometimiento y el silencio es la falta de informaci¨®n. La mayor¨ªa de las guatemaltecas ha crecido en un ambiente donde se ve como "natural" la agresi¨®n en su contra, porque hay una cultura patriarcal dominante que considera que la mujer es propiedad de su pareja.
Lemus hace un llamamiento a romper con el miedo y la frustraci¨®n, favorecidos porque el aparato legal no garantiza a las mujeres la protecci¨®n necesaria tras una denuncia. Quedan, entonces, en una posici¨®n muy fr¨¢gil ante posibles represalias de sus parejas y el rechazo social. "Son juzgadas y no reciben apoyo", afirma Lemus, quien rechaza que la mayor¨ªa de asesinatos de mujeres est¨¦ relacionado con que est¨¦n involucradas en las pandillas juveniles, excusa que sirve para acallar conciencias o evidenciar la incapacidad jur¨ªdico-policiaca. "La mayor¨ªa de esos asesinatos se derivan de problemas intrafamiliares", subraya.
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