La orden de Uribe de "localizar" las 'c¨¢rceles' de las FARC dispara los temores
Las familias de los rehenes advierten alarmadas del riesgo de un rescate militar
Incertidumbre y desconcierto. ?stos son los sentimientos que ha despertado la orden lanzada por el presiente colombiano, ?lvaro Uribe, al Ej¨¦rcito de "localizar los sitios donde est¨¢n los secuestrados" en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Lo dijo el pasado fin de semana, en un consejo comunitario en Mit¨², capital de Vaup¨¦s, departamento de la Amazonia donde se supone que se encuentran varias c¨¢rceles de este grupo guerrillero. El presidente Uribe orden¨® a la fuerza p¨²blica "localizar los sitios donde est¨¢n los secuestrados, rodearlos, y en el momento en que lo est¨¦n convocar a la comunidad nacional e internacional para definir un procedimiento humanitario hacia su liberaci¨®n".
Lo que algunos se preguntan ahora es si esta iniciativa contraviene lo manifestado por el mandatario en su reciente gira por Europa, cuyos dirigentes respaldaron su plan para emprender una labor de mediaci¨®n liderada por la Iglesia cat¨®lica, junto al grupo de pa¨ªses amigos —Espa?a Francia y Suiza—. La primera protesta ha llegado de Francia; el portavoz de la Canciller¨ªa Frederic Desagneaux ha reiterado la posici¨®n de su pa¨ªs, comprometido en este asunto porque una de las rehenes canjeables por guerrilleros presos es la ciudadana colombo-francesa Ingrid Betancourt: "No debe hacerse nada que ponga en riesgo a los secuestrados".
Por su parte, el ministro del Interior de Colombia, Carlos Holgu¨ªn, ha intenado hacer malabares con las palabras para defender la iniciativa de Uribe: "Por el hecho de que haya cerca fuerza p¨²blica nadie tiene por qu¨¦ temer; es un absurdo", dijo, aunque dej¨® claro que la orden —que no es nueva, aunque hasta ahora no se hab¨ªa hecho p¨²blica— no ser¨¢ retirada.
Uribe asegur¨® que la instrucci¨®n se dio a mediados del a?o pasado, cuando se supo que 11 diputados que formaban parte del grupo de canjeables hab¨ªan muerto asesinados.
Para los uribistas, la pol¨¦mica generada hasta ahora se debe a una mala interpretaci¨®n de las palabras del presidente: jam¨¢s, dicen, se ha hablado de rescate militar. Pero ¨¦sa es la interpretaci¨®n com¨²n. Consuelo Gonz¨¢lez, liberada el 10 de enero junto a Clara Rojas tras seis a?os de cautiverio por las FARC, lo tiene claro: "Cualquier mecanismo que intente un rescate es sumamente grave". Sabe, al igual que todos los familiares de los que a¨²n permanecen en la selva, que la orden dada por las FARC es disparar contra sus rehenes en caso de un intento de rescate. Fabiola Monsalve, madre de un sargento secuestrado, asegura que es una decisi¨®n "preocupante". "Los guerrilleros no dudar¨¢n en matarlos", advirti¨®.
El obispo Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal colombiana, se ha abstenido de intervenir en el debate: "Estoy esperando que nos expliquen mejor la propuesta", adujo. En su discurso de apertura de la asamblea anual, que re¨²ne a todos los obispos del pa¨ªs, hizo un llamamiento a las FARC e inst¨® a Manuel Marulanda, comandante de esta guerrilla, y a los miembros de su c¨²pula a que respondan a una carta enviada por la Iglesia, en la que se les emplazaba a concretar una reuni¨®n "en los t¨¦rminos y condiciones que les parezca conveniente".
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