La Doctrina Obama, 3
Lo que m¨¢s se sabe de la Doctrina Obama gira en torno a dos cuestiones: retirarse de Irak para combatir en Afganist¨¢n y negociar con Ir¨¢n. Sobre la primera cuesti¨®n, parece que le est¨¢ ganando la mano a McCain, que quer¨ªa quedarse cien a?os y pensaba en una instalaci¨®n al estilo de las que han caracterizado las bases de la Guerra Fr¨ªa en Alemania o en Corea del Sur. Sobre la segunda, los hechos evolucionan en dos direcciones contradictorias, hacia la negociaci¨®n directa que propugna Obama y a la vez hacia al confrontaci¨®n b¨¦lica que desean Cheney, los neocons y parte de la c¨²pula israel¨ª, y que McCain tambi¨¦n apoya en su esfuerzo por mantener las credenciales de halc¨®n republicano.
Nuri Al Maliki, el astuto primer ministro de Irak, est¨¢ con Obama: quiere una fecha para la retirada; desea recuperar plenamente la soberan¨ªa; y no quiere bases permanentes, aunque todav¨ªa no lo diga en voz alta. La seguridad ha mejorado, tambi¨¦n la preparaci¨®n de los iraqu¨ªes y ahora est¨¢ llegando el momento en que se necesita marcar objetivos temporales. El propio Bush ha reconocido que la cuesti¨®n de los plazos est¨¢ ya sobre la mesa. El almirante Michael Mullen, jefe del Estado Mayor norteamericano, tambi¨¦n cree que hay que desplazar tropas de Irak a Afganist¨¢n. Aunque se le quiera buscar las vueltas, Obama ha sido adem¨¢s muy clarito respecto a la presencia norteamericana en Irak: nada de bases permanentes. No dice nada extra?o: el informe bipartidista Baker-Hamilton, en el que particip¨® el actual secretario de Defensa, Robert Gates, aconseja lo mismo: que el presidente declare su prop¨®sito de renunciar a bases permanentes.
Baker y Hamilton, y su Grupo de Estudios sobre Irak, recomendaban adem¨¢s las negociaciones directas con Ir¨¢n, la segunda pata del asunto que nos ocupa. El s¨¢bado hubo el primer contacto con norteamericano incluido, William Burns, el n¨²mero tres del departamento de Estado. La propuesta que se le ha presentado a los iran¨ªes es bien clara: se trata de salvar la cara de todos y de combinar palo y zanahoria. Si la respuesta iran¨ª es positiva, significa que se aprueba la agenda de negociaci¨®n siguiente: una primera etapa, que ha sido bautizada como de pre-negociaci¨®n y que empieza inmediatamente, en la que se congela tanto el programa de enriquecimiento nuclear como la escalada de sanciones. Al t¨¦rmino de este per¨ªodo, se supone que acompa?ado de gestos para crear confianza, empiezan las negociaciones propiamente dichas con una doble decisi¨®n: la suspensi¨®n del programa de enriquecimiento y la retirada de las sanciones.
Ha habido maniobras militares israel¨ªes e iran¨ªes mientras se tej¨ªa el acuerdo. Tambi¨¦n ha habido gestos de signo contrario (se pueden leer ya como gestos de confianza): desde Washington se ha insinuado que hay que empezar el deshielo y abrir un departamento de asuntos norteamericanos en la embajada suiza (la que ahora se ocupa de Washington) en Teher¨¢n. Alguien ha evocado incluso la necesidad de promover viajes e intercambios y de abrir un vuelo directo entre Teher¨¢n y Nueva York. Tambi¨¦n se han producido en Oriente Pr¨®ximo m¨²ltiples movimientos en todos los frentes en direcci¨®n a la paz, tal como comentaba ayer Shlomo Ben Ami en El Pa¨ªs; aunque tienen una doble y contradictoria lectura: pueden servir para aislar a Ir¨¢n y preparar el camino a una situaci¨®n de m¨¢xima tensi¨®n con el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s, o para tender puentes hasta terminar construyendo un marco de relaciones estables que lleve al desarme nuclear.
Est¨¢ claro que si la respuesta iran¨ª es negativa, empezar¨¢ la escalada de sanciones y volver¨¢n los llamamientos belicistas. El historiador israel¨ª Benny Morris ha se?alado incluso las fechas que se prev¨¦n para un ataque israel¨ª a las instalaciones nucleares iran¨ªes (para el que se requiere permiso de sobrevuelo sobre Irak y Jordania y la luz verde por tanto de la Casa Blanca): entre el 5 de noviembre y el 19 de enero, es decir, el d¨ªa despu¨¦s de la elecci¨®n presidencial y el d¨ªa antes de la toma de posesi¨®n del nuevo presidente. Lo ha hecho en un art¨ªculo apocal¨ªptico, que da por hecho que debe haber un ataque y que debe destruir totalmente las instalaciones si se quiere evitar una guerra nuclear en la zona. Es un texto, escrito por un intelectual serio y riguroso, que vale la pena leer y discutir. Lo haremos en los pr¨®ximos d¨ªas.
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