Nueva Orleans se salva del Gustav
El hurac¨¢n alcanza los 175 kil¨®metros por hora pero se debilita al tocar tierra.- Los diques resisten y la ciudad revive casi vac¨ªa la pesadilla del Katrina
Lluvias torrenciales, ¨¢rboles arrancados de cuajo, se?ales de tr¨¢fico ca¨ªdas, cristales rotos por el suelo, hoteles iluminados con velas por los cortes de luz, zonas inundadas y un viento que en ocasiones hac¨ªa imposible caminar. El temido hurac¨¢n Gustav lleg¨® ayer finalmente a las costas de Luisiana y se dej¨® sentir. Pero no con la intensidad con la que se esperaba. Perdi¨® fuerza despu¨¦s de tocar tierra sobre las nueve y media de la ma?ana hora local en Cocodrie (siete horas m¨¢s en la Espa?a peninsular), a unos 110 kil¨®metros al suroeste de Nueva Orleans. Los vientos llegaron a los 175 kil¨®metros por hora, pero por su potencial devastador fue calificado como de categor¨ªa 2 en lugar de la 4 que se esperaba (el m¨¢ximo de la escala es 5). Y m¨¢s tarde descendi¨® incluso a 1. S¨®lo entonces Nueva Orleans empez¨® a respirar, aliviada.
Cuando se cumplen tres a?os de la tragedia del Katrina, cuyo paso dej¨® un reguero de 1.500 muertos, la naturaleza ha dejado descansar a la da?ada ciudad. Aunque era dif¨ªcil que se repitiera la cat¨¢strofe. Los habitantes de Nueva Orleans hab¨ªan abandonado masivamente la ciudad entre el s¨¢bado y el domingo temerosos de lo que podr¨ªa avecinarse. Fue evacuado m¨¢s del 95% de los cerca de 250.000 habitantes. S¨®lo polic¨ªas, militares, servicios de emergencia, periodistas y algunos vecinos se quedaron a esperar a Gustav. La ciudad estaba desierta.
En la tarde de ayer la preocupaci¨®n estaba en los diques, como hace tres a?os. Hab¨ªa que evitar que no se desbordaran y la ciudad, construida en su mayor parte bajo el nivel del mar, quedara anegada. Pero poco pod¨ªan hacer las autoridades m¨¢s que esperar. Por la ma?ana empez¨® a entrar agua desde el Canal Industrial, que conecta el r¨ªo Misisipi con el lago Pontchartrain. Su rotura durante el Katrina provoc¨® que se inundaran los barrios de St. Bernard y la parte baja del Barrio Noveno, este ¨²ltimo lleno ahora de casas fantasma que nunca se han rehabilitado. El canal se ha reforzado desde entonces, pero s¨®lo parcialmente.
El agua sal¨ªa a raudales de la zona central de este canal e inundaba el barrio vecino. Sobre el puente de hierro de la avenida Claiborne, ingenieros militares y cuerpos de seguridad observaban las crecidas. "Estar¨¢ as¨ª hasta el final de la tarde por lo menos", se?ala James Hufft, oficial de la Agencia Federal de Emergencias, encargado de vigilar las crecidas. "Esperemos que aguante. Si el viento no cobra m¨¢s fuerza, tendremos suerte, pero a¨²n es pronto para cantar victoria. De todas formas, hemos sido muy afortunados. Parec¨ªa que el hurac¨¢n iba a ser mucho m¨¢s devastador".
En la ciudad no hab¨ªa pr¨¢cticamente nadie. Los sem¨¢foros segu¨ªan funcionando y cambiando del rojo al verde para coches inexistentes. S¨®lo hab¨ªa patrullas de polic¨ªas y militares. El viento y la lluvia apenas dejaban entrever la sombra de los rascacielos del centro de la ciudad. Por las carreteras hab¨ªa ramas, contenedores volcados y alg¨²n poste de madera. A ratos, se calmaba. En esos momentos se pod¨ªa ver a los residentes que se hab¨ªan quedado sacando a sus perros a pasear un rato o sentarse en su porche a ver pasar la gran tormenta.
La mayor parte de los moradores de Nueva Orleans y otros lugares de la costa de Luisiana hab¨ªan huido despavoridos durante el fin de semana. Casi dos millones de personas se desplazaron desde esta ciudad y otros lugares de la costa hacia un interior seguro. El alcalde, Ray Nagin, del partido Dem¨®crata, que el s¨¢bado calific¨® a Gustav como "la madre de todas las tormentas" y dijo a sus ciudadanos que sacaran "de inmediato" sus "traseros" de Nueva Orleans, les dio un buen empuj¨®n para refugiarse en ciudades cercanas. Sirenas y meg¨¢fonos avisaban por las calles de que hab¨ªa que irse. La ciudad viv¨ªa un estado de excepci¨®n.
Entrar y quedarse en Nueva Orleans el domingo era complicado. La mayor parte de los hoteles estaban cerrados y los pocos que permanec¨ªan abiertos hab¨ªan recibido ¨®rdenes de las autoridades de no aceptar nuevos hu¨¦spedes. Las indicaciones eran claras: el que se quedara en la ciudad, lo hac¨ªa bajo su estricta responsabilidad, sin esperar refugio seguro ni asistencia de ning¨²n tipo por parte del gobierno municipal.
Esa tarde la ciudad parec¨ªa un sue?o de calles inexplicablemente desiertas. "Una tumba", en palabras de Jerry Sneed, el director municipal de seguridad y emergencias. Hab¨ªa partes cortadas y patrullas por todas partes, la mayor¨ªa con sus luces azules encendidas. Y polic¨ªas y militares caminando en grupo por las calles. Los 2.000 oficiales de la Guardia Nacional que hab¨ªan llegado de refuerzo a la ciudad quer¨ªan hacerse notar. La vigilancia era absoluta. Hab¨ªa que evitar, adem¨¢s, los saqueos de las casas y tiendas vac¨ªas.
Por la noche, el usualmente vivo barrio Franc¨¦s estaba muerto. En la ancha Canal Street, arteria del vecindario, s¨®lo hab¨ªa fuerzas de seguridad. A un lado, en la vecina Bourbon, apenas algunos neones encendidos recordaban que es la calle de los cabarets, las tiendas porno, los strip-tease y los bares. Tropical House, Little Darlin o Rick's Cabaret se anunciaban en rosas y verdes chillones como si tal cosa, pero en balde. Sus puertas estaban cerradas a cal y canto. Algunos bares, tambi¨¦n cerrados, anunciaban uno de los c¨®cteles locales, el hurricane (hurac¨¢n), a seis d¨®lares y medio. Un par de restaurantes y las cafeter¨ªas de algunos hoteles eran los ¨²nicos sitios en los que poder cenar. Pero el ambiente climatol¨®gico era de normalidad absoluta. No hac¨ªa viento y apenas llov¨ªa.
De madrugada empez¨® a caer agua intensamente. A las seis, el fuerte viento golpeando las ventanas despert¨® a muchos. Era todav¨ªa noche cerrada cuando comenzaron los cortes de luz. Dos horas despu¨¦s, otro rato de calma. Pero Gustav no tard¨® en tocar tierra y avanzar lentamente mientras el pa¨ªs entero segu¨ªa sus pasos y los de las lluvias que lo acompa?aban.
A media tarde de ayer, los diques hab¨ªan aguantado sin venirse abajo y el Gustav perd¨ªa fuerza. Al menos hasta ese momento, los ruegos de los residentes de la ciudad - casi un tercio menos que antes del Katrina - parec¨ªan haber sido escuchados.
'Hanna' se convierte en hurac¨¢n
La tormenta tropical 'Hanna' se ha convertido en hurac¨¢n hoy despu¨¦s de las 18.00 horas cuando su centro se encontraba al sureste del archipi¨¦lago de las islas Bahamas, al noreste de Cuba, seg¨²n inform¨® el Centro Nacional de Huracanes estadoundiense, con sede en Miami.
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