Ham¨¢s o el reto de gobernar una franja de miseria
Los islamistas expulsaron de Gaza a los leales a Fatah en junio de 2007
El Serrallo de Gaza, el edificio que ya fuera ocupado por militares brit¨¢nicos e israel¨ªes, est¨¢ en ruinas. Un bloque de la Universidad Isl¨¢mica, varias mezquitas, el Ministerio del Interior, decenas de comisar¨ªas, inmuebles e instituciones que el Gobierno de Ham¨¢s iba construyendo paso a paso han sido derruidos por los bombarderos israel¨ªes.
Es un varapalo tremendo para el movimiento islamista palestino. Le costar¨¢ remontar. Desde el 14 de junio de 2007, Ham¨¢s gobierna la franja tras expulsar a las fuerzas policiales y militares leales al presidente Mahmud Abbas, que hicieron todo lo posible para derrocar al partido vencedor en las elecciones de enero de 2006. Ha sido un a?o y medio de esfuerzos del Gobierno de Ismail Haniya para cumplir unos objetivos que s¨®lo pod¨ªan ser modestos. Poco han conseguido. Pero tal era la gravedad del caos antes de la toma del poder en la franja de Gaza, que ciertos logros s¨ª son apreciados por la poblaci¨®n.
El primero: la seguridad en las calles. Los matones y los tipos armados -a saber de cual de las facciones palestinas- pululaban por las ciudades a sus anchas. En la c¨²spide del enfrentamiento entre Ham¨¢s y Fatah, en mayo y junio de 2007, los milicianos de ambos bandos se apostaban en los tejados de decenas de edificios del centro de la ciudad para dirimir a balazos la grave fractura pol¨ªtica que todav¨ªa persiste. Casi nadie sal¨ªa de su casa durante aquellos d¨ªas.
De golpe todo cambi¨®. Nadie dispara ahora al aire ni en bodas ni entierros; las patrullas son las de la polic¨ªa; la gente sale a pasear y a cenar a alguna terraza en el Mediterr¨¢neo -poco m¨¢s se puede hacer-; los asaltos a comercios son cosa del pasado y ning¨²n cooperante o periodista occidental ha sido secuestrado bajo el mando de este Gobierno. Grandes carteles instan a los ciudadanos a acudir a comisar¨ªas y juzgados para resolver sus litigios. Se les promete atenci¨®n y educaci¨®n. Lo corrobora Ahmed, un hombre reci¨¦n casado que detesta a Ham¨¢s, pero que admite que el trato dispensado en las comisar¨ªas y el af¨¢n de los funcionarios por resolver los problemas es encomiable.
Afronta Ham¨¢s la tarea de gobernar con una plantilla que derrocha entusiasmo pero que carece de experiencia, como han puesto de manifiesto las huelgas orquestadas -todav¨ªa hoy se mantienen- por la Autoridad Palestina que gobierna Cisjordania. Jueces y funcionarios de justicia fieles a Fatah abandonaron sus trabajos siguiendo instrucciones del presidente, Mahmud Abbas. Cobran sus salarios a condici¨®n de rechazar toda colaboraci¨®n con el Ejecutivo de Haniya. Lo mismo hicieron muchos profesores de escuela, que se sumaron a la huelga, y los m¨¦dicos. Aunque en este caso, son muchos los que afirman que no dejar¨¢n morir a gente por seguir las directrices de Fatah.
Sin embargo, claro est¨¢, aliviar las penurias econ¨®micas del mill¨®n y medio de habitantes de la franja de Gaza era una meta primordial, nunca conseguida. Imposible eludir el bloqueo econ¨®mico israel¨ª, jam¨¢s relajado aunque durante cuatro meses de tregua Ham¨¢s impuso orden y no se dispararon cohetes contra Israel. El suministro de energ¨ªa el¨¦ctrica, combustibles y gas es raqu¨ªtico, y los materiales para la construcci¨®n no entran desde hace casi tres a?os. Tampoco se suministran muchos alimentos ni medicamentos. Los cientos de t¨²neles horadados en la frontera con Egipto no son m¨¢s que un peque?o alivio a una hecatombe econ¨®mica que sirven para introducir alimentos, bienes de primera necesidad y fuel. Tambi¨¦n armas. Sin apertura de las aduanas con Israel o sin una salida al exterior a trav¨¦s de Egipto, todo queda al arbitrio de los gobiernos hebreos.
Es un secreto y no lo es. Pero al Gobierno no le falta dinero. M¨¢s de una vez, a final de mes, el Ejecutivo ha adelantado una semana el pago de los salarios a los funcionarios. Sol¨ªa coincidir con retrasos en el abono de los sueldos a los trabajadores que dependen de la Autoridad Palestina que gobierna en Cisjordania. ?C¨®mo consigue Ham¨¢s los fondos? No contestar¨¢n con precisi¨®n sus dirigentes, pero las aportaciones de Ir¨¢n y de alg¨²n pa¨ªs ¨¢rabe no alcanzan las sumas que donan devotos y pr¨®speros musulmanes de todo el mundo. Por los t¨²neles, en maletas, llegan a Gaza los fondos. Ahora los deber¨¢n emplear para reconstruir lo arrasado. Otra vez.
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