La dictadura tambi¨¦n tortur¨® en Malvinas
Fallo hist¨®rico de la justicia argentina, que ha declarado crimen de lesa humanidad los malos tratos a soldados durante la guerra contra Reino Unido
Los soldados argentinos torturados por sus superiores en la guerra de las Malvinas (1982) tendr¨¢n una oportunidad de obtener justicia, despu¨¦s de que la semana pasada la juez federal de primera instancia de Comodoro Rivadavia (en el sur de Argentina), Eva Parcio de Selemme, considerase que esos delitos son de lesa humanidad y, por lo tanto, imprescriptibles, seg¨²n se supo ayer. As¨ª se manifest¨® en una de las decenas de causas planteadas por los combatientes de aquel conflicto b¨¦lico iniciado por la ¨²ltima dictadura militar argentina (1976-1983) contra Reino Unido. Es la primera vez que la justicia de este pa¨ªs suramericano abre la puerta al enjuiciamiento de las torturas cometidas en la guerra.
Cuando el r¨¦gimen argentino estaba ya en decadencia y en horas de baja popularidad, el entonces dictador Leopoldo Galtieri decidi¨® satisfacer una hist¨®rica reivindicaci¨®n de Argentina: la recuperaci¨®n de las islas Malvinas, que hasta 1833 hab¨ªan sido parte de su territorio y que desde entonces se encuentran bajo dominio brit¨¢nico. El 2 de abril de 1982 las tropas argentinas tomaron lo que los brit¨¢nicos llaman Falkland (1.800 kil¨®metros al sur de Buenos Aires y a 12.700 de Londres). Galtieri logr¨® un s¨²bito respaldo popular. Los ni?os en las escuelas escrib¨ªan cartas a los soldados y las met¨ªan dentro de paquetes de cigarrillos y chocolates con la ilusi¨®n de dar calor a los combatientes que hab¨ªan llegado a aquellas islas del sur en pleno oto?o.
Buena parte de las tropas argentinas estaba integrada por j¨®venes que cumpl¨ªan el servicio militar. Tras la capitulaci¨®n argentina en Malvinas, el 14 de junio de 1982, se supo que muchos soldados de este pa¨ªs pasaron hambre y fr¨ªo porque los v¨ªveres no llegaban, y adem¨¢s carec¨ªan de las armas y la preparaci¨®n para enfrentarse a una de las Armadas m¨¢s poderosas del mundo. Pero no s¨®lo eso: algunos militares admitieron que hab¨ªan padecido torturas de sus superiores, aunque s¨®lo 27 a?os despu¨¦s esas reclamaciones son escuchadas en los tribunales.
Tortura y malos tratos
M¨¢s de 70 demandas se presentaron ante la justicia argentina contra militares que obligaron a sus subordinados a sufrir hambre y fr¨ªo, los estaquearon (los ataron de pies y manos a estacas clavadas en el suelo en forma aspa) o los golpearon como castigo por supuestos malos comportamientos.
El presidente del Centro de Excombatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata, Ernesto Alonso, dice que esas torturas se enmarcan dentro de una dictadura que hizo desaparecer a 30.000 personas, entre ellas 126 soldados. Alonso reivindica la soberan¨ªa argentina en Malvinas, pero no la guerra.
El caso que ahora se declara imprescriptible fue denunciado hace menos de un a?o por el excombatiente Juan Carlos G¨®mez, que afirma que fue estaqueado durante varias horas por el teniente coronel Daniel Alejandro Delfor Polano y el sargento primero Hugo ?lvarez, en un liceo militar de Comodoro Rivadavia, antes de partir a Malvinas hacia una conflagraci¨®n que ya hab¨ªa estallado.
Delito de lesa humanidad
La juez Parcio declar¨® el pasado jueves que se trata de un delito de lesa humanidad y en los pr¨®ximos d¨ªas resolver¨¢ la situaci¨®n procesal de los dos imputados, seg¨²n inform¨® ayer el peri¨®dico Clar¨ªn. Alonso, del CECIM, recuerda que ambos acusados reciben pensiones honor¨ªficas por su participaci¨®n en Malvinas, al igual que otros militares denunciados por la represi¨®n ilegal del r¨¦gimen.
Polano se neg¨® a declarar ante la juez, mientras que ?lvarez desminti¨® las acusaciones. Hace dos a?os, la ministra de Defensa de Argentina, Nilda Garr¨¦, reconoci¨® que las normas militares vigentes durante la guerra de las Malvinas contemplaban el estaqueo en caso de falta de calabozo: "Es una crueldad y de un sadismo ins¨®lito, pero es cierto que estaba en las normas".
El presidente del CECIM de Mar del Plata, Dar¨ªo Gleriano, es otro de los denunciantes y declar¨® al portal Punto Noticias que entre los acusados figuran "torturadores que este Gobierno [en alusi¨®n al de N¨¦stor Kirchner y al de su esposa, Cristina Fern¨¢ndez] ascendi¨® de coronel a general". Aunque considera que los Gobiernos de los Kirchner fueron los "¨²nicos" que se interesaron por la condena de los violadores de los derechos humanos en la dictadura, observa contradicciones: "Te hacen creer un doble mensaje: por un lado, te hablan de que van a ser enjuiciados y por otro se los distingue y premia con pensiones honor¨ªficas".
No todos los excombatientes sostienen la misma postura: algunos defienden a sus superiores y rechazan las denuncias por torturas. Gleriano aclara: "No queremos castigo sino la verdad y que se sepa lo que sucedi¨® en Malvinas, de quienes fuimos torturados, castigados y estaqueados por el solo hecho de cometer un error, por ir a buscar comida, como en mi caso".
La derrota argentina en Malvinas fue el principio del fin de la dictadura. En el combate murieron 649 militares argentinos, 255 brit¨¢nicos y 3 civiles isle?os. El pr¨®ximo 2 de abril, cuando se cumpla el 27? aniversario de la guerra, Cristina Fern¨¢ndez estar¨¢ en Londres por la cumbre del G-20, pero se espera que, adem¨¢s de discutir sobre la crisis internacional, la presidenta argentina aproveche para insistir ante el primer ministro brit¨¢nico, Gordon Brown, con la reclamaci¨®n de soberan¨ªa sobre las Falkland.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.