Desagradable recordatorio para los testigos de la guerra
El enviado especial de EL PA?S habla del atentado sufrido por el fot¨®grafo Emilio Morenatti y las formas de trabajar de un periodista en un conflicto armado
La noticia del atentado sufrido por el fot¨®grafo Emilio Morenatti y el camar¨®grafo indonesio Andi Jatmiko en una carretera de Kandahar ha conmocionado a la creciente colonia de periodistas en Kabul. Estas cosas siempre son un desagradable recordatorio, como cuando se hunde un pesquero o se produce la explosi¨®n en una mina. Cada profesi¨®n tiene sus miedos y sus fantasmas.
Morenatti ha perdido un pie, pero no las ganas: era ¨¦l quien animaba a su mujer, Marta Ramoneda, tan fot¨®grafa como ¨¦l, en una conversaci¨®n telef¨®nica poco antes de su evacuaci¨®n a Dubai. Su empresa, Associated Press (AP), ha anunciado que no escatimar¨¢ en su recuperaci¨®n y que Emilio tendr¨¢ acceso al mejor tratamiento ortop¨¦dico. Hace bien AP, pues necesita de grandes reporteros en tiempos en los que no sobra el talento. Mejorar la sensibilidad ha costado varias desgracias. Ocho entre los espa?oles: Juantxu Rodr¨ªguez (Panam¨¢), Jordi Pujol (Bosnia-Herzegovina), Luis Valtue?a (Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo), Miguel Gil (Sierra Leona), Julio Fuentes (Afganist¨¢n), Julio Anguita Parrado (Irak), Jos¨¦ Couso (Irak) y Ricardo Ortega (Hait¨ª).
Hay tres formas de estar en una guerra como periodista: por libre, empotrado con uno de los combatientes y en un hotel bebiendo whisky y zapeando por las televisiones globales. De estos hay poco que decir. De los que pisan la calle, todo; los plumillas buscan historias y los fot¨®grafos y camar¨®grafos, im¨¢genes. No hay otra opci¨®n. Pero nadie, ni los que van por su cuenta ni los que viajan con una parte, que tambi¨¦n son libres, tienen acceso a la pel¨ªcula completa. Solo hay que ser honesto y reconocer las limitaciones.
Siempre han existido empotrados. Algunos, como Ernie Pyle, escribieron cr¨®nicas maravillosas en la II Guerra Mundial, y dejaron frases que son el resumen exacto de lo que significa este oficio: "Yo no s¨¦ nada de la gran pel¨ªcula, s¨®lo veo a soldados cansados y sucios que est¨¢n vivos y tienen miedo a morir", escrib¨ªa en Brave Men.
Cada guerra tiene sus h¨¦roes. A veces son soldados; las m¨¢s, civiles, y el trabajo de gente como Morenatti es estar all¨ª. Ser testigo. Aunque cueste.
En Irak, y sobre todo en Afganist¨¢n, donde las condiciones de seguridad son escasas y las carreteras peligrosas, el empotramiento garantiza excelentes historias e im¨¢genes y un cierto grado de protecci¨®n. ?Una forma de control? La era de Internet es el ant¨ªdoto. Solo es informaci¨®n veraz desde m¨¢s ¨¢ngulos.
Los norteamericanos son extremadamente profesionales con la prensa. Entienden su trabajo y su responsabilidad como militares ante la sociedad civil que les paga y sostiene. Vietnam les ense?¨® c¨®mo se pierde una guerra desde la informaci¨®n. Todos los periodistas que se empotran eligen a los estadounidenses y, a veces, a los brit¨¢nicos. Los otros ej¨¦rcitos con tropas en Afganist¨¢n prefieren mantenerse lejos de las miradas de los periodistas y ocultarse ante sus opiniones p¨²blicas. Sabr¨¢n por qu¨¦.
Lea todas las cr¨®nicas de 'Cuadernos de Kabul' escritas por Ram¨®n Lobo desde Afganist¨¢n
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