"Todos tenemos dentro un Berlusconi"
La trayectoria vital de Roberto D'Agostino (Roma, 1948) resume una parte de la historia moderna italiana. De joven fue combatiente de izquierda, seguidor de la Beat Generation, disc jockey; luego se hizo periodista, habitual de la televisi¨®n (una noche se lio a porrazos en directo con el fil¨®sofo Vittorio Sgarbi), y autor de libros de culto como La insostenible pesadez de lo sublime. Hoy trabaja 12 horas diarias pero pierde dinero: es el bloguero m¨¢s influyente y el m¨¢s querellado del pa¨ªs. "Paso m¨¢s tiempo con los abogados que con mi mujer", dice.
Su blog, www.dagospia.it, funciona desde 2000, y sus anticipaciones, an¨¢lisis y cotilleos son cita obligada para periodistas, empresarios y pol¨ªticos, como demuestran las 700.000 p¨¢ginas vistas diarias, con 12 minutos de estancia media. D'Agostino se define como "romano, romanista y despu¨¦s italiano", y aunque se disfraza de c¨ªnico es en realidad un apasionado. "Soy un conservador an¨¢rquico que a la derecha y la izquierda prefiere el centro (de la mesa)", explica.
"De Zapatero a Sarkozy, de Brown a Lula, de Merkel a Berlusconi, todo Gobierno es ya un 'comit¨¦ de negocios"
Pregunta. As¨ª que el centro, de comer...
Respuesta. Es un hecho incontrovertible que los conceptos de izquierda y derecha pertenecen al siglo pasado. Est¨¢n obsoletos como el t¨¦lex ante el e-mail. Material de anticuario que tira adelante en Italia con estereotipos polvorientos y discursos en idioma "politiqu¨¦s", que repelen al ciudadano y suenan indescifrables a los j¨®venes. ?Qu¨¦ significa hoy ser de izquierda? Simple: no ver al Dalai Lama, como ha hecho Obama, porque China es el principal cliente de Estados Unidos. De forma que mejor depilemos todo pelo hip¨®crita de nuestra mente y admitamos que, de Zapatero a Sarkozy, de Brown a Lula, de Merkel a Berlusconi, todo Gobierno es ya un "comit¨¦ de negocios". Y que la distinci¨®n ideol¨®gica derecha/izquierda recuerda al debate de nuestros abuelos: ?es m¨¢s excitante el tango o el vals?
P. ?C¨®mo ha logrado Italia destruir su cultura en s¨®lo 30 a?os?
R. Por pocos euros te puedes comprar todav¨ªa una novela de Dostoievski, o la Biblia. Pero los subsidios han sido un c¨¢ncer. Los genios no necesitan financiaci¨®n. La RAI, por ejemplo, no deber¨ªa ser un servicio p¨²blico, los ni?os ya ni ven la televisi¨®n, est¨¢n todo el d¨ªa en el ordenador. ?Qu¨¦ sentido tiene? Cuesta un dineral en impuestos, pero el poder no quiere privatizarla. El corporativismo es otro demonio italiano. Si el Estado da millones de euros a fondo perdido a los peri¨®dicos, ?c¨®mo pueden ser independientes? El resultado es que las noticias han desaparecido. Cumplimos todo el cat¨¢logo de anomal¨ªas.
P. ?As¨ª que Berlusconi es s¨®lo un s¨ªntoma?
R. Es f¨¢cil esconderse detr¨¢s de Berlusconi, pero todos tenemos un Berlusconi dentro. Yo no tengo miedo de Berlusconi, sino del Berlusconi que llevo dentro.
P. ?Cu¨¢l es el principal defecto de la clase pol¨ªtica italiana?
R. Su lejan¨ªa respecto a los j¨®venes es brutal. La brecha cultural es inmensa. Moravia dec¨ªa una cosa: "La cultura sirve para gastar bien el dinero". Gobernar es eso. Si no hay cultura, no puede haber buen gobierno. Por eso tenemos un retraso de 30 a?os y a nadie le importa. Los extranjeros os empe?¨¢is en decir que esto es un desastre, y os sorprend¨¦is de que la gente no reaccione. Pero es que Italia es as¨ª.
P. Es decir...
R. Para entenderlo hay que entender a Roma. Algunas frases romanas. La m¨¢s importante es "sti cazzi" (literalmente, estas pollas). Si un romano ve a Berlusconi, o a George Clooney, ni les mira. Aqu¨ª las estrellas de cine no duran ni dos d¨ªas. "?Aoo, chi sono? E sti cazzi!" Les da igual. Nos hace gracia que se quiera cambiar la historia por la cr¨®nica. La historia es el Vaticano, y Roma es la ciudad del Papa. A la gente le gusta ver al Papa. Si les dices que Obama es historia, se r¨ªen. Es cr¨®nica. Y dicen: "Che cazzo me ne frega?" (?qu¨¦ co?o me importa?). No cambiar¨¢ nada. ?sa es otra frase crucial. La fuerza de Andreotti naci¨® de ah¨ª: nunca agitarse, tener paciencia, ya escampar¨¢. Il Divo, la pel¨ªcula de Sorrentino, era falaz en eso: Andreotti no era una manchita. Quince a?os de Berlusconi tampoco lo son. Pero es mejor tom¨¢rselo a la romana. Hay una frase perfecta: cuando no hay soluci¨®n, el problema no existe. Adem¨¢s, el poder no es ¨¦l. El poder es otra cosa, no se ve, o en todo caso est¨¢ en el Vaticano. Cualquier parque de Roma es m¨¢s bonito que Villa Certosa.
P. ?Y eso lo entiende Berlusconi?
R. Los milaneses no lo entienden. Si yo voy a Mil¨¢n, me tocan las trompetas. Aqu¨ª ni me miran. Vas por la calle y est¨¢n Bernini, Miguel ?ngel, Caravaggio... Los milaneses tienen miedo de Roma. Agnelli ni ven¨ªa. Por eso cuando el n¨²mero dos de Andreotti fue a Estrasburgo, empez¨® a hablar, y le interrumpieron, dijo: "Cuando vosotros estabais todav¨ªa subidos al ¨¢rbol, nosotros ya ¨¦ramos maricones".
P. As¨ª que hay algo incorregible en este pueblo.
R. Es esa forma de razonar. Si los franceses o los ingleses nos dicen algo, nosotros tenemos el Coliseo, somos el Imperio Romano, esta lluvia nace de la historia. Roma est¨¢ hecha as¨ª. No hay problema que nos deprima. Italia siempre ha sido un pa¨ªs con una vida er¨®tica extraconyugal fragorosa. Mussolini ten¨ªa un har¨¦n, todos lo sab¨ªan, incluso la izquierda, y nadie dec¨ªa nada. Agnelli fue la imagen del pa¨ªs durante a?os: era el m¨¢s grande "utilizador final" de zorras, y cocain¨®mano. Manten¨ªa a Colombia ¨¦l solo. Le pag¨® un vitalicio a Anita Ekberg, s¨ª, pero no sab¨ªa nada de coches, era nata montada sin helado debajo, puro show. Pero gustaba. Si la izquierda levanta el dedo como Savonarola, todos se r¨ªen de ella.
P. ?De forma que no hay soluci¨®n?
R. Eso es lo fascinante, esa es la actitud general. Por otro lado, del bien no nace nada interesante. Todo lo bonito nace del pene, del mal. Si uno tiene un problema, lo verbaliza. Aqu¨ª hemos arruinado a los psicoanalistas. Freud aqu¨ª no tiene sitio. Toda su teor¨ªa se resume en una frase napolitana: "Il cazzo non vuole pensieri" (la polla no requiere darle vueltas). La cultura de la plaza latina nos salva: salir, mirar y criticar. Ahora la plaza es la web, y el c¨ªrculo se cierra.
P. ?Qui¨¦n manda realmente en Italia?
R. Ni Berlusconi, ni Prodi. Una ret¨ªcula de intereses, ll¨¢malo P2, P3 o P4, que decide que eres de fiar y te dan ese papel. T¨² solo no llegas ah¨ª. Son ellos los que deciden. El Vaticano manda mucho, desde luego. Por ejemplo, la dimisi¨®n de Dino Boffo (el director de Avvenire, el diario del episcopado) no fue cosa de Berlusconi. Boffo era el brazo derecho del Proyecto Cultural del cardenal Ruini, y sale de Avvenire por la guerra interna de la Iglesia, por la lucha entre los mariquitas de una parte y de otra. El dossier se lo pas¨® a Vittorio Feltri (director de Il Giornale) un obispo de Comuni¨®n y Liberaci¨®n...
?sta entrevista pertenece al suplemento 'Domingo' del 1 de noviembre de 2009
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