Coca¨ªna, transexuales, chantajes y v¨ªdeos en la Italia de Berlusconi
Dimite el gobernador del Lazio por un s¨®rdido esc¨¢ndalo de espionaje sexual
El espect¨¢culo de la pol¨ªtica italiana ha superado de largo la visionaria imaginaci¨®n de Pasolini y se acerca cada d¨ªa m¨¢s a la negra sordidez de una snuff-movie. Tras las revelaciones sobre las velinas cantarinas de Silvio Berlusconi, el pa¨ªs asiste perplejo a una sucesi¨®n de mensajes, trampas, vendettas, asuntos turbios y chantajes digna de una novela de Andrea Camilleri.
La ¨²ltima v¨ªctima de esta atm¨®sfera inquietante es el ya ex gobernador del Lazio y ex periodista, Piero Marrazzo, miembro del Partido Democr¨¢tico. El presidente regional se ha retirado a un monasterio tras presentar su dimisi¨®n, la semana pasada, en medio de "un gran sufrimiento personal" por haber cometido, seg¨²n dijo, un "enorme error privado".
Aunque la historia se conoc¨ªa en las redacciones desde semanas antes, s¨®lo sali¨® a la luz el 19 de octubre, tras una llamada del primer ministro, Silvio Berlusconi, al propio Marrazzo. El primer ministro ha contado que llam¨® al gobernador para decirle que hab¨ªa visto un v¨ªdeo comprometedor en el que era protagonista, y que le facilit¨® a Marrazzo el tel¨¦fono de la agencia Photomasi, a trav¨¦s de la cual lleg¨® la filmaci¨®n hasta la revista Chi - que forma parte de su imperio medi¨¢tico-.
En un nuevo episodio del cl¨¢sico conflicto de intereses, el primer ministro ejerc¨ªa en ese momento de editor. "No he chantajeado a Marrazzo", aclar¨®, "s¨®lo le dije que no ten¨ªamos ninguna intenci¨®n de publicar el v¨ªdeo, le di el n¨²mero de la agencia y ¨¦l me lo agradeci¨® cordialmente".
En el v¨ªdeo, dicen los que lo han visto, el gobernador aparece junto a un transexual, con los pantalones bajados, y ante una mesita llena de coca¨ªna y de dinero en met¨¢lico. La imagen se hab¨ªa filmado el 3 de julio. Ese d¨ªa, a las once de la ma?ana, Marrazzo decidi¨® abandonar sus tareas pol¨ªticas para visitar al otro lado de Roma a un transexual llamado Natal¨ª. El gobernador acudi¨® con el coche oficial, pero lo dej¨® a unos cientos de metros de la casa, y lleg¨® andando a plena luz del d¨ªa hasta un edificio de v¨ªa Gradoli.
El condominio, situado en el barrio de la Cassia, es conocido porque all¨ª residen numerosos travestidos, casi todos extracomunitarios y sin papeles, que se prostituyen y trapichean con coca¨ªna. Los vecinos cuentan que es impresionante el vaiv¨¦n de coches caros y motos de gran cilindrada.
El edificio de V¨ªa Gradoli, 96 tiene una vieja historia. Es la misma casa donde, en 1978, fue descubierto el zulo de las Brigadas Rojas que utiliz¨® la banda terrorista durante el secuestro de Aldo Moro. La historia recuerda que, en plena b¨²squeda del l¨ªder democristiano, la palabra "Gradoli" sali¨® a la luz en una sesi¨®n de espiritismo en la que participaba Romano Prodi. Enterado, Francesco Cossiga, entonces ministro del Interior, orden¨® buscarle en Gradoli, pueblo cercano a Viterbo. Y cuando Eleonora, esposa de Moro, sugiri¨® si no habr¨ªa una calle en Roma que se llamara Gradoli, le dijeron: "Esa calle no existe".
Pero la calle existe. Y Marrazzo estuvo en ese apartamento. De repente, irrumpen por la fuerza tres o cuatro carabineros. Llevan una c¨¢mara de tel¨¦fono m¨®vil y les acompa?a un compinche, un camello relacionado con la Camorra, que pesa cerca de 200 kilos y se llama Gianguarino Cafasso. En realidad, se llamaba: el tipo muri¨® a principios de agosto en un hotel cerca de Roma, al parecer por causas naturales.
Seg¨²n algunas versiones, el gobernador est¨¢ vestido cuando la tropa entra en la casa, y son los militares quienes le obligan a bajarse los pantalones. Marrazzo, l¨ªvido, dice en el v¨ªdeo: "No me arruin¨¦is, chicos. ?Est¨¢ abajo la prensa?". Aunque el presidente firma tres cheques por valor de 20.000 euros, los supuestos agentes del orden no cobrar¨¢n nunca los talones. Si la redada no es oficial, ?tampoco es econ¨®mica? La idea, al parecer, se limita a empapelar al pol¨ªtico cuyo nombre ya hab¨ªa aparecido hace a?os en una redada de transexuales.
Enseguida, los carabineros intentan hacer circular el v¨ªdeo. En unas semanas lo ver¨¢ media Italia, la del centro derecha. Primero van al peri¨®dico Libero, que en ese momento dirige Vittorio Feltri y pertenece al empresario Gianpaolo Angelucci, due?o de un grupo de cl¨ªnicas privadas en el Lazio. Luego contactan con la agencia Masi, que a su vez lo ofrece a la revista Oggi (de RCS, el grupo del Corriere della Sera); de nuevo a Libero, y finalmente a Chi, la revista de Mondadori.
El director de Chi, Alfonso Signorini, afirma que se lo env¨ªa a Marina Berlusconi, presidenta del grupo, el 5 de octubre. Y ¨¦sta, a su vez, se lo manda a su padre. Las negociaciones siguen durante dos semanas. Nadie denuncia el intento de chantaje. Cuando la polic¨ªa est¨¢ a punto de actuar, en v¨ªsperas de las elecciones primarias del PD, Marrazzo recibe la llamada de Berlusconi y dimite.
Pero la vida sigue. Ayer Berlusconi hizo saber que no dimitir¨¢ siquiera si fuera condenado por el caso Mills, cuyo proceso se reanudar¨¢ el 27 de noviembre en Mil¨¢n. "Si me condenasen estar¨ªamos ante tal subversi¨®n de la verdad que con mayor raz¨®n sentir¨ªa el deber de resistir en mi puesto para defender la democracia y el estado de Derecho".
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