Caprichos de la moda

La moda es caprichosa incluso en Yemen. A simple vista hablar de moda en Yemen parece una contradicci¨®n. Dejando a un lado el sector masculino, que puede elegir entre atuendo tradicional u occidental, el 99% de las mujeres que una se cruza por la calle van cubiertas de negro de la cabeza a los pies. Literalmente. S¨®lo una peque?a rendija a la altura de los ojos revela que nos encontramos ante seres humanos. Y sin embargo, no era as¨ª cuando hace veinte a?os realic¨¦ mi primera visita a este pa¨ªs de cuento.

En realidad, la cobertura tradicional de las yemen¨ªes, conocida como setarah, es una pieza de tela en la que el rojo, el azul, el verde y el amarillo se combinan en unos dibujos muy especiales. Recuerdo que me llam¨® tanto la atenci¨®n que me compr¨¦ una y me hice un vestido. Varios a?os m¨¢s tarde lo llevaba puesto en Washington cuando una joven me par¨® para preguntarme de d¨®nde lo hab¨ªa sacado. Era una estudiante yemen¨ª sorprendida de que una occidental hubiera encontrado un uso para aquel tejido.

Lo que yo no sab¨ªa entonces, y la muchacha tampoco me dijo, es que, mientras tanto, en Yemen se hab¨ªa pasado la moda del setarah. En parte influencia de los pa¨ªses vecinos o tal vez fruto de la expansi¨®n del islamismo, el caso es que a finales de los noventa, el colorido de esa tela empez¨® a considerarse demasiado provocativo. As¨ª que las m¨¢s j¨®venes optaron por largas batas negras, al estilo de las que se usan en Arabia Saud¨ª o Dubai, y que aqu¨ª se llaman baltos. Curiosamente, ya s¨®lo las ancianas se cubren con coloridos setarah.

Me cuenta Amal, una pediatra, que el negro se impuso "porque es m¨¢s elegante". Sea como fuere, y a pesar de las apariencias, las yemen¨ªes tampoco renuncian a la coqueter¨ªa. Las m¨¢s j¨®venes optan por baltos cada vez m¨¢s entallados y, si la econom¨ªa familiar lo permite, con adornos de falsa pedrer¨ªa en los pu?os y los ribetes del escote. El conjunto se vuelve m¨¢s sexy cuando se acompa?a de un pa?uelo con transparencias para cubrir el rostro. Claro que las mujeres profesionales, a¨²n unas pocas pioneras, salen a la calle a cara descubierta.