Puerto Pr¨ªncipe empieza a sonre¨ªr
La ONU toma el control y organiza la distribuci¨®n de alimentos a trav¨¦s de l¨ªderes vecinales y mujeres.- Miles de personas limpian las calles de cascotes
En las afueras del estadio de f¨²tbol de Puerto Pr¨ªncipe a las ocho de la ma?ana del martes ya hab¨ªa una cola de 300 metros formada s¨®lo por mujeres. Ese mismo d¨ªa, el Gobierno calcul¨® que la cifra de muertos por el terremoto del 12 de enero no era de 150.000 como hab¨ªa anunciado la semana anterior, sino de 200.000. Y eso sin contar con los que a¨²n yacen bajo los escombros. Pero el olor a muerto queda cada d¨ªa m¨¢s lejos y el ambiente era festivo en el estadio. Se siguen viendo muchos turistas humanitarios desorientados por las calles de Puerto Pr¨ªncipe, de esos que m¨¢s que ayudar parecen venir a estampar otra cat¨¢strofe en su curr¨ªculum de cooperante internacional. Pero mientras tranquilizan a sus madres dici¨¦ndoles que no corren peligro, mientras se hacen fotos desde sus veh¨ªculos con el terremoto al fondo, el orden se va imponiendo.
Tras 19 d¨ªas de ayuda y descoordinaci¨®n ha tenido que ser la ONU con su Programa Mundial de Alimentos, quien imponga un poco de sensatez. Desde el domingo dise?¨® 16 puntos de distribuci¨®n y asign¨® cada uno de ellos a una ONG de probada trayectoria. Los voluntarios de cada ONG acuden cada tarde a los campamentos que se encuentran a dos kil¨®metros a la redonda de su punto de distribuci¨®n, preguntan por los l¨ªderes vecinales y empiezan a repartir cupones entre las mujeres. S¨®lo entre ellas. Al d¨ªa siguiente, se presentan en el punto las mujeres con su vale. Cada d¨ªa se visita un barrio distinto y cada d¨ªa el cup¨®n cambia de color. El cami¨®n siempre espera en los mismos 16 puntos. Y la comida va de las manos negras de los voluntarios haitianos de cada ONG a los brazos negros de las haitianas. Los blancos se limitan a coordinar.
"Menos mal que son s¨®lo ellas, las mujeres, quienes recogen los alimentos. Porque la situaci¨®n es muy tensa y ellas son mucho menos violentas que los hombres", explica Ciril du Pre, miembro de la organizaci¨®n Acted y responsable del reparto en el estadio. Los alambres de espino en la entrada principal, la presencia de una tanqueta blanca de la ONU y los m¨¢s de 100 cascos azules argentinos y uruguayos que flanquean la cola hacen pensar que en cualquier instante puede armarse la bronca. "Eso nos pas¨® la semana pasada frente al palacio", explica el teniente Su¨¢rez. "La gente, despu¨¦s de esperar horas ve¨ªa que se agotaban los sacos y empez¨® a ponerse violentos. Pero lo bueno de este sitio es que la cola est¨¢ fuera y el cami¨®n dentro. La gente no ve cu¨¢ndo se agota".
Despu¨¦s de repartir m¨¢s de 1.650 sacos de 25 kilos de arroz con su bandera de Estados Unidos, con los que comer¨¢ una familia durante al menos 15 d¨ªas, el teniente Su¨¢rez le plantea un problema a Ciril du Pre:
-Ya no hay m¨¢s mujeres con cupones y a¨²n nos sobran 100 sacos. ?Qu¨¦ hacemos?
-Esperamos cinco minutos m¨¢s y cerramos.
Los de fuera no ven que quedan 78 sacos por repartir. Y cuando los cascos dicen "Finito, finito, se acab¨®, c'est fini", a¨²n quedan tres o cuatro mujeres que aparecen con sus cupones rojos. "Pero as¨ª es la vida", explica Ciril du Pre. Los sacos sobrantes ir¨¢n al almac¨¦n de la ONU.
El sistema se prolongar¨¢ durante 15 d¨ªas y sus efectos ya se dejan ver en las calles. Tambi¨¦n se ven cada d¨ªa m¨¢s haitianos con chalecos amarillos reflectantes, quitando y aplastando escombros. Forman parte de las m¨¢s de 100.000 personas a las que la ONU paga 180 gurdes al d¨ªa (unos cinco euros) por trabajar seis horas en la limpieza de la ciudad.
La ayuda va dej¨¢ndose notar, pero Hait¨ª sigue siendo Hait¨ª. Por eso, en los barrios m¨¢s peligrosos como Cit¨¦ Soleil las autoridades a¨²n no se ha encontrado la forma de hacerles llegar la ayuda. Igualmente, los turistas humanitarios siguen llegando y no dejan de contribuir a la confusi¨®n y a los atascos. Algunas grandes ONG no siempre son un ejemplo de eficacia y altruismo. El primer ministro de Hait¨ª, Jean Max Bellerrive, se quejaba hoy de que la coordinaci¨®n ha sido muy dif¨ªcil porque las ONG se peleaban entre ellas. Dijo que hay "discusiones extremadamente dif¨ªciles" entre el Gobierno, los donantes y las citadas organizaciones.
Pero a pesar de todo, entre las ruinas de Puerto Pr¨ªncipe cada vez se ven m¨¢s sonrisas.
El tesoro de Duvalier
El ex dictador Jean Claude Baby Doc Duvalier no tendr¨¢ acceso al tesoro de cuatro millones de euros que deposit¨® en Suiza tras la huida de Hait¨ª en 1986. El Consejo Federal suizo ha congelado hoy los fondos del clan Duvalier por su "origen criminal" y ha anunciado un proyecto de ley que permita confiscar el dinero y devolverlo a las autoridades haitianas.
La decisi¨®n del Gobierno suizo lleg¨® despu¨¦s de que se conociera la sentencia emitida el 12 de enero, el mismo d¨ªa del terremoto, por el Tribunal Federal, m¨¢ximo ¨®rgano judicial del pa¨ªs, que invalid¨® la restituci¨®n del patrimonio al Gobierno haitiano. En su fallo, el Tribunal consideraba que los hechos hab¨ªan prescrito pero reconoc¨ªa el origen criminal de los fondos, desviados de las arcas p¨²blicas de Hait¨ª.
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