El Congreso de EE UU aprueba el plan de enmiendas a la reforma sanitaria
El FBI da protecci¨®n a los dem¨®cratas que respaldaron la ley en mitad de amenazas y actos de violencia
El Congreso de EE UU ha aprobado este jueves (madrugada del viernes en Espa?a) el plan de enmiendas de la reforma sanitaria y lo ha enviado al presidente del pa¨ªs, Barack Obama, para su promulgaci¨®n. A falta de la firma del mandatario, el ¨²ltimo paso de su proceso legislativo, podr¨ªa decirse que, tras 14 meses de peregrinaje , el tortuoso camino atravesado por esta hist¨®rica reforma aprobada por la C¨¢mara de Representantes el pasado domingo toca finalmente a su fin.
La C¨¢mara de Representantes aprob¨® el plan de enmiendas con 220 votos a favor y 207 en contra despu¨¦s de que anteriormente el Senado le diese v¨ªa libre con 56 votos a favor y 43 en contra. Este paquete, que modifica la ley promulgada por Obama el pasado martes, se refiere a beneficios para las personas de edad avanzadas, para las de bajos ingresos y las familias de clase media.
Los dem¨®cratas esperaban, de todos modos, que este plan de enmiendas fuera aprobado por el Senado sin necesidad de que el texto volviera a ser votado por la C¨¢mara de Representantes, que ya lo hab¨ªa aprobado el domingo pasado con 220 votos a favor y 211 en contra .
Pero los senadores republicanos, fervientes opositores a la reforma de salud, se apuntaron en la madrugada del jueves una peque?a victoria al detectar que en el texto hab¨ªa dos cl¨¢usulas que violaban los procedimientos legislativos en la C¨¢mara alta, lo que oblig¨® al Senado a devolver el plan a la C¨¢mara Baja para una segunda votaci¨®n.
Protecci¨®n para los dem¨®cratas que respaldaron la reforma
Horas antes, la ola de histeria colectiva desatada por los conservadores contra la reforma sanitaria ha alcanzado tal punto que los dem¨®cratas del Congreso han pedido protecci¨®n al FBI ante la sucesi¨®n de actos de violencia y amenazas de muerte. La tensi¨®n en torno a esa hist¨®rica legislaci¨®n se ha desplazado definitivamente a la calle, informa Antonio Ca?o, donde ambos partidos creen que est¨¢ en juego su futuro pol¨ªtico por mucho tiempo.
Al menos una decena de miembros de la C¨¢mara de Representantes ha comunicado a sus dirigentes en los ¨²ltimos d¨ªas haber recibido amenazas contra ellos y contra sus familias por haber votado a favor de la reforma sanitaria. El l¨ªder de la mayor¨ªa dem¨®crata, Steny Hoyer, se reuni¨® el mi¨¦rcoles, acompa?ado de un centenar de miembros de su partido, con responsables del FBI para analizar la situaci¨®n y estudiar algunas medidas de protecci¨®n.
Hoyer inform¨® de que, entre otras precauciones, se ha decidido facilitar protecci¨®n personal a varios miembros de la C¨¢mara a los que se considera particularmente en riesgo. La presidenta de la C¨¢mara de Representantes, Nancy Pelosi, pidi¨® ayer a sus colegas republicanos atemperar la campa?a de descalificaciones y exageraciones emprendida contra la reforma sanitaria para evitar que la tensi¨®n actual escale hacia males mayores.
El l¨ªder republicano en la C¨¢mara, John Boehner, ha emitido un comunicado en el que llama a la poblaci¨®n a mantener la calma y evitar la violencia. "S¨¦ que muchos norteamericanos est¨¢n indignados por esta ley y s¨¦ que los dem¨®cratas no escuchan. Pero tambi¨¦n tengo que decir que la violencia y las amenazas son inaceptables, que hay que canalizar toda esa irritaci¨®n por otras v¨ªas y hacia un cambio positivo", manifest¨® Boehner.
Esa llamada a la serenidad llega, probablemente, un poco tarde. La derecha lleva semanas incendiando el pa¨ªs y no va a ser sencillo ahora contener todo el odio predicado. Los conservadores han planteado este debate sobre la reforma sanitaria como un duelo entre la libertad y el totalitarismo, y ante esa opci¨®n no es dif¨ªcil justificar la violencia.
Alguien arroj¨® el lunes un ladrillo contra los cristales de una sede del Partido Dem¨®crata en Rochester (Nueva York) con una nota que dec¨ªa: "El extremismo en defensa de la libertad no es condenable". Tres d¨ªas antes hab¨ªan sido atacadas las oficinas de la congresista Louise Slaughter, tambi¨¦n en el Estado de Nueva York.
No hay que ir demasiado lejos para observar una conexi¨®n entre esos ataques y la ¨²ltima alusi¨®n a la reforma sanitaria hecha por el comentarista de Fox News Glenn Beck, uno de los l¨ªderes del movimiento ultra Tea Party: "Este es el fin de Am¨¦rica tal como hoy la conocemos".
Cientos de p¨¢ginas digitales vinculadas al Tea Party o a milicias de extrema derecha en varios Estados est¨¢n excitando en estos momentos a la poblaci¨®n para rebelarse contra lo que consideran un ataque al coraz¨®n del modelo de sociedad norteamericano. La propia Sarah Palin ha pedido en su espacio de Facebook "continuar y recargar".
No es extra?o, por tanto, el estado de opini¨®n que se ha creado. Una encuesta publicada el martes revela que el 24% de los republicanos cree que Barack Obama es el anticristo, el 38% considera que est¨¢ haciendo lo mismo que Hitler, el 45% est¨¢ convencido de que no es norteamericano, el 57% asegura que es musulm¨¢n y el 67% cree que es socialista.
Los dem¨®cratas conf¨ªan en que este extremismo acabar¨¢ perjudicando a los republicanos en las elecciones legislativas de noviembre, hasta donde es posible que se extienda la pugna sobre la Ley de Sanidad. Obama llev¨® ayer su causa a Iowa, donde en 2007 present¨® por primera vez su proyecto de reforma. El presidente conf¨ªa en que con actos multitudinarios como el de ayer y la paulatina entrada en vigor de las medidas contenidas en la ley, los electores empezar¨¢n a distinguir entre los beneficios obtenidos y la leyenda creada en torno a esta legislaci¨®n.
Los republicanos no lo van a poner f¨¢cil. "La batalla todav¨ªa no ha empezado", advirti¨® ayer el senador de la oposici¨®n Jim DeMint, el mismo que predijo que esta reforma ser¨ªa el Waterloo de Obama. De momento han forzado una maniobra en el Senado que ha obligado a volver a votar en la C¨¢mara el paquete de enmiendas que acompa?aba la ley. No es un gran inconveniente pero s¨ª una prueba del duro trayecto que tendr¨¢ que recorrer esa reforma.
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