El Senado aprueba la hist¨®rica reforma sanitaria de Obama
El Senado aprueba por 60 votos contra 39 la reforma sanitaria.- Las empresas estar¨¢n obligadas, v¨ªa impuestos o multas, a asegurar a sus trabajadores
Barack Obama ha empezado este jueves a construir un legado excepcional. La aprobaci¨®n en el Senado por 60 votos contra 39 de su hist¨®rica reforma recoge por primera vez el derecho de todos los norteamericanos a la atenci¨®n sanitaria y otorga a este pa¨ªs las condiciones propias de una naci¨®n civilizada. La Navidad de 2009 quedar¨¢ registrada en la memoria como una de las grandes fechas que marcaron el car¨¢cter y devenir de Estados Unidos.
Se trata, por supuesto, de la mayor noticia del a?o y qui¨¦n sabe si de toda la gesti¨®n de Obama. Siete presidentes, al menos, quisieron hacer historia con la reforma del sistema sanitario sin conseguirlo. Decenas de veces se ha intentado esta proeza para culminar en la melancol¨ªa de una sociedad que se lleg¨® a sentir m¨¢s d¨¦bil que sus compa?¨ªas de seguros. Falta a¨²n, casi protocolariamente, la conciliaci¨®n de la ley aprobada hoy en el Senado con la que la C¨¢mara de Representantes pas¨® el mes pasado.
Pero, aunque quedan diferencias apreciables, es ya casi imposible que un pu?ado de congresistas pueda ahora detener este cicl¨®n de cambio.
La suerte est¨¢ echada. Estados Unidos tendr¨¢ un nuevo sistema de salud, para fortuna de los 31 millones de personas que conseguir¨¢n la cobertura que ahora no tienen y para desgracia de los que creen que el Estado irrumpe con esta ley en la actividad privada de los ciudadanos y destruye una tradici¨®n individualista que enorgullece a esta naci¨®n.
La legislaci¨®n m¨¢s importante
Obama, claramente, est¨¢ entre los primeros. "Nos encaminamos a cumplir con la promesa de una reforma real y significativa que traer¨¢ estabilidad y seguridad para el pueblo norteamericano. ?sta es la m¨¢s importante legislaci¨®n social desde la creaci¨®n de la seguridad social en 1930", asegur¨® el presidente.
Remarcando la trascendencia de la ley, el Senado la ha votado el d¨ªa de Nochebuena poco antes de las ocho de la ma?ana, despu¨¦s de varias semanas de trabajo ininterrumpido d¨ªa y noche. Es la primera vez desde 1895 que el Congreso vota en la v¨ªspera de Navidad.
Pese a la fecha, el Capitolio estaba a rebosar de p¨²blico y de emoci¨®n. Se vivieron escenas c¨®micas justificadas por la fatiga y los nervios, como la del jefe de la mayor¨ªa dem¨®crata, Harry Reid, votando err¨®neamente en contra. O la del senador Robert Byrd, levantando de la silla de ruedas su voz de anciano de 92 a?os para exclamar: "En recuerdo de mi amigo Ted Kennedy, s¨ª".
La viuda de Kennedy, Vicki, grit¨® de emoci¨®n entre el p¨²blico cuando se comunic¨® el resultado de la votaci¨®n. El empuje del viejo le¨®n de Massachusetts, quien durante a?os batall¨® en solitario por una reforma como ¨¦sta, se ha echado en falta en algunos momentos de este debate para llamar la atenci¨®n sobre hechos como el que record¨® en uno de sus ¨²ltimos discursos: pese a toda la demagogia, el 75% del seguro de salud de los congresistas lo paga los contribuyentes.
Cr¨ªticas conservadoras
Las cr¨ªticas conservadoras obvian esa realidad y observan esta ley como un aut¨¦ntico paso hacia el precipicio. "Ni el mism¨ªsimo Ebenezer Scrooge [el perverso personaje de Charles Dickens] podr¨ªa haber concebido un plan tan cruel como la ocupaci¨®n del sistema sanitario que han hecho los dem¨®cratas", ha declarado el l¨ªder republicano en la C¨¢mara de Representantes, John Boehner.
Existe, ciertamente, preocupaci¨®n leg¨ªtima entre los ciudadanos por un salto que temen que pueda ser en el vac¨ªo. Un 52% de la poblaci¨®n, seg¨²n las ¨²ltimas encuestas, desaprueba esta ley. Pero la Casa Blanca conf¨ªa en que esa cifra cambiar¨¢ en cuanto ceda la enorme campa?a de propaganda en contra de la reforma y empiecen a conocerse sus ventajas.
Tambi¨¦n se olvidar¨¢n muy pronto las quejas de la izquierda. Nadie que atienda a esas encuestas y haya seguido el fiero debate que este pa¨ªs ha mantenido durante los ¨²ltimos nueve meses puede pensar que se pod¨ªa ir m¨¢s lejos de lo que se ha ido. Esta reforma est¨¢, simplemente, en el l¨ªmite de lo imposible.
Para Obama es m¨¢s que suficiente. "Cumple el 95% de lo que yo quer¨ªa", declar¨® el viernes a la radio p¨²blica. "Yo he estado a favor de una opci¨®n p¨²blica, pero ser¨ªa absurdo renunciar a todas las extraordinarias reformas que esta ley incluye s¨®lo para defender la opci¨®n p¨²blica".
Sin opci¨®n p¨²blica
No hay opci¨®n p¨²blica pero todos los norteamericanos recibir¨¢n ayuda del Estado para pagarse un seguro, ninguna aseguradora podr¨¢ rechazar a un paciente por condiciones m¨¦dicas preexistentes, ninguna compa?¨ªa podr¨¢ expulsar o subir las cuotas de los asegurados que contraigan una enfermedad grave, ning¨²n norteamericano perder¨¢ su seguro al perder su puesto de trabajo, todas las empresas estar¨¢n obligadas -v¨ªa impuestos o multas- a asegurar a sus trabajadores. No hay opci¨®n p¨²blica, pero una agencia del Estado se encargar¨¢ de organizar y ofrecer planes nacionales de cobertura elegidos entre una bolsa de aseguradoras.
Pueden hac¨¦rsele a esta ley todas las objeciones propias de un producto fruto de la negociaci¨®n y del pragmatismo, de la democracia en fin. Entre otras, la de que algunas de las reformas aprobadas no entrar¨¢n en vigor hasta 2014 -?qu¨¦ sistema puede permitirse la irrupci¨®n de repente de 30 millones de asociados?- Pero, con todos sus matices, lo aprobado por el Senado de EE UU contribuye al perfeccionamiento del sistema norteamericano.
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