Un juzgado peruano concede la libertad condicional a Lori Berenson
A la estadounidense le quedaban por cumplir cinco de los veinte a?os de prisi¨®n a los que fue condenada por un delito de terrorismo por pertenencia al Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA).
Un juzgado peruano ha concedido la libertad condicional a la estadounidense Lori Berenson, tras cumplir 15 de los veinte a?os de condena por un delito de terrorismo por pertenencia al Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA).Una decisi¨®n precedida de cierta pol¨¦mica, ya que en octubre entr¨® en vigor una ley que niega beneficios penitenciarios en casos de delitos relacionados con el terrorismo.
La titular del primer juzgado supraprovincial, Jessica Le¨®n Yarango, comunic¨® el martes en una sesi¨®n p¨²blica esta decisi¨®n y orden¨® la "inmediata liberaci¨®n" de Berenson, aunque no est¨¢ claro si ya va a poder abandonar la prisi¨®n. En su resoluci¨®n, la jueza decret¨® que Berenson no podr¨¢ abandonar el pa¨ªs en lo que le queda de condena ni podr¨¢ tener contacto con personas condenadas por terrorismo. Berenson, que firm¨® la resoluci¨®n judicial tras comunicar su acuerdo total y sin siquiera consultar con su abogado, se abstuvo de todo gesto pol¨ªtico y ni siquiera quiso posar para los fot¨®grafos al t¨¦rmino de esta audiencia crucial.
La estadounidense pasar¨¢ el resto de su condena en Per¨², con obligaci¨®n de comparecer peri¨®dicamente ante las autoridades judiciales, y se dedicar¨¢ a trabajos de traducci¨®n y estudios de reposter¨ªa, seg¨²n aleg¨® su defensa.
El MRTA al que pertenec¨ªa Berenson fue uno de los dos grupos que, junto a Sendero Luminoso , tuvo en jaque al pa¨ªs durante los a?os noventa, pero mientras que Sendero a¨²n cuenta con algunos grup¨²sculos activos en valles cocaleros selv¨¢ticos, el MRTA abandon¨® por completo la lucha armada.
Lori Berenson fue detenida en Lima el 30 de noviembre de 1995 a la salida del Congreso peruano, al que hab¨ªa accedido con una credencial falsa de periodista en compa?¨ªa de Nancy Gilvonio, la esposa del cabecilla del MRTA N¨¦stor Cerpa. Seg¨²n la justicia peruana, las dos mujeres pretend¨ªan observar los sistemas de seguridad del edificio y recabar informaci¨®n sobre los legisladores con el fin de preparar un asalto al Parlamento. Un d¨ªa despu¨¦s de su detenci¨®n, la polic¨ªa desbarat¨® un plan de la banda armada para ocupar el Congreso, tomar a parlamentarios como rehenes y exigir su canje por los cabecillas presos del grupo.
Activista social para unos pocos
En 1996 un tribunal militar la sentenci¨® a cadena perpetua, y la norteamericana fue trasladada a la prisi¨®n de Yanamayo (cerca del lago Titicaca), considerada una de las c¨¢rceles reservada para los m¨¢s peligrosos. La sentencia origin¨® una campa?a de apoyo en los Estados Unidos, en la que congresistas, senadores y secretarios de Estado pidieron en m¨¢s de una ocasi¨®n al Gobierno de Per¨² una reducci¨®n de la condena. Cuatro a?os despu¨¦s, en el a?o 2000, ese fallo fue anulado, en cumplimiento de una resoluci¨®n de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), que consider¨® que se violaron sus derechos cuando fue detenida y juzgada durante el r¨¦gimen de Alberto Fujimori (1990-2000). Finalmente, el 20 de junio de 2001, tras un nuevo juicio civil, fue sentenciada a veinte a?os de prisi¨®n.
Una condena que nunca han compartido sus padres, quienes siempre han se?alado que su hija no perteneci¨® al MRTA y han promovido varias campa?as por su liberaci¨®n. De hecho, existe una p¨¢gina web de apoyo a la norteamericana , donde es definida como "una activista social" que es "prisionera pol¨ªtica en Per¨²".
Cuando fue detenida, los analistas peruanos se?alaron que su participaci¨®n en el MRTA deb¨ªa hacer meditar a su pa¨ªs sobre las causas que llevaron a una joven culta y de una familia respetable a vincularse con un grupo radical.
Tras la revisi¨®n de su caso, la norteamericana ha pasado los ¨²ltimos a?os en prisi¨®n con bastante discreci¨®n pol¨ªtica, hasta el punto de que el Instituto Nacional Penitenciario consider¨® que estaba lista para volver a insertarse en la sociedad, una opini¨®n que fue crucial para que se le haya autorizado ahora a abandonar su reclusi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.